Al margen del jaleo que hoy en día supone comprender qué cosa es el emprendizaje social o la empresa social, y por ir a una cuestión de mínimos, entiendo que lo fundamental gira alrededor del problema social que cada proyecto trata de resolver. Cuando digo «problema» éste debe ser de suficiente magnitud como para servir de incentivo global para quienes colaboran en el proyecto.
De hecho, no solo debería resultar retador sino también asumible para quienes se ponen manos a la obra. Así se desplaza la razón de ser de la empresa de dentro hacia fuera. Lo que provoca su necesidad es el gran número de injusticias que siguen sin resolverse en el mundo que nos rodea. La prueba del algodón de estas empresas sociales es si si son capaces de atraer voluntariado. ¿Es tan poderoso su objetivo como para que hubiera personas dispuestas a colaborar sin recibir un salario a cambio?
Sin embargo, al mismo tiempo, la empresa social quiere utilizar principios de la empresa tradicional. La eficiencia y la sostenibilidad económica serían dos buenos ejemplos. Pero ya comentaba ayer que la eficiencia implica un uso racional de recursos. Algo que no parece lógico pedir a quienes colaboran porque «les sale de dentro». Y, por supuesto, ya tenemos el conflicto garantizado. Un conflicto que debería resultar positivo y dinámico.
Cuando digo que el emprendizaje social dispone de un (supuesto) poder es precisamente porque debería ser capaz de hacer que las personas colaborasen sin esperar una recompensa económica a cambio. Y hablo de «supuesto» porque creo también que puede perderse cuando el proyecto se guía por criterios de eficiencia. De hecho esto me parece lo más complicado de gestionar:
- ¿Cómo combina la Fundación Mozilla el trabajo de voluntarios y profesionales?, ¿dónde se marcan los límites?, ¿qué puede hacer una parte y la otra no?, ¿qué diferentes incentivos se manejan? Una de sus claves: ofrecen un abanico muy amplio de opciones para involucrarse.
- ¿Cómo mezcla KaBOOM! a estos dos tipos de personas cuando van a montar un parque infantil en ese gran reto que es hacerlo en una única jornada de trabajo?, ¿se aceptan sin más los dos roles y cada parte hace su «trabajo» según lo planificado?
Las lógicas de participación de personas que trabajan por un salario (sean propietarias o no de su proyecto) y las de quienes lo hacen «porque sí» son diferentes. Pero juntas colaboran en la resolución de un gran problema social. Formular la empresa desde ese problema es vital. Mozilla quiere que dispongamos de un navegador gratuito y de código abierto para defender una idea de qué debe ser Internet y cómo se accede a él. KaBOOM! quiere eliminar los desiertos de juego, esos lugares donde niñas y niños no encuentran parques infantiles.
¿Cuál es el problema que tu empresa social quiere resolver?, ¿cómo lo formulas? ¿Atrae a personas que no quieren recibir un salario sino que buscan una íntima satisfacción a sus deseos personales?
3 comentarios
Me parecen preguntas pertinentes también cuando tu cooperación es meramente monetaria, como en el micromecenazgo.Pero cambiaría el título, poder y social no se me avienen bien en el coco, o igual es que hace sueño. ..
Hola Julen,
el problema tal vez radica en nuestra separación entre A. trabajo (remunerado) y B. ocio (de pago) + c) trabajo doméstico + aficiones + voluntariado (no remunerado).
La escala por la que medimos es el retorno económico,y la limitación las horas que estamos despiertos. Si fuese el retorno global (emocional + económico + intelectual + aprendizaje + …) entonces no nos costaría tanto.
El segundo problema que tenemos los mortales comunes es que nuestra jornada laboral suele ser de 8h, no está pensada la empresa tradicional (o al menos la mía) para medias jornadas o tercios, cuando el valor que aporta la otra mitad a la persona revierte claramente en el rendimiento de la primera.
Pere
Hola Julen! Yo creo que la verdadera prueba del algodón de la empresa social puede ser:
– que la empresa trabaje por solucionar problemas de su entorno y que sea un problema reconocido por más gente.
– que los incentivos de sus trabajadores no sólo sea el dinero, sino el reconocimiento, el placer de devolver algo a tu comunidad.
Aquí es donde añado el «no solo el dinero» porque si lo excluimos de la ecuación, quizá se puede generar una idea de que las empresas sociales son redes de voluntarios, cuando en realidad, son empresas que trabajan pensando en el mercado, como cualquier otra. Y ahí es donde personalmente, y al hilo del título del post, creo que reside su poder, en que desarrollan un vínculo más allá de lo monetario, un vínculo casi emocional con entorno que quieren mejorar.