Estoy terminando de leer La doctrina del shock de Naomi Klein. Creo que es una lectura obligada para quienes trabajando con empresas (o «en» empresas) sintáis la necesidad de una reflexión crítica sobre el sistema global que generamos. La tesis de Naomi es la utilización de las crisis, incluidas las humanitarias, para espolear el capitalismo bajo el enfoque ultraliberal de la Escuela de Chicago, con Milton Friedman como referente.
A lo largo de las 700 páginas del libro maneja en muchas ocasiones el término «administración hueca» (también manejado, cómo no, por los colegas del inquietante Funky Business Forever). Con él se refiere a este nuevo modelo de administración donde la (teórica) eficiencia de lo privado arrasa con lo público. Es decir, se trata de privatizar todo lo privatizable en aras de la economía de mercado, que será la que traerá ríos de productividad a las anquilosadas burocracias de la administración.
Supongo que dedicaré más artículos al libro de Naomi Klein porque da para pensar mucho. Entre otras cosas si no vamos todos en un buque a la deriva gobernado por las turbulentas aguas del mercado y que se dirige a un abismo. Los experimentos de libre mercado que nos muestra la autora quieren argumentar su tesis de que necesitan la restricción de libertades civiles para imponerse, por decirlo de una forma suave. La otra manera de expresarlo es que necesitan aplastar a quienes no piensan que el libre mercado es el santo grial que la economía estaba buscando. Y aplastar quiere decir, entre otras cosas, aplicar la terapia de shock, incluyendo lo peor de lo peor para que el «cliente» (estado, región) acepte de su captor una medicina que en condiciones normales nunca aceptaría.
Mi reflexión en este sentido tiene que ver con la forma en que se desarrolla la cultura 2.0 en las organizaciones públicas. ¿Contribuye la web social a hacer hueca a la administración porque se desplaza su gestión también hacia lo privado? En el modelo que nos presenta la autora, la administración sucumbe al libre mercado y pasa a manos privadas. Piensa mal y acertarás: esto incluye aspectos tan abominables como la guerra o las torturas. Ya no es el estado con sus funcionarios, militares o no, quien guerrea, sino que es la economía la que mueve las guerras. Y la economía quiere mercados florecientes. Guerras que son vistas como oportunidades de negocio. Se me revuelven las tripas.
Pero volviendo a la administración, lo que está por detrás de las tesis de Naomi Klein es la forma en que construir modelos mixtos en la administración. Y en este sentido, creo que es pertinente la reflexión sobre cómo gestionar «lo 2.0» desde esta óptica: pública frente a privada.
Para que vayáis considerando de qué va la doctrina del shock os dejo con este corto realizado por la autora en colaboración con Alfonso Cuarón. Relájate y que no se te haga mala sangre. Hasta donde puedas. Es sólo para movilizar conciencias. Espero que podamos conversar más en profundidad sobre el capitalismo de desastre.
20 comentarios
Claro que todo esto ahueca la Administración, no tengo dudas. Pero es que, además, pensaba que se trataba de eso 😉
Quiero decir: un gobierno relacional, más abierto, es más ligero (que no low cost, que hemos discutido en el blog de Carlos Guardián estos días), menos autocéntrico que el modelo burocrático de poderes públicos. Así que no me preocupa, defiendo lo público cuando es funcional y útil. Y hacerlo más hueco es dejar más «hueco» precisamente para la interacción con la sociedad, con otras administraciones, para admitir conversación en los procesos de decisión pública.
Y si se hace hueca, ¿el final del camino es la desaparición de lo público?
