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Carol – Consultoría artesana en red

Carol

by Julen

ÁngelaLa carta – …

still clowning around as you can seeSonó el móvil y la cocina se inundó de aquella melodía sonido Madchester. Dejó que la música avanzara algo más por paredes, encimera y armarios antes de atender la llamada. En la pantalla del móvil aparecía la cara su amiga con un cierto aire de payasa diabólica.

– Hola, Carol.

– Hola, Ángela. ¿Has visto lo de la prueba?

Carol andaba de lleno en multitarea porque se escuchaba una segunda conversación de fondo y ruidos de todas las formas y colores posibles. Un trajín que no pasó inadvertido a Ángela. Ya sabía de los hábitos de su amiga.

– Carol, ¿seguro que me vas a escuchar si te contesto? Porque pareces afectada por tu síndrome de hiperactividad cotidiano, ¿no?

– Que no, que no, Ángela, que te hago caso. Si te llamo es porque quiero saber tu opinión, ¿no?

– Ya, pero una cosa es oírla y otra escucharla, ya sabes.

– Vale, vale, siempre tan susceptible. Hay que ver cómo se tensa responsability woman, jajaja.

– Oye, cada cual trae de serie su kit de herramientas, ¿no? Y a mí en la tómbola me tocó ese de que cuando hablo quiero que me escuchen.

– Se te va la pinza, Ángela, es más que evidente. Baja de ahí arriba, que te vas a caer. Cuanto más alto subes más pega el viento y ya conocemos tú y yo a quién se ha pegado una buena leche por dejar de pisar la tierra.

– Carol, ¿qué pasa? ¿Es que por fin ya estás de prácticas tras unos cuantos años de durísima carrera de psicología ahí en Donosti o qué? Oye, practica con el enfermo de tu novio, que seguro que te lo agradecerá más.

Se escuchaba la risa de Carol al otro lado. Menos mal que se lo tomaba a bien porque de un tiempo a esta parte, aquel tipo cada vez le parecía más estúpido. Y no era cuestión de empezar ahora de mal rollo con Carol. Por eso la risa la tranquilizó. Porque en el segundo después de haber comentado lo de Kepa ya se estaba arrepintiendo. Así que aquella risa consiguió que se relajara de nuevo.

– Ángela, guapa, no te pases, que anda caro el género. Date una vuelta por tu vida de estos dos últimos años y me lo cuentas, ¿vale? A ver si ahora resulta que había bajado el precio de las angulas y yo sin saberlo.

– Bueno, bueno, vamos a dejar esta conversación de talk show, no sea que al final tengan que llamar a nuestras conquistas para conseguir audiencia y nos veamos de lleno en el mundo de la farándula y el candelabro, ¿no te parece, preciosa?

– Sí, sí, tú ahora desvía el tema. Oye, entonces, ¿qué vas a hacer con las pruebas para la beca?

 

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