Doce Miradas, diversidad como referencia

Ayer me pasé por el «evento rompedor» que había organizado el colectivo de Doce Miradas para celebrar su primer aniversario, con manifiesto y todo. Fue en la Comercial de la Universidad de Deusto y allí nos reunimos un montón de gente conocida. El motivo lo merecía. Resultó agradable conversar toda la tarde en torno a asuntos de género. Luego cada cual a su madriguera y, claro, hoy de nuevo al tajo. ¿Algo ha cambiado?

Hará falta una unidad de tiempo más amplia quizá que nuestras propias vidas. Así de pesimista realista es mi forma de pensar. Si en una de las exposiciones se hablaba de que la cuestión de género es materia de trabajo en Europa desde los años 50 del pasado siglo y hoy estamos donde estamos entonces no queda otra. Serán próximas generaciones las que tengan que, hasta donde sea posible, rematar la faena.

Mi humilde análisis siempre me conduce al mismo sitio: esto no es problema para la mayor parte de la población. Y cuando no ves problema, no esperes solución. Sencillamente sucede que no se hace nada. Y cuando no haces nada no dejas las cosas como están sino que, por lo general, ahondas en la desigualdad. No hacer nada conduce a poner las cosas peor. Por omisión, sí. Así que el primer paso es levantar la liebre, es hacer caer en la cuenta a quienes no tienen ojos para esta realidad.

Doce Miradas, al sumar diversidad consigue repercusión mediática. Se decía que ayer habían sido trending topic a nivel estatal. Aunque no sea yo muy fan de esas cosas, esa es la consecuencia de reunir esa visión coral. Cada cual suma y el resultado es potente. Los artículos están en general muy bien escritos y son sugerentes. Ayudan a remover conciencias. Además, la combinación de producción propia y firmas invitadas confiere aún más potencia al proyecto.

Así que en este primer aniversario no podía dejar pasar la ocasión de mencionar el evento. Hubo quienes pensamos que el calificativo de «rompedor» nos conduciría a algún sarao distinto. No, «romper» tenía que ver con el techo de cristal. Así que el formato fue comedido, ceñido a una introducción, dos breves exposiciones y una charla colectiva. A mí me hubiera gustado que entraran más en los propios contenidos. Esas doce miradas son firmas de calidad y encierran, para mí, mucha sustancia. Es una línea a explotar para próximos eventos. Sin prisa, pero sin pausa.

Más información a través del hashtag #docemiradas.

La imagen está tomada del trabajo gráfico de Myriam Artola durante la jornada.