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Design Thinking aplicado a la investigación – Consultoría artesana en red

Design Thinking aplicado a la investigación

by Julen

Ayer compartimos la mañana en MIK con Amalio Rey charlando sobre design thinking (DT). Bueno, mejor sobre «anthropological doing«, que es como a él le gusta llamar a este conjunto de herramientas -que también se dotan de un sustrato filosófico considerable-. Vamos, que fue una mañana para mover neuronas y pensar cómo y por dónde aplicar este enfoque en proyectos de investigación.

Reconozco que es la primera vez que me paro a pensar con detenimiento en lo que supone DT. En su momento, ¡¡a principios 2009!! (hay que ver cómo pasa el tiempo), es cierto que me aproximé a las lógicas del pensamiento de diseño y escribí Condiciones para innovar y pensamiento de diseño, pero nunca me he puesto manos a la obra a aplicar sus principios de forma organizada y metódica en proyectos en los que participo. Sin embargo, sí me reconozco muy cómodo -creo que practicante natural- trabajando bajo algunas de sus premisas.

Sin embargo, ayer cuando le escuchaba a Amalio y luego a investigadoras e investigadores de MIK preguntando por la aplicación a los típicos proyectos con financiación pública, creí percibir un cierto escepticismo y, a la vez, esperanza en trabajar de otra manera en los proyectos. Porque me parece que de nuevo parece imponerse un modelo en el que hay que «encajar» los proyectos de investigación. Este modelo establece unas condiciones que de alguna manera resultan perversas. No, no es un modelo «neutro». De nuevo, «dime cómo me vas a medir y te diré cómo presento y gestiono el proyecto». Así de simple.

Cierto que lo anterior no impide que determinadas prácticas de DT puedan incorporarse a la gestión de proyectos de investigación. Eso sí, hay que elegir qué proyectos y qué tipo de prácticas. Es evidente que hablamos de «innovación» y aunque el término esté tan manoseado, conviene no perder la referencia de que cuando el proyecto es realmente innovador parece que DT puede encontrar su espacio natural. A fin de cuentas a eso se enfoca habitualmente, aunque sus lógicas puedan extrapolarse a otro tipo de proyectos.

Así que, ¿por dónde empezar? Desde luego que miraría primero a proyectos con clientes sensibles a este tipo de prácticas. No todos las van a ver con tan buenos ojos. Pero sí que habrá ciertos clientes más en sintonía. Y, además, creo que convendría empezar por proyectos en los que no está muy claro (o nada claro) el resultado final o en los que se percibe mucha complejidad. A fin de cuentas, las aproximaciones sucesivas mediante prototipos pueden tener disponer de un terreno más abonado cuando la idea del producto final no está tan preestablecida.

Otro asunto que no es baladí es el equipo de personas que participe. Me temo que no todo el mundo se maneja con alegría en los contextos que favorece DT. Las mentes cartesianas, cuadriculadas o que necesitan control estricto pueden sufrir al aplicar estas metodologías que Amalio siempre presenta con una visión humanista. Esto supone aplicar una mirada poliédrica, una recogida de información abierta que no va al meollo desde el minuto cero y una elaboración de resultados que se abre entre proveedor y cliente y que, por tanto, no ofrece la solución perfecta sino que apuesta por una construcción compartida que necesita una mirada crítica pero positiva.

En definitiva, que aplicar DT en proyectos de investigación requiere ensayos y probaturas. Hay que encontrar dónde y para qué aportan valor sus propuestas metodológicas. También tuve la sensación de que las herramientas son lo de menos. Porque, en el fondo, no son tan diferentes de las que cualquier persona acostumbrada a la investigación utilizaría. Solo que el enfoque y el contexto son diferentes. Hay que crear un ambiente de relación con el cliente en el que las partes se sientan cómodas utilizando el hemisferio cerebral derecho. Quizá haya que hacer el ejercicio antes: ¿qué tal leyendo los colores y no las palabras? 😉

 

 

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8 comentarios

maria 12/07/2012 - 12:30

Hola Julen (y Amalio, que seguro que no andará lejos),

En DesignThinking no soy más que una aprendiz pero si hablamos de “anthropological doing“ creo que algo más puedo decir. En mi tesis doctoral estoy aplicando un método de investigación que, resumiendo mucho, buscar concluir teorías a base de «anthropological doing». Siguiendo con los palabros, es la «grounded theory».

Sé el escepticismo que genera este enfoque en la investigación «ortodoxa-convencional» porque, sin duda, rompe moldes. Tampoco creo que sea la panacea, sólo que cada vez nos encontramos con fenómenos más complejos cuya investigación requiere enfoques diferentes; menos generalistas y más personales. Cuando hablamos de innovación, ¿acaso no decimos que son las personas las que innovan? ¿Y cómo llegas a investigar sobre sus comportamientos?

Por no extenderme demasiado y ceñirme al DT, sin ser experta en el método, se me ocurren al menos tres aplicaciones en investigación:
1. Como unidad de análisis. Forma a un equipo de trabajo de cada organización objeto de estudio e inicia un proceso de prototipado determinado. El investigador, a modo de antropólogo, seguirá de cerca los comportamientos de las personas a lo largo de todo el proceso para estudiar (y aquí ya depende el objetivo de la investigación): relaciones de poder, formas de comunicación, capacidades, liderazgos…
2. Como herramienta de recogida de datos: cuando el «objeto» a prototipar está directamente relacionado con el objetivo de investigación, para extraer información, opiniones, experiencias, acitudes, etc. de los miembros del grupo respecto al «objeto».
3. Como herramienta para el diseño de una investigación grupal: si cada vez nos encontramos con fenómenos más complejos que requieren perfiles múltiples para su investigación, el DT puede servir para «prototipar» conjuntamente el diseño de investigación.

