De Castillo de Castellar a la lluvia otra vez

by Julen

Nota.- Post escrito desde el móvil

Cuando todo parecía indicar que lo del agua iba a ser solo lo que se veía en el pantano a los pies de Castillo de Castellar resulta que no, que no para. Esta vez en el monte bien arriba, tras un lugar llamado la Carrera del Caballo, el cielo se ha desplomado en forma de lluvia torrencial. O sea, que he disfrutado de una bajada gloriosa hasta El Colmenar, divertida entre charcos y arroyos improvisados en mitad de la pista.

Hoy ha sido el día en que Alberto ha tomado las de Fuengirola y se ha ido de nuevo hacia la costa, que es lo que le gusta. Por cierto, supongo que contento con la victoria del Athletic sobre la Real ayer. Tras una divertida bajada desde la fortaleza medieval allá arriba por una carretera que se convertía primero en pista, después en cauce de un arroyo y finalmente en un buen fangal, Alberto ha girado a la derecha y yo a la izquierda. Adiós, compañero, hasta la próxima. Un placer dar pedales en tu compañía.

Para Jimena de la Frontera he tomado la opción carretera porque ya sabía por Jaime (quien nos acompañó en el diluvio por las marismas de Puerto de Santa María) que la pista sería una merendola de barro. Esto me ha permitido también celebrar en la típica venta de carretera el ritual de la tostada con aceite… y una bola extra que ha consistido en un espectacular bizcocho. Ya, vale, que no hago más que hablar de comer. Pues sí, es que dar pedales debe ser la excusa ideal para hacer hueco en el estómago.

Tras cruzar Jimena por una buena cuesta ha comenzado la parte bonita de la ruta del día, primero acompañando al río Hozgarganta y luego con una preciosa subida hasta la loma de los Cerquijos entre quejigos y alcornoques. Y allí estaba una pareja de la Guardia Civil haciendo fotos a una de las pequeñas cascadas que aparecían en multitud de rincones. He estado de cháchara con ellos hablando de la TransAndalus y de lo verde y espectacular que está el monte por aquí en primavera.

El día lucía precioso, aunque allá arriba asomaban nubes. Luego, ya pasada la loma y cuando quedaba solo bajar los quince kilómetros hasta El Colmenar, todo ha sido un llover y no parar. Así que he aterrizado en el pueblo como un nazareno, sin cruz a cuestas pero calado hasta lo más hondo de mi ser. Menos mal que la cacharrería, en sus bolsas de plástico, ha aguantado.

Quería ir derecho al hotel. Pregunto a un lugareño y ni idea. Entro a un bar, pregunto a otro y tampoco. Que no, que eso no está aquí. Joooder, resulta que he reservado en un pueblo llamado «Colmenar», también provincia de Málaga, y no en esta pedanía, que se llama «El Colmenar». Menos mal que he conseguido habitación en Ahora, un complejo de varias casas con habitaciones bien chulas (al menos la mía lo es) con aire ecológico.

Tras una comida vegetariana me he venido al salón comunitario a escribir desde el móvil este artículo. Eso sí, previo paso por masaje, que he visto que ofrecían en este alojamiento. Qué dura la vida del cicloturista de montaña 😉

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2 comentarios

Chapas promocionales - Camaloon 25/04/2011 - 19:34

Llevamos una semana santa pasada por agua bastante dura. En toda la península se ha notado los efectos de la tromba de agua.

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12: Gaucín – Jimena de la Frontera | Consultoría artesana en red 09/04/2015 - 17:12

[…] la estación de Gaucín. Curioso, llego como hace cuatro años cuando rodaba por la Transandalus. Entonces llovía a mares, hoy no tanto pero no le […]

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