Javier Sotil, nuevo presidente del Consejo General de MONDRAGON

Tiempo ha pasado desde que tras la renuncia de Txema Gisasola a su cargo de presidente de MONDRAGON hemos sabido este viernes pasado que Javier Sotil ocupará su cargo. Txema accedió allá por noviembre de 2011 y su período en la presidencia ha estado condicionado sobre todo por la crisis de Fagor Electrodomésticos. Tiempos convulsos los vividos y los que, parece, se siguen viviendo.

Javier Sotil, en el pequeño video de presentación que se ha colgado en la web de MONDRAGON y que adjuntamos al final de este post, habla de ilusión, de equipo y de la necesidad de que en el actual proyecto de transformación exista un elevado grado de participación. No sorprende que se quiera contar con el respaldo de quienes tienen el poder. Porque, aunque extrañe a quienes sean ajenos a MONDRAGON, las cooperativas son soberanas a través de sus asambleas. Ese es el poder. Aunque hoy todo baje mucho más revuelto.

No digo nada nuevo si afirmo que el cooperativismo de MONDRAGON tiene que evolucionar. Puede hacerlo de forma más reactiva o proactiva. Puede ser arrastrado por los mercados, por las nuevas expresiones sociales o por las demandas de sus socias y socios. O puede mostrar su lado más activista, de propuestas, de cuestionamiento del statu quo, desestabilizador ¡en el mejor de sus sentidos!

La generación de socias y socios que fundaron cooperativas en los años 60 y 70 del siglo pasado son un referente que quedará para la posteridad. Estupendo. Pero en 2014 la composición de las plantillas en las cooperativas conforma un complejo panorama donde conviven diferentes maneras de sentir y vivir el trabajo y la propia cooperativa. Microsociedades complejas, plenas de tensión, hasta cierto punto baqueteadas por la tempestad de los mercados.

Creo sinceramente que MONDRAGON se ha hecho conservadora. Sí, un grupo empresarial de gran volumen, que puede mirar al pasado y sacar pecho. Pero que tiene que mirar al futuro y arriesgar. En las formas  y en el fondo. Tiene que refundar el cooperativismo y poner sobre la mesa modelos acordes con una sociedad que cada vez más se fía menos de sus instituciones. Una sociedad donde te transparentan, donde se desintermedia y reintermedia. MONDRAGON tiene que repensarse, quizá partida en mil pedazos, pensando que la atomización en pequeñas empresas cooperativas no es algo de lo que huir como de la peste.

Ilusión, compromiso, participación. Javier Sotil tiene que decirlo; no puede ser de otra manera. Sí, pero eso era fácil cuando se creaban nuevos proyectos cooperativos desde cero (o casi cero). Cuando la fuerza de la voluntad necesidad podía con (casi) todo. Hoy la supuesta potencia de la gran empresa cooperativa es, a la vez, su gran problema. Gran problema para generar dinámicas auténticas de participación, de compromiso, de ilusión. Lo pequeño también puede ser hermoso y competitivo.

Seguramente que la presidencia de Javier Sotil será un tránsito entre modelos. Es un hombre al que conocemos en el entorno de nuestra universidad y en el de la investigación (ha sido miembro del consejo rector de MIK, por ejemplo). Conocimiento tiene. Su perfil es «adecuado». No creo que nadie lo dude. Dicho eso y deseándole lo mejor, ¿planteará MONDRAGON algún giro de calado en su manera de entender el cooperativismo? El tiempo dirá. El futuro está ahí para inventarlo.