El mercado de lo social y el mercadeo del alma

Rubén Martínez ha escrito un estupendo artículo en su blog Ley Seca: Los derechos sociales como nicho de mercado. Supone una reflexión sobre la mercantilización de lo que un día, como conquista del Estado del Bienestar, fueron derechos y hoy se han convertido en objeto de trabajo para todo ese amplio movimiento del emprendizaje social. Se ha abierto un extenso segmento de mercado donde nuevas empresas nacidas en un momento de crisis democrática compiten por reactivar derechos mediante sus cuentas de resultados. Cuanto más facturen mejor se resuelven los problemas sociales.

El artículo de Rubén pone el dedo en la llaga. Lo económico en su más hondo sentido de transacción ha ocupado un espacio que creímos en otra época que se había convertido en derecho. Pero ahora el derecho a determinadas prestaciones sociales pasa al lado del mercadeo. El estado se ahueca y conduce hacía territorio de empresa privada (casi) todo. Ya no hay derechos sino servicios que deben ser eficientes en costes y por los que hay que pagar.

Nuestro bienestar, individual y colectivo, es el gran nicho de mercado. Sean negocios que prestan servicios a nuestro cuerpo, a nuestra alma o a la resolución de problemas sociales. La innovación social se extiende como mancha de aceite. Comienza a ocupar todo el espacio disponible como si de un gas se tratara. Ocupa y ocupa. Lo respiramos pero sin que apenas nos demos cuenta. Está ya tan dentro de nuestra sociedad que hasta nos parece loable que nuestras empresas se ocupen de sacarle rentabilidad.

Desposeída la sociedad del derecho a un servicio social, ahora seremos clientes y como tal adquirimos otro tipo de «derechos». Son los que tienen que ver con el pago que hayamos realizado. Habrá que mirar el contrato que firmamos cuando adquirimos un servicio. Paga y conviértete en el rey, porque como cliente eres el rey. O la reina. Y como ciudadana antes tenías derechos, pero ahora el Estado democrático en que vivimos se defiende de ti y de mí con un camión que lanza chorros de agua si nos manifestamos.

Hay negocio. Es la gran noticia. Es la confirmación de que la competitividad viaja en vagones repletos de coaching, de soluciones a problemas sociales y de organizaciones híbridas que conforman un magma donde pasión y profesión se han fundido. La empresa es el medio a través del cual vamos a resolver la pérdida de derechos sociales. Michael Porter ya lo explica: Why business can be good at solving social problems. Bienvenidas todas a los nuevos mercados.

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Nota.- La imagen para la home del blog está tomada de Flickr.