La (in)seguridad de la economía abierta

by Julen

Ulrich Beck tiene un libro clásico dedicado a caracterizar la sociedad en que vivimos hoy como una sociedad de riesgo, de riesgo global. Beck usa esta idea para distinguir una actual segunda modernidad de aquella otra en la que los estados-nación proveían un marco sólido al desarrollo industrial basado, entre otras cosas, en unas empresas que jugaban un papel importante en el progresivo incremento de la calidad de vida. Eran los tiempos de satisfacer necesidades básicas. Como comenta Beck en la introducción de La sociedad del riesgo global:

Utilizo el primer término [se refiere a la primera modernidad] para describir la modernidad basada en las sociedades de estados-nación, en las que las relaciones y redes sociales y las comunidades se entienden esencialmente en un sentido territorial. Las pautas colectivas de vida, progreso y controlabilidad, pleno empleo y explotación de la naturaleza típicas de esta primera modernidad han quedado ahora socavadas por cinco procesos interrelacionados: la globalización, la individualización, la revolución de los géneros, el subempleo y los riesgos globales (como la crisis ecológica y el colapso de los sistemas financieros globales). El auténtico reto teórico y político de la segunda modernidad es el hecho de que la sociedad debe responder simultáneamente a todos esos desafíos.

¿Por qué comento esto? Alaitz Landaluze, de Innobasque, compartía por correo conmigo ayer una cuestión que me parece muy relevante y oportuna. Hago un copia/pega de lo que ella me decía:

¿El concepto de empresa abierta o innovación abierta se contrapone al de seguridad de la información? Es decir, ¿apertura y seguridad son dos conceptos contrapuestos?

A simple vista pudiera pensarse eso de que: «en boca cerrada no entran moscas». Y si no hay moscas, más seguridad. Pero la seguridad no deja de ser una «percepción». Los hechos objetivos están ahí pero la sociedad en general y el individuo en particular los interpretan. Y ya hace tiempo que la seguridad se ha convertido en un gran negocio. Un negocio que vive de generar inseguridad. Difusa en la mayor parte de las ocasiones, porque el miedo se ha convertido en un gran motor económico.

¿La economía abierta es más insegura? ¿Abrir el conocimiento -asumiendo que este es el núcleo de la economía abierta- nos conduce a un entorno menos seguro que antes? Creo que la complejidad en que vivimos explica por qué no es así. «Predecir» y «controlar» la inseguridad presenta muchas limitaciones en el momento presente. Sobre todo cuando ese control tira de principios de la economía de la escasez y asigna a una pequeña parte de la sociedad la responsabilidad de hacerlo, sea la policía o las empresas que negocian con la seguridad (informática y cualquier tipo).

¿Cómo explicamos el controlado vandalismo en la wikipedia? Por una arquitectura mixta: hay mecanismos de «autodefensa colectiva» donde cualquiera puede intervenir y también una autoridad efectiva derivada de una meritocracia transparente. Porque, claro, la transparencia es parte de la medicina para tratar con la inseguridad. Primero hay que detectar para luego intervenir. Una actuación rápida minimiza problemas. Por ahí creo que está una de las claves para que el sistema se mantenga relativamente (in)seguro.

Además, hay otra cuestión que merece la pena comentar. ¿Qué ha pasado con Linux y la seguridad? ¿Por qué hasta hoy la situación de Linux en cuanto a seguridad es mucho mejor que la de Windows? ¿Por qué virus y troyanos despliegan su artillería en Windows y no en Ubuntu? Compleja la interpretación, pero la realidad es la que es. ¿Autocontrol? Cuando «abrimos» la gestión global de la seguridad puede que emerge una conciencia colectiva. Los experimentos del ya fallecido Hans Monderman para eliminar elementos de regulación del tráfico en las ciudades apuntan a la toma de conciencia colectiva como vacuna contra el riesgo.

Me parece un tema apasionante el que propone Alaitz. Hemos construido una sociedad que induce inseguridad: cada dos por tres nos informan de las «alertas». El mapa del tiempo ahora incluye «alertas». Casi siempre hay alguna en lontananza. También podemos estar ante una alerta terrorista permanente. Es negocio. Abrir la caja del conocimiento no tiene por qué conducir a más riesgo. Conduce a más información disponible. Y esto a su vez nos presente un reto: ¿qué arquitectura social es la más adecuada para tratar con la (in)seguridad en una economía abierta?

To be continued…

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2 comentarios

Josu O. 28/10/2010 - 17:23

Pues una sociedad abierta donde los «secretos de estado» se publican en el boletín oficial correspondiente.

Es complejo pero en algunos campos «tecnológicos» es el único camino.

De todas formas creo que los casos que comentas son más un caso de «cesión de responsabilidades» que de apertura o no del sistema. Quizás en este momento tengamos más datos que nunca en su historia pero las personas hemos abandonado la gestión de esos datos a entes que en lugar de gestionarlos para beneficio de la ciudadanía, lo hacen para la creación de opinión normalmente con fines de control social y político e incluso con fines económicos.

¡Uy que anarko me he puesto! 😉

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Alaitz 29/10/2010 - 00:25

Eskerrik asko por recoger el guante Julen. De momento no he tenido tiempo de profundizar en el tema, pero esto es lo más interesante que he encontrado:
http://www.seguridadinformatica.es/profiles/blogs/1024177:BlogPost:20113.

Asimismo, tu post me ha recordado a una anécdota que viví en la anterior empresa donde trabajé. Allí, la clave de acceso a los sistemas era variable y se obtenía gracias a un dispositivo que te aportaba una secuencia numérica cada minuto. Una de las personas encargadas de los sistemas de seguridad de la información nos dijo claramente que se trataba de una medida de «seguridad percibida», es decir, más marketing que otra cosa. En definitiva, creo que se trata de un ejemplo claro de lo que comentas.

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