Menos tecnolatría y más visión global en la Industria 4.0

by Julen

La segunda edición de Basque Industry 4.0 parece haber lanzado el mensaje del punto de no retorno: o la industria abraza las promesas de esta cuarta revolución o queda reducida a escombros pelear en costes. Vivimos en el primer mundo y hay que poner al día capacidades y qué tipo de valor somos capaz de ofrecer en los mercados globales. Pues bien, la respuesta es sencilla: servicios pegados a la natural evolución de entremezclar físico con digital en la fabricación. Y ello a través de una serie de tecnologías que marcan la diferencia.

Hace ya unos meses escribí sobre los problemas que puede afrontar la industria 4.0. Fue a cuenta de lo que se indicaba en el informe final de un grupo de trabajo sobre industria 4.0 que había estado trabajando en Alemania y que recogía datos de una encuesta realizada en enero de 2013 entre 278 empresas industriales. Pasa el tiempo y el gráfico que aportaba con los grandes desafíos, tomado de ese informe, me parece cada vez más relevante. En concreto, me quiero volver a referir a los cambios en la organización y en los sistemas de gestión a los que aboca la industria 4.0.

Desafíos de la industria 4.0

No, no estamos hablando de adaptar, de ajustar, de afinar. Estamos hablando de un giro copernicano en la gestión. Y además, para complicarlo todo, echo en falta una decidida visión global -planetaria- más allá de lo que las tecnologías pueden revolucionar lo empresarial. Hoy todo está interconectado. Y no sirve conseguir una mejora espectacular en la eficiencia que aportan ciertos procesos si no tenemos en cuenta el óptimo global. Vamos, Goldratt en estado puro: podemos generar unos espectaculares cuellos de botella en otras partes del sistema. O, quizá sea mejor decir, el colapso del sistema global.

Se echa en falta la aportación que la industria 4.0 debe realizar en la disminución de la energía a consumir o cómo va a afrontar el desafío de hacer realidad la economía circular y volver a incorporar como insumos lo que en otro punto de la cadena de valor pueden ser desechos. Una industria 4.0 que no contemple la globalidad sistémica y no se cuestione cómo va a modificar los estándares del capitalismo global -crecimiento, obsolescencia programada e hiperconsumo- es pan para hoy y hambre para mañana.

Continúa la aceleración del tiempo y el paradigma de más y más. Pero todo ello ocurre en un planeta que maneja unos tempos que son los que son. La tecnolatría que se deduce de intentar domesticar la naturaleza y someterla al teórico dictado de la tecnociencia pone los pelos de punta. Un asunto son las tecnologías y otra la forma en que los seres humanos las incorporamos en nuestras vidas y en nuestros constructos sociales. Es imposible una relación lineal entre el prometido progreso tecnológico y la realidad del progreso social. ¿Conduce toda esta oferta de soluciones tecnológicas a un atasco social? ¿Dónde queda la mejora de las condiciones de vida de la ciudadanía de a pie?, ¿dónde la generación de mejores puestos de trabajo? ¿No estamos generando más y más brecha digital y tecnológica?

No creo que esa cuarta revolución industrial se pueda permitir el lujo de no dialogar con la economía colaborativa (la de verdad), con la economía social, con las propuestas que proceden de la economía del bien común, con los modelos de B-Enterprise o con la economía solidaria. Si no lo hace estará sembrando tempestades. Ojo con la adoración al dios de la tecnología. Un poco más de mirada amplia y de sentido (auto)crítico, ¿no?

 

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27 comentarios

Isabel 26/10/2015 - 10:56

Casi me emociona que menciones “el optimo global”, es un concepto que ya no interesa, parece haberse vuelto obsoleto por ostracismo generalizado y consensuado.

Como decías en uno de los post que enlazas, los humanos tenemos que lidiar con las nuevas prácticas sociales y esa transformación no va a la misma velocidad que la tecnología: “Las curvas de asimilación mostrarán hasta donde hacemos cuello de botella”.

Buena semana 🙂

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Julen 27/10/2015 - 06:40

Isabel, tenemos que levantar la mirada y pensar que no siempre la insistencia en el óptimo local conduce a una mejora global. Si el difunto Goldratt levantara la cabeza… 😉

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David Sánchez 27/10/2015 - 08:39

La tecnología no es más que un medio para conseguir un fin, ¿no?. Nada se soluciona con la tecnología… únicamente. Deben existir procesos y estructuras que formen parte de esa industria (y de cualquier actividad organizacional).

Cuando se habla de la industria a veces parece que se deja de lado a las personas. Es un grave error. Sin personas no hay nada. Si, es cierto que puede que cada vez haya menos en los trabajos manuales que puedan ser fácilmente automatizables, pero el conocimiento sigue siendo necesario, sigue siendo imprescindible.

¿Qué opinas?

En resumen, tecnología si… pero ni como fin ni como único medio

Un abrazo

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Julen 05/11/2015 - 06:55

Disculpa, David. Tenía este comentario tuyo sin responder. Es evidente que hablamos de medios… pero a veces de tanto hablar de ellos parecería que ponemos por delante de los bueyes el carro. Se arregla con algo más de sentido crítico, ¿no? 😉

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Sintetia » La Economía Colaborativa como una etiqueta…con más marketing que colaboración 04/11/2015 - 01:38

[…] que la decisión de a quién beneficia esta tecnología es una decisión política y social. De un modo similar se ha pronunciado Julen Iturbe, que cree que no nos podemos dejar emocionar por la tecnología y olvidarnos del impacto social y […]

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Resumen de innovación 2015 22/12/2015 - 12:31

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