Hola Julen
llevo tiempo con ganas de leer No Logo
el Sistema al final es eso,aunque a veces no queramos verlo
algunas veces he pensado lo que decía Orwell en su magistral 1984 y lo triste es que se ve en el día a día.
hoy en día si uno se quiere enterar de cosas ya tiene quea cudir a libros,a la red,a muchos de los reporteros que antes iban e informaban los han censurado las televisiones y periódicos al servicio de círculos de poder.
no sé si has leído estos libros,pero dan que pensar
Eduardo Galeano
» las venas abiertas de América Latína»ser como ellos y otros relatos»
Ryszard kapuscinski» Ébano» «el imperio»
Tiziano Terzani» cartas contra la guerra»
Manuel leguineche» los ángeles perdidos»
Robert D kaplan» rumbo a Tartaria» » gruñidos imperiales» » fantasmas balcánicos»
nos vemos el día 14 en Open Innovation
Salu2
Iván
Dando en el clavo Julen. Acotando los ámbitos de la innovación en todas su vertientes, que son mucho más que «nuevo management». Mucho más.
Cuando Manu dice «dejar más hueco precisamente para la interacción con la sociedad»: de hecho es para interactuar con las empresas (que entran en la categoría de «sociedad civil»). Con el sector privado. Para dejarse comer por él.
Efectivamente, las guerras son económicas. Las guerras las hacen las empresas. Los estados son sólo títeres. ¿Podemos abordar este tema sin hablar de la crisis del estado nación? Creo que no. Sector privado vs. sector público = Economía global vs. Estados nacionales.
También las decisiones políticas las toman las empresas. La soberanía se ha desplazado desde lo estatal hacia lo comercial. ¿Qué significa que Euskaltel sea «la telefonía de aquí? O que la BBK sea «la banca de aquí»? O la caja laboral, o el MCC… da lo mismo.
El capital no tiene nación.
Jodido callejón sin salida. Como diría el maestro Julen «la realidad es tozuda».
Si sigues leyendo estas cosas vas a acabar desertando 😉
interesante leer cosas del
Club Bilderberg, los amos del mundo
Vamos a ver, ¿cuántas veces te tenemos que decir que no leas mientras conduces? ;-), porque a ver de donde sacas el tiempo para leer…
Yo voy por el principio aún, por el capítulo de la Thatcher, y mi sangre se hizo del todo perversa antes de comenzar el primero, así que mejor no veo el vídeo. Tampoco sé cómo voy a hacer para resumirlo para el blog, ,porque sencillamente haría un post de cada página.
Cuando leo cosas como las que dice Manu, o ésas que has comentado, no puedo por menos que sentir un escalofrío al pensar que todo está perdido, que el capital nos ha comido definitivamente el coco, y se está haciendo con los pocos recodos de lo común, de lo público, que nos quedaban a través del eslabón más débil, calentándonos las orejas con las bonitas palabras de lo 2.0 (uy, lo que he dicho), que pueden desembocar sin más en otro camino por el que lo privado acabe administrándolo todo, desde los precios del petróleo, a la receta de medicamentos.
Yo defiendo lo público incluso cuando no es aparentemente funcional ni útil, es mi pequeña resistencia contra los poderes que precisamente dicen que lo privado lo hace todo mejor.
Y si admitir la conversación en los procesos de decisión pública es dejar el paso libre a que las empresas hagan más lo que les da la gana, lo siento pero me opondré siempre. El poder económico es ya demasiado poderoso, en mi opinión hay que cerrarle todas las puertas posibles por las que quiera hacerse con más poder, precisamente porque es el único que no es controlable dmocráticamente.
Hola Julen, recuerdo haber visto el vídeo hace un tiempo y no acabé de verlo cosa que he hecho hoy.
No se lo que se mueve a muy altas esferas y las capacidades reales de influencia de las grandes corporaciones en determinados gobiernos. Pero bajemos a la cercanía, al ayuntamiento de cada pueblo y ciudad.
Son los que realmente dan los servicios de proximidad. Y la tendencia no es precisamente que dejen de prestarlos, sino más bien al contrario. Normalmente dan más de lo que por ley tendrían que hacer.
No creo que estemos en proceso de estar generando una Administración Hueca y estoy convencido que la AAPP tiene que colaborar con el sector privado para poder avanzar hacia delante.