¿Cómo lo veis? ¿Tan lejos de la realidad? ¿Demasiado entusiasta por mi parte? Bueno, creo que se nota que el tema me gusta así que paro por hoy y seguiremos sin falta.

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Julen 17/07/2012 - 10:52

Gracias por tu aportación, María. la segunda de las opciones que propones me parece, de lejos, la más sencilla. Yo es por la que empezaría. Permite engrasar nuevas formas de hurgar en la problemática y siempre va a formar parte del proceso de cualquier investigación. Las otras dos opciones pasan por «hablarlo dentro» de la organización. El gran problema de muchas investigaciones es que se ven encorsetadas por sus financiadores y por unos requerimientos burocráticos de consideración.
Hace tiempo que no nos vemos, ya tengo ganas de compartir algunas cosas. Me lo apunto en mi lista de tareas para el principio del nuevo curso. No te escaparás 😉

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maria 18/07/2012 - 13:40

No no, está claro que tú tienes más peligro que yo de escaparte con la bici esa 😉
Ya tengo ganas yo también de juntarme contigo que, entre las «cosas» que tengas tú y las que yo ya tengo en mente, parece que los temas a compartir se nos acumulan. A ver si así empezamos bien el curso.

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Amalio Rey 07/08/2012 - 09:33

Hola, María y Julen:
Llego tarde a esta conversación, pero me apetece participar. Coincido con Julen que la segunda opción es por la que yo empezaría. Siempre que hablamos de DT, destacamos sobre todo dos contribuciones: 1) La mirada antropológica que aporta, 2) La cultura del prototipado. El primer punto es esencial, y lo que realmente cambia en investigación es que reivindica la importancia de los estudios cualitativos. Creo que hay un sesgo excesivo hacia los métodos cuantitativos. Incluso hablamos en la charla de que a menudo es imposible que una tesis salga adelante si no aplica algún método estadístico, aunque lo que pretenda medir sea «inmedible». El DT aporta herramientas y metodologías para mejorar la calidad de la investigación cualitativa con la idea de poder «atrapar historias» que visibilicen oportunidades de innovación. Lo que está por ver es si la Academia, y los tribunales de tesis, van a ser flexibles para aceptar esto como «argumentación científica», y yo veo ahí una simplificación si hablamos de Ciencias Sociales, que son muy distintas a las Exactas. Y en cuanto al Prototipado, creo que ayuda un montón para superar el descredito que tiene el «Ensayo-Error» desde el paradigma perfeccionista que impera en la Ciencia. La idea de que se puede llegar a «la verdad» a través de «aproximaciones sucesivas» me parece muy potente, y el DT ayuda a verlo, y aplicarlo. Un saludo a los dos, y gracias por la alusión 🙂

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Julen 07/08/2012 - 09:49

Amalio, en cualquier caso sí convendría que tuviéramos en cuenta que lo cuantitativo debe mantener su espacio y complementar a lo cualitativo. Mira que no me llevo nada bien con la estadística porque cuando hablamos de ciencias sociales las relaciones causa-efecto son una simplificación, pero también tengo que aceptar que conviene no renunciar a la información que nos viene por «contar» y «medir» aquello que se puede…

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maria 08/08/2012 - 07:01

No puedo estar más de acuerdo contigo Amalio. Hay un sesgo excesivo hacia los métodos cuantitativos. Y punto. No hace falta recordar que los cuantitativos son relevantes porque eso ya lo sabemos. Lo que queremos demostrar es que los métodos cualitativos pueden ser tan rigurosos y científicos como los cuantitativos. Demostrar sí, demostrar. Es lo que se nos presupone. Hoy en día el que haga una tesis cualitativa tiene que asumir que debe pasar más filtros que el que presenta una tesis cuantitativa. Claro que hay que saber muy bien para qué es útil (qué pregunta de investigación trabajamos) y hay que ser muy riguroso en la selección y aplicación de herramientas de recogida y análisis de datos (sea DT u otras muchas). ¿Pero eso no es igual en cuantitativo? ¿Habéis visto en alguna tesis cuantitativa que se realice una auditoría externa del método como parte las pruebas de validez? En cualitativas sí. No es justo pero es lo que toca, o lo que ha tocado porque, por suerte, poco a poco, está cambiando. Cuantos más asumamos el reto y mejor lo hagamos, más seremos en la Academia (con mayúscula, como si fuera Dios) y menos filtros EXTRA impondremos. En esas estamos. Y, pese a la pataleta, debo reconocer que «el más difícil todavía» a mí me motiva aún más, pero eso ya son neuras propias 😉 ¡Gracias por la conversación!

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Iván 12/07/2012 - 22:42

Pues a pesar de mi ignorancia en el tema veo yo complicadillo eso de aplicar el Design Thinking a eso de la investigación pura y a cierto tipo de proyectos 🙂 . Lo que dice Amalio del tema Antropological me parecei la caña, pero creo que apenas hay empresas u organizaciones que saquen eso.

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Julen 17/07/2012 - 10:48

Iván, hay que empezar buscando en qué tipo de proyectos se puede aplicar porque es evidente que no todo el monte es orégano ni muchísimo menos. De eso estuvimos hablando un rato: de por dónde empezar. Lo preguntó Mr. Bediaga y le dedicamos un buen tiempo.

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