Fíate tú de las multinacionales

No hay como leer noticias del estilo de la que el martes publicaba El País sobre la forma en que las multinacionales trafican fiscalmente con sus dineros para que la desconfianza en ellas se incremente. Parece que la Comisión Europea va a multar a Fiat y Starbucks. Toda la responsabilidad social corporativa que luego nos vendan -que nos la venderán, por supuesto- no hace sino aumentar la sensación de que no juegan limpio, de que van a lo que van, a ganar más y más dinero a costa de lo que sea. Y en este «lo que sea» cabe engañar a las haciendas de los países donde operan o trucar un motor. La guerra por el beneficio económico presenta estos pequeños desajustes.

Para mí, como digo, lo peor de todo es la pérdida de confianza. Por mucho que después leamos sobre sus sistemas de gestión, sus prácticas de apoyo a causas justas o sus apuestas por potentes innovaciones, todo esto no vale nada. Es solo humo para disimular que en realidad la pelea es otra bien distinta. Es el dinero. Es cuanto más mejor, sin un horizonte ético que marque límites.

Luego, eso sí, llega la realidad a tu ciudad y resulta que Starbucks representa, según parece, un progreso social sin precedentes. Es fantástico ver cómo esta multinacional apuesta por Bilbao. Los territorios y las multinacionales, una relación cuando menos curiosa. ¿Qué sería de Navarra sin Volkswagen?, ¿qué sería de Cataluña sin Seat? Los dirigentes políticos de cada territorio terminarán por bajarse los pantalones y ofrecer lo que sea para que la inversión productiva elija su negociado para implantarse. Empleo, votos, dinero. El maná por fin llegará.

Pero es que las grandes multinacionales son de tal dimensión que colonizan si quieren esos pequeños territorios en los que se implantan. Luego vendrá la ingeniería financiera para operar como Dios manda en los paraísos fiscales. Nadie parece ruborizarse de que la gran mayoría de grandes empresas del Ibex 35 usen los paraísos fiscales. Tonto el que no lo haga. ¿Cómo vamos a pensar bien de estos gigantes? Si pueden, la cuelan. Al estado, al cliente, a la ciudadanía.

Como bien señala Juan Pérez Ventura en su estupendo artículo Las multinacionales, ya dijo hace muchos años J.K. Galbraith en El nuevo estado industrial (1967), que estas grandes empresas se convertirían en la «unidad económica estratégica de mayor significado y entidad en el mundo». Han pasado casi 50 años y aquí estamos, confirmando aquel presagio. Podemos, cómo no, homenajear hoy a McFly porque ha regresado al futuro tal día como hoy. Un futuro que se empeña en demostrar que todo sigue igual al menos en cuanto al poder de estas megacorporaciones planetarias. Eso sí, con la Comisión Europea poniendo multas que son como una tirita cuando el paciente padece una hemorragia multiorgánica. Se escuchan risas en la sala.

En estudios realizados para comparar la economía de países y multinacionales, ganan estas últimas. De las 100 mayores economías del mundo, 60 corresponden a empresas y 40 a países. Es lo que hay. Empresas que ponen en su sitio a los estados. Donde quieren. Como quieren. Con pequeños peajes en forma de multas. Me temo que pura farsa cara a la galería.