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1- Bilbao-Espinosa de los Monteros #OlvidadoTransKtb – Consultoría artesana en red

1- Bilbao-Espinosa de los Monteros #OlvidadoTransKtb

by Julen

Dejamos atrás el Gran Bilbao (vista desde el Pagasarri para acordarme de dónde salí) 

Los días previos son siempre de preparativos pero en general es una rutina que ya domino. Tiro de una lista donde está todo lo necesario y la repaso porque siempre necesita alguna pequeña actualización. Parece mentira que quepa todo ello en una mochila de apenas cinco kilos. Pero así es, no me hace falta más: un poco de ropa, algunos repuestos para la bici, un libro, unas cosillas para cuidar la salud y la higiene, algún que otro gadget y ahí se acaba todo. Allá vamos.

Pasadas las siete y media de la mañana ya empezaba a pedalear. Salir de casa hace que esta primera parte del camino sea de sobra conocida. Hasta Balmaseda se juguetea con carriles bici y terreno de muy fácil rodar, un auténtico paseo. Incluso vamos un buen rato sobre el antiguo trazado del tren de la Robla que en esta parte ha sido ahora reemplazado por otra vía férrea que discurre en la otra margen del río Cadagua.

La diferencia del rodar de hoy frente al de otros días en que pueda andar por aquí es que la marcha es bastante más tranquila. La experiencia en estos viajes siempre recomienda ir de menos a más. Hay que ir aclimatando el cuerpo. Así que toca disfrutar, que ya vendrán días más exigentes en lo físico y en lo técnico. El río Cadagua es la referencia hasta Nava de Ordunte, donde lo abandonamos. Él se dirige hacia Villasana de Mena ya muy cerca de donde nace y nosotros seguimos camino hacia Irús, su calzada romana (o o lo que sea) y el Alto del Cabrío, la «tachuela» del día.

Como decía, hasta Ordunte no se pisa otro terreno que no sea asfalto, suaves empedrados o similar. Nada de tierra, piedras, hierba; nada de sendero. Solo el carril a la entrada de Balmaseda merece la pena, pegado junto al río en una zona de vegetación frondosa típica de ribera. Pero el primer tramo que se aparta de carreteritas se las trae el condenado. Lo de siempre: el típico camino muy poco transitado que se va cerrando. La consecuencia es un tormento: apartar zarzas y ramas que impiden el paso y caminar entre piedras tratando de pasar la bici por sitios imposibles. En fin, esto da fe de que el Camino Olvidado hace justicia a su nombre. Número total de peregrinos que he visto hoy en la ruta: dos. Insuficiente para que el tránsito por esa parte del camino lo mantenga abierto.

Menos mal que soportar este mal trago tiene premio: el Camino Real de las Enderrozas entre Arceo e Irús. Una delicia de sendero a modo de túnel entre los árboles con el río a la izquierda según se sube. La supuesta calzada romana termina en la iglesia de San Millán en Irús. Echando la vista atrás se aprecia la niebla que se pega a las laderas de los montes. El típico día de verano. Hace fresco, la verdad.

Queda la subida hasta el Alto del Cabrio, que se hace al principio por la carretera antigua y luego por la moderna donde coches y camiones aceleran como si les fuera la vida en ello. Son solo poco más de doscientos metros de desnivel hasta los 750 en que se corona. Desde arriba una bajada tendida me deja en Bercedo. Hace un poco de hambre.

El bar, típico de pueblo, cuenta con una clientela particular. Por un lado el consabido señor mayor leyendo el periódico y por otro cuatro chavales metiendo bulla. La chica que atiende es sudamericana y no sé, quizá lleve poco tiempo aquí. No ha habido forma de pedir medio bocata. Que entero o nada. Y ella decide de qué. Que va a ser tortilla con queso. Vale, no me niego. Al final llega con loncha de queso y loncha de jamón. Ella manda. Yo soy cliente, pero menos. El pan, glorioso.

Desde ahí hasta Espinosa es un paseo. Pistas limpias, campamentos de scouts o similares, caballos, vacas y otros animales de los de dejar excrementos en el camino. Cosa normal, nadie les ha enseñado a usar papel higiénico ni a encestar sus heces en ningún lado. Me lo tomo con humor, pero por ir despistado me he comido una boñiga de récord Guiness. No entro en detalles.

Para las dos de la tarde estaba sentado en uno de los bares de la plaza (¿es una?, ¿son dos?, ¿tres?) junto a la carretera, en el mismo downtown de Espinosa de los Monteros. Coca-Cola Zero y a ver la fauna local, que es lo propio. Las señoras de al lado dale que te pego que los ciclistas son un peligro. Ya, matamos una de gente que no vean. Por cierto las plazas hasta las cartolas de coches. Seremos salvajes los ciclistas.

A ver cómo viene el tiempo mañana. Diez de mínima y a lo mejor algo de lluvia. Es lo que hay. Si quería calor ya sabía dónde ir. El año pasado ya tuve bastante cruzando la península desde Sagunto hasta Oporto. Así que ahora a disfrutar del fresco que hace por aquí. Eso sí, me estoy quedando helado en esta terraza mientras escribo el post.

Muy amable la chica que lleva la casa rural donde me alejo, Casa del Montero. Con mucha confianza en el viajero, no hay duda. La habitación correcta y el desayuno a discreción a partir de la hora que quiera. Así da gusto. Os dejo, que me está entrando un sueño… zzzz… zzz

Puente medieval en Balmaseda

A la entrada de Balmaseda

Calzada romana de Arceo a Irús

Bordeando el pantano de Ordunte

Desde la iglesia de San Millán en Irús

Distancia: 76,72 kms. Tiempo de pedaleo: 4h 34min. Desnivel acumulado: 1141 m.

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Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

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2 comentarios

Alberto 22/07/2017 - 10:40

A pasarlo estupendo, Julen

Responder
Julen 23/07/2017 - 17:32

Znks! 😉

Responder

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