Las empresas en muchos casos pueden proporcionar la agilidad que una organización pública no tiene. En fin, no creo que haya que ser tan pesimistas.
ivan, gracias por las referencias.
ptqk, pero mientras todo eso pasa, la cuestión es que hay gente que estamos dentro. ¿Quién no lo está? Aquí la cuestión son las tácticas para desbrozar los excesos, ya que por algún lado hay que empezar. Porque mi parte optimista (que pesa lo suyo) me dice que hay gente de buena fe que está trabajando para cambiar las cosas.
m@k, lo público tiene que funcionar bien y demostrar que está ahí con responsabilidad. Complicado a día de hoy, pero hay que generar eficiencia (y acotar qué esto, claro, porque aquí está la clave) en la forma de hacer.
carlos, vosotros sois parte activa para cambiar las cosas porque estáis volcados en ello, pero lo que sí es importante es que seamos críticos con el trabajo de privatización. Los ayuntamientos viven de sus impuestos y las empresas dejan pasta con sus actividades económicas. Por aquí entran en la maraña de dependencias. Es terreno a gestionar con visión crítica.
Así, sin haber leído el libro (sí leí No Logo) y sin querer gastar mucha tinta (!):
1) Lo público (las arcas de lo público) no han hecho más que crecer en todo el siglo XX. Así que lo de la hoquedad de la administración (por mucho que privaticen) no lo veo claro.
2) Naomi Klein no es apolítica. Defiende una tesis, y tiene una postura. Por eso mismo, cuando ataca ataca al sistema pierde credibilidad (estoy hablando por No Logo). Sólo ve lo negro, y no ve lo blanco, ni los grises, ni las medias tintas. Así que está bien para remover conciencias, excepto si las conciencias son los suficientemente espabiladas como para no comprar todo lo que le venden. A esas, desde luego Naomi Klein, las agita menos.
3) Respecto a las privatizaciones, las administraciones se lo han buscado. Las privatizaciones son un síntoma, no una causa de nada.
4) Comentario a un comentario. El sistema se parecería mucho más a Un mundo feliz de Huxley que a 1984 de Orwell.
5) Indudablemente, la virtud se debe hallar en algún recóndito lugar del medio.
6) Como habréis podido comprobar, me produce tanto miedo (si no más) Klein como Friedman, indudablemente.
Fernando, desde luego que cada cual hablamos desde nuestras posturas políticas, Naomi Klein desde la suya y nosotros desde la nuestra. Sin embargo, yo que sí he leído su último libro y no así No Logo, veo en sus planteamiento un toque de atención que cualquier persona con una mínima sensibilidad social debería considerar.
Que cuente una parte de la realidad no invalida esa parte. Porque la inmensa mayoría de quienes escriben acerca de las empresas lo hacen desde posturas que apenas son críticas con la globalidad del sistema en que se inscribe la acción de esas empresas.
Hasta ahí llego y es lo que quiero manifestar. Tenemos que mirar todo esto de las empresas con precaución porque, como dijo hace poco Mintzberg, «las empresas no salvarán el mundo». Y que cada cual lo interprete como quiera.
[…] supuesto, no todo bueno, pero de eso hablamos otro día. Me quedo con que la Administración no está tan hueca como parece desde cerca y con la ilusión de que falta mucho por hacer… si se […]
[…] en la escena y arrasan con el estado. La misma tesis de Naomi Klein cuando habla de la “administración hueca“. Aquí o vendes bien o fracasas. Más madera para mantener la economía de […]
Con unos 20 meses de retraso, te contestaré que comparto la visión de Carlos Guadián. Si Naomi Klein se pasara por aquí, diría que tenemos una «administración maciza», no «hueca». Tenemos un modelo opuesto.
Coincido contigo en que «seamos críticos con el trabajo de privatización», pero sabiendo de qué escenario partimos.
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