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No te preocupes, ya se les olvidará – Consultoría artesana en red

No te preocupes, ya se les olvidará

by Julen

Expressions / ExpresionesHay una frase lapidaria que lleva carga de profundidad: «No te preocupes, ya se les olvidará». ¿A qué se refiere? Ponte en el caso de que en tu organización alguien ha decidido que vais a implantar un nuevo sistema de gestión de compras. Es novedoso, genera grandes expectativas, se ha invertido cierto tiempo y dinero pero… hace falta tiempo para afianzarlo. Pues bien, los viejos del lugar lo miran de reojo y dicen eso de: «No te preocupes, ya se les olvidará». Claro, se refieren a que el tiempo les devolverá al statu quo inicial. Otro ejemplo de gatopardismo.

Además, en todo esto hay un matiz que conviene tener en cuenta. Las herramientas de gestión tienen que enlazar de alguna manera con las prácticas previas. Somos demasiados los modernos feriantes que vamos a vender humo o algo muy parecido y no podemos pensar que somos magos. Digo «humo» porque cuando hablas de gestión te estás manejando con abstracciones. Es difícil presentar un producto físico que evidencie el cambio que pretendes. Hablamos de intangibles. Y encima presumimos de ello.

Y es que cada vez que nos enamoramos de una nueva herramienta de gestión, al mismo tiempo estamos generando resistencias en su contra. Porque no hay varitas mágicas. Y normalmente hay que tener paciencia y ser constante. Hay que vacunarse contra el desánimo porque las cosas de palacio van muy, pero que muy despacio. Son ritmos que conviene tener en cuenta; no tanto para no tratar de acelerarlos sino para tomar conciencia de la realidad, del ritmo de partida. Es el que es por mucho que quisieras que fuera otro.

Comento lo anterior porque en actividades en las que haya que trabajar con grupos de personas, no conviene olvidar el tipo de dinámicas preexistentes. Si llegamos con la maravillosa herramienta de gestión que todo lo cura, nos vamos a estrellar. Y como quien más quien menos se trae bajo el brazo un nuevo proyecto, una herramienta que mejora la anterior o una nueva versión del software, al final la gente acaba inmunizada contra el cambio. Se lo toman con tranquilidad hasta que se pase la fiebre para volver otra vez a lo de antes.

Queremos que lo nuestro sea lo que tenga prioridad. Nuestro proyecto es «el proyecto». Pero no, no lo es. Convive con otras realidades, con otras urgencias, lo queramos o no. Tenemos que ser más humildes y ponernos del lado de la gente. ¿Qué estás haciendo? ¿Cómo te podemos ayudar? La conversación hay que iniciarla desde la realidad, escuchando lo que sucede para ver si nuestra maravillosa herramienta de gestión aporta algo. Si no ayuda, adiós. Si la gente no percibe utilidad en el corto-medio plazo, mejor nos dedicamos a otra cosa.

Sé que todo lo anterior tiene que ver con la gestión del cambio. No digo nada que cualquier persona con una mínima capacidad de gestionar un proyecto no vaya a tener en cuenta. Pero es que a veces la distancia que separa a quien viene a «diseñar e implantar» una nueva herramienta de gestión y a quienes la sufren es enorme.

Y cada vez se dispara con más herramientas en menos tiempo. Celeridad, prisas, rapidez. Ya, ya, ya. No te pares, que esto va deprisa. Y ahí la gente, que a veces es lista, aprende a sobrevivir. A hacerlo en el cambio permanente sin modificar nada apenas. Sabiduría popular para los tiempos modernos.

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