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7- Estremoz – Alter do Chao #AlentejoMTB – Consultoría artesana en red

7- Estremoz – Alter do Chao #AlentejoMTB

by Julen

Estremoz, no cabe duda, es la deslumbrante capital del mármol del Alentejo. Las aceras, los adoquines, los dinteles, las fuentes, hasta las esquinas de las casas más humildes dejan ver el mármol que uno se espera solo en iglesias con presupuesto, catedrales, templos o edificios de mayor alcurnia. Es curioso contemplar este lujo en lugares en principio no destinados a semejante lustre. No obstante, también podemos encontrar la tremenda Torre de los Tres Reyes o la deslumbrante Fonte das Bicas. Humilde el mármol, pero no solo.

Hemos estado muy a gusto, como no podía ser de otra manera, en Sentido Figurado, el apartamento que habíamos reservado. Será de esos típicos sitios que uno guarda en el recuerdo. Hemos dejado una breve reseña en el libro de vistas, con dibujo añadido de Juan.

La cena nos llevó a un restaurante cercano que servía medias raciones convertidas en ofertas pantagruélicas para gente con estómagos sobredimensionados. Pescado y carne que combinamos luego con el enésimo postre en forma de pastel almendrado. En la tele el Benfica se iba al rincón de pensar, eliminado de la competición europea por los alemanes de siempre.

Nos hemos despertado con niebla, como en los dos días anteriores. Desayunamos en la casa, que para eso compramos ayer pan para tostar, un quesito curado y unos zumos. Aceite y sal completan la escena. A cuerpo de rey.

La niebla se ha convertido en lluvia fina a la hora de partir. Enceramos las bicis. Alberto y Juan a pedalear. Julen al rincón de pensar. Es evidente que la rodilla está mejor, pero también lo es que hay algo ahí que duele en cuanto repito ciertos movimientos como bajar escaleras o la flexión típica del pedaleo aunque sea en vacío. En el rincón de pensar me dicen que sea positivo. Ya, claro, qué otra cosa me iban a decir. Fuera el día ronronea en gris mientras la lluvia se funde con la niebla.

Hay que mover neuronas y cuerpo. En marcha. Hemos quedado en Fronteira, ese lugar famoso por la Batalha dos Atoleiros, en la que allá por 1384 los portugueses se la liaron parda a los castellanos con la «táctica del cuadrado»: sin bajas en las filas lusas y un escarnio en las del enemigo. Si queréis saber más, pasaos por el centro de interpretación, que está allí en Fronteira. Que no se diga que no te informas sobre estrategia militar. Venga: táctica del cuadrado.

En principio parece que la primera parte de la etapa presenta perfil favorable e incluye lo que parecen, al menos sobre el mapa, unos cuantos kilómetros de carretera antes de llegar a Fronteira. Y tanto. Veo un par de llamadas perdidas de los velociclistas. Están ya en el pueblo, a cobijo de la lluvia. Efectivamente, me cuentan que los kilómetros pasan deprisa a pesar del agua. Se los ve animados porque se han ventilado algo más de la mitad de la etapa en un santiamén. Insisten que sin drogas de por medio.

Llueve con ganas fuera. Se marchan y me quedo con mi cha preto y mis neuras. El bar, SCP Sporting de Portugal mediante, se llena de hombrones que discuten entre ellos con buen nivel de decibelios. Por supuesto, todo ininteligible para alguien que no sea de la secta. Uno lleva sombrero y mantiene un sospechoso parecido con el mago Tamariz. Creo que sabe multiplicar las cervezas. Ya veis, aquí cada cual celebra Viernes Santo como quiere. Magia al servicio del vicio. Impresionante rima. Lo mismo sirve para la Grande Noite dos Fados. Me voy del bar cuando los decibelios me ponen la cabeza como un tambor antes de que se me vaya la pinza un poco más.

El siguiente pueblo de la ruta es Cabeço de Vide. Nos vemos allí de nuevo para subir al castelo, cerrado por si atacan los turistas. En mitad del recinto destaca un enorme depósito de agua. Cosas del progreso. Me cuentan que, tras un primer tramo a través de caminos hasta pasar un río por un puente peatonal, se coge la carretera. Así que siguen a buen ritmo. Desde Cabeço apenas quedan 10 kilómetros hasta el final de la etapa. Eso sí, por caminos y pistas.

Poco antes de terminar en Alter do Chão y a pie de la Vía Nascente queda el anta dos Tapadoes, un monumento funerario megalítico con ocho lajas de granito y una entrada orientada hacia el sudeste. Me voy para allá a la espera de que lleguen los niños. Ya estaba a punto de marchar cuando aparecen. Se han comido algún que otro tramo de barro pestoso y les ha costado lo suyo avanzar. Como quiera que tardaban, he podido dejar constancia de que por allí pasaba el Camino de Santiago.

Hoy tenemos otro pequeño lujo de alojamiento: el Convento de Alter do Chão, un hotel que ocupa lo que fue un antiguo convento franciscano. No más de veinte habitaciones rodean el claustro en la planta alta. El hombre que nos ha atendido ha sido muy amable. Ha salido a recibirnos, indicando el lugar en que manguear las bicis y guardarlas. Parece que tiene intención de obtener la certificación de Bike Friendly en un futuro para dar soporte a la gente que venga haciendo esta vía del Camino de Santiago en bici. A ver si es verdad. Eso sí, de momento que no espere multitudes.

En fin, aquí estoy escribiendo desde el claustro, a la espera de que los chavales se aseen y laven la ropa. Una pena no pasar esas rutinas. Mañana terminamos.

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Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

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1 comentario

19 – Ervedal – Alandroal #KostaMTB – Consultoría artesana en red 03/08/2022 - 15:29

[…] y Sousel (la capital del borrego, insisten los carteles) y a eso de las 8:30 estoy en Estremoz. Ya pasamos por aquí en su día y nos llevamos un grato recuerdo con Alberto y con Juan. Esta es, por excelencia, la capital del mármol del Alentejo. Bueno, junto con Vila Viçosa y […]

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