Balance de las jornadas del cluster de turismo de Canarias

Me parece una experiencia diferente. Las jornadas de puesta en marcha del cluster de turismo de Canarias son un exponente de esa otra forma de gestionar organizaciones complejas. Podéis imaginar la cantidad y diversidad de agentes que incorpora el turismo. Más aún en un territorio como el canario, un auténtico diamante para esta actividad.

¿Por qué digo que es diferente? Primero, porque surge desde la iniciativa privada de un grupo de agentes personas que creen que el enfoque de red distribuida es la forma de organizar la complejidad del sector. Ahí, sin duda, el papel de Edu William parece fundamental. Segundo, porque aparece como un tremendo mundo de oportunidades, de potencial, de optimismo. No es fácil encontrarlo en el momento actual, todavía en plena crisis. Y, tercero, porque hay un grupo humano heterogéneo empeñado en la labor y con vocación de servicio.

Además, hay otra cuestión que no es baladí, pero a la que no quiero poner en primer plano a pesar de su importancia: el soporte de las herramientas de la web social y de Internet como campo de juego natural. El cluster gira en torno a una comunidad inicialmente creada en Ning y que habrá que ver cómo evoluciona.

En las jornadas hubo para mí, dos líneas básicas de reflexión:

1. Cómo mantener la «tensegridad» entre la idea de cluster como punto común de encuentro y lo que ya está sucediendo en forma de iniciativas particulares (más allá de que podamos decir que son o no «parte» del cluster).
2. Cómo facilitar que proyectos piloto puedan actuar en forma de ejemplo para el resto de la comunidad en tanto que generadores de mayor competitividad para los agentes que intervengan en ellos.

Otra cuestión importante es la «estructura formal» de que se dote al cluster. Muy interesante la idea que planteó Juan Freire de otorgar al cluster fecha de caducidad para no perpetuarlo sine die. Esto es lo que en alguna ocasión he llamado «éxito por fagocitosis» y que es también de aplicación a ciertas funciones dentro de la empresa: calidad, innovación o prevención. Su objetivo final: que desaparezcan como departamentos porque su transversalidad ha terminado por anidar en toda la organización. La calidad la generamos en cada área de trabajo, como la prevención o la innovación, no porque haya una dirección específica.

De este cluster me atrae, por supuesto, su enfoque inicial. Pero además, creo que se abre una gran oportunidad de «fundir» en torno al turismo tres vectores fundamentales:

1. La propia red de agentes que proveen servicios dirigidos al sector turístico. Nos referimos a un enfoque amplio, que mira más allá del mercado para incorporar la idea de «comunidad» extendida, donde los agentes potenciales pueden llegar a ser prácticamente cualquier actividad. Pondremos un ejemplo en algún otro post más adelante.
2. La ciudadanía en tanto que parte necesaria y protagonista de un modelo sostenible a futuro. Sin su participación activa el cluster no podrá avanzar con garantías.
3. El cliente, el usuario, quien «paga las facturas» pero al mismo tiempo quien contribuye con su conocimiento e interacción. Estoy convencido de que somos muchas las personas que hemos establecido una conexión emocional con estas islas. El cluster no puede dejar pasar por alto ese potencial. El desarrollo de nuevos productos y servicios pasa por co-crearlos con los propios clientes.

En fin, que han sido cuatro días estupendos allá en Gran Canaria. Cuatro días insistiendo en la importancia de potenciar la interacción entre los diversos agentes del sector del turismo. Pero además, como siempre, hemos disfrutado de otras pequeñas satisfacciones. Como la de desvirtualizar a algún que otro hiperactivo del Lomo de los Caballos, disfrutar de la comida libanesa o caer en la cuenta de que las niñas que quieren venir al mundo traquetean lo suyo en la barriguita de su mamá.