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02 Berlanga de Duero – Santa Cruz de La Salceda #DueroMTB – Consultoría artesana en red

02 Berlanga de Duero – Santa Cruz de La Salceda #DueroMTB

by Julen

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Berlanga tiene colegiata, castillo y centro de interpretación de San Baudelio. También su calle Real, su plaza Mayor y por la tarde una jauría de hombres echando la partida de cartas y gritando como posesos. El alcohol no perdona y saca lo mejor de cada casa: te vas a enterar tu de quién la tiene más larga y es más listo. De entre toda la oferta, me quedé, sin lugar a dudas, con el centro de interpretación de esa joya pictórica y arquitectónica que es San Baudelio. Si no habéis visto esta ermita, ya estáis tardando en hacer la visita de rigor.

Gran parte de su existencia tiene que ver con el carácter fronterizo de estas tierras entre cristianos y musulmanes allá por los siglos XI, XII y XIII. Atalaya por aquí, castillo por allá, que te reconquisto lo que me conquistaste hace unos años; se pasaron unos cuantos años de escaramuza en escaramuza los dos bandos. Así que las iglesias y ermitas daban fe de los supuestos progresos del lado cristiano. Lo que tuvo que ser aquello con el Duero como frontera natural. No había día que no tuvieras que batallar. Así se las gastaban unos y otros. Ahora lo que quedan son las numerosas ruinas de las construcciones militares y, ya de paso, también religiosas. Berlanga se echó a la espalda hasta diez iglesias. Vaya lujuria de arquitectura para demostrar más fe que el rival.

A la salida, en vez de retomar la Senda del Duero en Andaluz, lo que suponía volver un poco hacia atrás, decidí atajar por una encantadora carreterita que llevaba a Morales, desde donde ya sí volvería a la ruta oficial. El fresco de la mañana es delicioso. Enseguida se comienza a perfilar en el horizonte el espectacular castillo de Gormaz. Eso sí que tuvo que ser un pelotazo urbanístico en su época. La luz de primera hora de la mañana lo realza más si cabe. Es inevitable fotografiarlo. Algún día habrá que subir allá arriba… en bici, claro.

La Senda del Duero se funde en bastantes tramos de esta etapa con el Camino del Cid, solo que con direcciones opuestas. Me trae agradables recuerdos. En particular cuando antes de llegar a Navapalos, desde una loma se divisa el impresionante bosque de árboles frutales en La Rasa en una planicie enorme. Más abajo tenéis una foto. Cuando pasamos por aquí Alberto y yo hace unos años ya nos sorprendió. Además, el lugar guarda un secreto: de aquí despegaron los cuatro primeros aviones que comenzaron el bombardeo de Gernika.

Enseguida se llega a San Esteban de Gormaz, que cuenta con otras dos joyas del románico: las iglesia de San Miguel y la de Nuestra Señora del Rivero. Nos acercamos a esta última y dejamos pasar el tiempo echando un vistazo a su pórtico. Hasta las once no abren; habrá que volver en otro momento. Bajo hasta el río y me apalanco en una terraza para engañar al estómago con medio bocadillo de tortilla. Repaso lo que queda de etapa. Voy sobrado de tiempo. En estas etapas llanas se devoran los kilómetros en un santiamén.

Vienen tres tramos bien diferenciados: el primero hasta Langa de Duero, buena parte de él por carretera, el segundo hasta el monasterio de La Vid y el tercero por pista con un salvaje desnivel de algo más de cien metros para llegar hasta el final de la etapa en Santa Cruz de La Salceda. Sí, un puerto hors catégorie en este itinerario verano azul que estamos recorriendo: ¡100 metros de desnivel! El sol empieza a apretar: protector solar y a cruzar el puente sobre el Duero para pedalear hasta Langa.

En un abrir y cerrar de ojos llegamos allí. Celebran fiesta de Quintos. Dios, qué cosas. Como ir al pasado, pero no, nada de eso. Allí en uno de los bares del cruce de carreteras que parece ser el centro del pueblo me entero del fiestorro que está al caer. Creo que básicamente consiste en ponerse hasta las trancas.

Seguimos ruta hasta el monasterio de La Vid. En un tramo pegado al río por un entretenido sendero un cervatillo me da un susto de muerte. Debía de estar bebiendo y al oírme llegar ha salido a toda pastilla. Creo que se me ha cruzado a medio metro. Él con cara de pánico y yo más aún porque pensaba que se venía derecho contra mí. Pasado el incidente enseguida llegó al monasterio en el que me encuentro con un enternecedor autobús de jubilados. Risas, algarabía y gritos. Podían ser criaturas en edad escolar, pero no.

Ya sólo quedan poco más de diez kilómetros para terminar. El calor aprieta, así que aprovecho para hacer avituallamiento líquido en un hotelazo pegado al monasterio. Venga, Julen. Da pereza porque hay que subir la loma a pleno sol. Poco a poco enseguida estamos arriba tras dejar atrás una zona de bodegas. Antes de llegar a Santa Cruz de La Salceda aparece por sorpresa una fuente con dos estupendos chorros. Aunque solo quedan un par de kilómetros para terminar y es en descenso no hay forma de evitar la tentación. A la sombra y agua fresca, ¡no hay mayor placer! Queda todavía una sorpresa: este municipio de 139 habitantes cuenta con carril bici de acceso segregado de la carretera. Cosas veredes, amigo Sancho.

Y esto ha sido todo, niñas y niños. Mañana más, no me falten a la cita.

Los enormes campos de frutales de La Rasa

Iglesia de Nuestra Señora del Rivero en San Esteban de Gormaz

Sendero ribereño llegando a San Esteban de Gormaz

El castillo de Gormaz, fortaleza de origen musulmán

Coincidimos con el Camino del Cid al cruzar el Duero junto al Castillo de Gormaz

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Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

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2 comentarios

Ismael 03/08/2019 - 16:51

139 habitantes y carril bici. Una vez más, los pequeños pueblos dando lecciones a las grandes urbes. ¡A seguir disfrutando! Buen camino!

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Julen 03/08/2019 - 17:09

Sí, ha sido un poco surrealista salir de la típica pista que viene del monte a la carreterita de entrada al pueblo y ¡zas!, carril bici. Estaría bien contar los coches que pasan por esa carretera a la hora. Lo mismo van bastantes más abueletes y niños por el carril bici jejeje.
Un saludo, Isma.

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