Starbucks, más de lo mismo

by Julen

Starbucks @ XMasCómo no, Bilbao progresa adecuadamente. Por fin, estamos en el mundo de Starbucks. Una chincheta más en un planeta repleto de estos establecimientos. El éxito del negocio glocal. El éxito de la sociedad espectáculo y del refugio del ser humano en terreno seguro. Un Starbucks es lo que es. Y aquí en Bilbao es un hito. Más gente se encontrará con este estándar del consumo moderno. Enhorabuena.

Ayer escuchaba en la televisión -sí, la sigo viendo- que hay que hacer que los turistas gasten más. Sabio consejo. Los males son menos males si la gente gasta más. Señoras, señores, pasen y vean. Paguen por adelantado y recojan sus trofeos al consumo. En forma no de tazas made in China sino de cartoncillo reciclado comprometido con el planeta. Es lo que hay. Pero no descarten las tazas. Depende de lo que diga el mercado, nuestro rey.

Ya estamos en plan cascarrabias. Si es que no nos da gusto ni Errol Flynn. Starbucks es un paso al frente. Una declaración de principios. Un buque insignia que nos recoloca en el mundo. Le dice al planeta que somos de fiar, que merecemos el hall of fame en que nos sitúa. Menos mal. Aquella irreductible aldea gala cae por fin. No mediante catapulta y bombardeo enemigo sino mediante una sutil promesa de sensaciones bien salpicada de marketing del bueno, del que funciona, del de verdad.

Y el público grita alborozado. ¡Starbucks! ¡Starbucks! Junto al sentimiento local, el sentimiento universal. Junto a lo muy nuestro, lo muy de todos. La píldora perfecta de la felicidad efímera. Un momento allí dentro. Todo pensado para traspasarte, para que sucumbas a los placeres de la experiencia. No tendrá que ver con un café sino con una experiencia. Somos presa del más profundo de los mensajes publicitarios. Ese que olvidó al producto en la gasolinera para dejarse mecer por las emociones. Nos han ganado.

Acabaremos planos. La calle comercial del mundo moderno exige repetición. Los hábitos solo se adquieren al proponerte lo mismo en circunstancias diferentes. Te proporcionamos la seguridad que el terrorismo global, convenientemente publicitado, te roba. Ven, acércate. La iglesia de los tiempos modernos necesita fieles que se dejen querer. No hace falta que pongas de tu parte. Solo déjanos ganarte con nuestra experiencia.

Un paso más del progreso. Un Starbucks en Bilbao. Es El Corte Inglés. Es Samsung. Qué mas da. Starbucks, como Dios manda. Te alabamos, sí señor.

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17 comentarios

Raúl Hernández González 06/10/2015 - 09:15

Un año más, un poquito más cascarrabias. Felicidades 😛

Respecto al tema, hay algo que siempre me llama la atención. Es verdad que en muchas ocasiones «el rodillo» nos aplasta… pero también somos nosotros los que nos dejamos aplastar. Si no nos gusta «el Starbucks» (y lo que representa), siempre somos libres de no ir. Y sí, somos libres; otra cosa es que seamos (como sociedad) unos cómodos de narices que preferimos dejarnos llevar por el dictado de la moda.

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Amalio Rey 06/10/2015 - 09:26

Raul, Julen, a mucha gente le gusta ir a los Starbucks. Estan en su derecho. Viva la diversidad. No veo problema en eso. El tema me empieza a preocupar cuando la llegada de Starbucks: 1) se convierte en noticia y «evento del año», lo que me parece una catetada, 2) significa el cierre de cafes locales , de establecimientos singulares que no son franquicias repetitivas. En fin, de verdad asusta que todo esto nos vaya a llevar a «acabar planos». Soy optimista, y creo que seremos capaces de activar mecanismos correctores ante tanto aburrimiento.

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Raúl Hernández González 06/10/2015 - 13:26

A mí me gusta ir al Starbucks, sin ir más lejos 🙂

Las «catetadas» creo que son inevitables. Es la mentalidad provinciana, que en los pueblos hay respecto a la capital, en las capitales pequeñas respecto a las grandes, en los países medianos respecto a los grandes… parece que nos impresiona más lo que viene «de fuera» que lo nuestro. También es cuestión de la novedad… a la que se acostumbra uno y lo integra en el paisaje, se pasa (y nos fijamos en la siguiente novedad)

Respecto a la singularidad, lo local… siempre tengo la duda. Si la mayoría (expresada en «personas que eligen ir a un sitio en vez de a otro», igual que en la tele unos ven mayoritariamente unos programas frente a otros) expresa unas preferencias… ¿quién soy yo para oponerme? Yo puedo creer que las ciudades pareciéndose unas a otras (a base de Zaras y Starbucks) es una pena, pero si así lo quiere «el pueblo»…

Lo que sí podemos hacer es, como decía en el anterior comentario, erigirnos en «pequeña aldea gala». Resistirnos al rodillo, esquivarlo. A lo mejor no cambiamos «el mundo» en general, pero sí «nuestro mundo».

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Julen 06/10/2015 - 19:51

A mí lo que me impresiona es el perfecto rodillo publicitario con el que trabajan estas grandes marcas. Han entrado ya en el acerbo popular y juegan sus bazas con inteligencia. En cualquier caso aplanan el mundo y esta es la parte que más me cuestiono. En un mundo en el que se habla de personalización de producto… ¡vaya paradoja!

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Julen 06/10/2015 - 19:53

Lo curioso, le decía a Raúl, es que mientras se nos llena la boca con la idea de personalizar producto/servicio, llegan estos gigantes y repiten la fórmula del éxito. Supongo que habrá alguna concesión local pero el esquema permanece invariable. Es empobrecimiento cultural, lo miremos como queramos. Así de simple.

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Isabel 10/10/2015 - 15:51

Nada en contra de las novedades, cada cual elija, pero no deja de sorprenderme esa paradoja de la personalización que señala Julen. No tengo ni idea de si en Coruña tenemos alguno, igual sí en algunos de los muchos súper centros comerciales con los que han colonizado las rutas ciudadanas en los últimos años. Personalmente no me gustan, demasiado ruido y poca intimidad, soy más de soledades acompañadas.

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Julen 10/10/2015 - 20:54

No veas el revuelo que ha provocado aquí en Bilbao. Difícil de creer, de verdad 0_0

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Fíate tú de las multinacionales | Consultoría artesana en red 21/10/2015 - 06:06

[…] eso sí, llega la realidad a tu ciudad y resulta que Starbucks representa, según parece, un progreso social sin precedentes. Es fantástico ver cómo esta multinacional apuesta por Bilbao. Los territorios y las […]

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