Dicen que un equipo de fútbol había perdido 9-0 y volvían a su casa, tristes y abatidos tras el partido, en el autobús. El entrenador sabía que tenía que hacer algo distinto. Entonces 
pensó «empezar por principio» para ver si sus jugadores entendían de qué iba aquello. Cogió un balón, se puso en la parte delantera del autobús y comenzó una pequeña explicación. Llamó la atención de sus jugadores y comenzó: «Vamos a ver, vamos a tener que empezar por el principio. ¿Veis esto que tengo en las manos?, ¿lo veis? Bien… es un ¡¡balón!!». Entonces un jugador sentado en la parte trasera del autobús levantó la mano para pedir la palabra. Con un poco de vergüenza pero en voz bien clara dijo: «No tan deprisa, por favor».
Quizá alguien piense que mi visión es un poco pesimista, pero surge de mi cotidiano contacto con directivos de diversas empresas. Y veo dos problemas, el concepto y la herramienta, dos problemas que son distintos. Me explico.
El concepto es que «esto es una mierda». Esta es una opinión muy extendida cuando has fracasado en algo relacionado con las TICs. Un gerente posicionado de esta forma hace muy duro lo de avanzar hacia la web 2.0. Todavía no hemos ni comenzado el camino. Y nuestras empresas están llenas de campos quemados. Son lugares que han sido arrasados por tecnologías que prometieron el paraíso y dejaron la desolación. Muchos directivos han quedado confortablemente instalados en el más puro desconocimiento. Con la cabeza debajo de la tierra, saben que por arriba pasa un mundo de oportunidades… para otros.
El segundo problema tiene que ver con la herramienta o, mejor, con el esfuerzo para aprender a manejar la herramienta. El sábado pasado compré una cámara de video digital. La cámara es pequeña, ágil, de apariencia sencilla. Eso sí, su manual, inicialmente en inglés aunque luego vía Internet acaba en castellano, son 118 páginas. Si aprender a usar algo cuesta mucho, ya tenemos un candidato a acabar en el cuarto oscuro de las herramientas olvidadas, junto a la cafetera que prometió café expreso al momento y algún que otro chisme que requería muchas horas de entrenamiento previo con Tente en la infancia.
Nota.- La historieta del equipo de fútbol se la debo a un compañero de trabajo del que siempre digo que es la persona de la que más he aprendido en mi carrera profesional.
4 comentarios
Primero, enhorabuena (¿o debería decir, te acompaño en el sentimiento? la verdad no estoy muy seguro). Eres de los pocos (poquísimos) que leen los manuales. En todo caso, estoy seguro de que para grabar y reproducir no te hacen falta esas 118 páginas (y si me apuras, ninguna de todas ellas). Otra cosa es si quieres poner subtitulos animados con la fecha en formato de calendario juliano mientras te hace un fundido en negro de la escena que estabas grabando. No sé si me entiendes por donde voy.
Segundo, y aunque nos empeñemos en pensar lo contrario, las TICs en general son complejas. Y especialmente en el ámbito de la informática, si me apuras aún más. Es demasiado nuevo, cambia demasiado deprisa y hace demasiadas cosas diferentes. Y todo en la misma caja y de forma inseparable, oiga. Y a muchos nos ha pillado con los años encima y la capacidad de reciclaje casi gastada.
Y para colmo se nos vende (¿porque nos dejamos?) como la panacea universal en todas y cada una de sus nuevas encarnaciones. Y vamos y nos lo creemos (aquello de tropezar varias veces en la misma piedra y tal). Y luego resulta que es más de lo mismo.
Resultado: esos campos de tierra quemada que mencionas en tu entrada.
Saludos. Iñaki.
Creo que lo que falta en la gerencia es cultura informática o, lo que es peor, interés en adquirirla. Si pensamos en cualquier departamento de la empresa: compras, ventas, marketing, producción, logística… sería impensable oír «esto es una mierda», no quiero saber nada de ese tema.
En cuanto al esfuerzo para manejar la herramienta, la causa suele ser que las herramientas se diseñan pensando en lo que obtendrán de ella los que la pagan, no los que la van a usar. Camino seguro al desastre…
Yendo al siglo pasado encontramos a un tal David A. Kolb, famosillo en la salsa rosa de los estilos de aprendizaje. Le daba vueltas a un círculo y decía que había cuatro estilos básicos: acomodativo, convergente, divergente y asimilativo. Algún día hablaré de ello.
Pero lo que me interesa es que hay una nueva generación en la calle que metaboliza tecnologías de información y las incopora de serie al cuerpo humano. Son los cyborgs del presente.
Son esos niños que sin manuales son capaces de sintonizar con aparatos incomprensibles para quien tenga más de 25 años. Es aprendizaje acomodativo, en palabras de Kolb, todo un descubrimiento.
[…] el cuento del equipo de fútbol que perdió por goleada y al que su entrenador quería explicarle de nuevo lo básico de ese deporte: qué es un balón. […]