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18: Logroño – Miranda de Arga – Consultoría artesana en red

18: Logroño – Miranda de Arga

by Julen

¡Madre míaaaaa! Vaya invasión de peregrinos en Logroño. En bici, a pie, en buenas condiciones o cojeando, en solitario, por parejas o en grupos, jovenzuelos o abueletes. Da igual cómo, los había a cientos. Al final dejé la bici a las 4:30 en la tienda que distribuye Specialized en Logroño y la recogí a última hora de la tarde bastante mejorada de su dolencia en los cuartos traseros, pero sin cirugía: seguiré con la misma llanta hasta el final. Pofavó pofavó, que aguante.

Pues eso, que tuve la tarde para pasearla por Logroño y darme cuenta de la masificación del Camino Francés. Es lo que hay. También aproveché para acercarme a un locutorio de Internet y mirar unas cosas de trabajo. Solo aguanté 28 minutos. La pegajosidad asquerosamente repelente del ratón y de las teclas pudo con mi paciencia. Me salí disparado a lavarme las manos, a relavarlas y lo que hiciera falta para eliminar esa grasilla horrible. Dios, qué sufrimiento. Arjjjjjjj. Volvamos a la ruta para olvidar el susedido.

A las siete como un campeón otra vez en busca del Ebro. Sol, que esto es agosto. Y vaya cómo se come uno los kilómetros cuando, como es el caso, el terreno es favorable. Acompañar al Ebro es una delicia. Vamos casi todo el tiempo jugando con el GR-99, un buen plan para un viaje en bici tranquilo hasta el Mediterráneo. Junto al camino se alternan choperas, huertas y la típica vegetación exuberante de orillas del río.

A los 25 kilómetros consulto el desnivel de subida que llevo hasta entonces: 46 metros. Ná de ná. Así que para antes de las diez ya me he comido más de cuarenta kilómetros. Entramos en Lodosa. Típica escena post-fiestas del pueblo. Desechos por todas partes, materiales y humanos. Un té con un tentempié para seguir ruta. Ah, y unos pequeños pulpos en una tienda de chinos porque el bolsín trasero que llevo bajo el sillín de la bici se ha soltado de sus enganches. Mal menor.

De vez en cuando echo un vistazo a la rueda trasera. Sigue bailando haciendo ochos pero mucho menos frenéticos que antes. Parece que su Parkinson ha remitido algo. Eso sí, ando con cuidado de hacer rodar la bici por el mejor de los huecos que ofrece el camino.

De Lodosa sale el primer repecho del día para llevarnos a tierras de cereal abiertas al cielo. El viento de culo me empuja en un santiamén a Lerín pasando antes por unos campos de cultivo de pimientos donde un buen grupo de hombres están recolectando. Otra subidita hasta la parte vieja de Lerín para tomar algo fresco y reponer agua. El calor aprieta. Pero casi más aprieta el megáfono del afilador que ha tomado la calle mayor en Lerín y me pone la cabeza como un bombo. Ale, para Miranda de Arga, que es fin de etapa y solo son veinte kilómetros más.

La ruta toma el camino señalizado hacia los pinares de Lerín, una pista que se eleva sobre su entorno y deja buenas vistas. Al terminarla queda todavía una buena subida hasta el alto desde el que se divisa Miranda de Arga, con una muy bonita torre mudéjar en su iglesia. Callejeo un poco por el pueblo, que contiene bastantes monumentos y hasta tres calaveras a cuenta de un sucedido en la Primera Guerra Carlista. Yo me alojo en La Casa de las Monjas… pero no he visto ninguna. Todavía 😉

Distancia recorrida: 79,49 km. Desnivel acumulado: 767 m. Tiempo de pedaleo: 4h 37min.
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6 comentarios

Alberto 05/08/2014 - 18:36

Ya sólo te queda subir un poco por Navarra, no?, ánimo

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Julen 05/08/2014 - 22:07

Nada, un paseo 🙂
Gracias por los ánimos.

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