Participación en clase y autogestión

by Julen

Estupendo el post de Juan Freire reflexionando sobre la forma en que incentivar la participación en clase en la universidad, pero… no estoy del todo de acuerdo. Me explico.

Crear «condiciones de mercado» donde usemos recompensas directas para l@s alumn@s en función de su grado de participación no deja de ser reproducir el sistema. Aunque, claro está, no dudo que este concepto tenga su interés, avalado por ejemplo por Thomas Malone en su libro «El futuro del trabajo«). Creo que hay que introducir más elementos que tiendan a cuestionar el modelo global de «clase». El uso del incentivo supone mantener una asimetría excesiva en quien trabaja (alumn@) y quien tiene el poder de recompensar (profesor/a). Esa distancia, ese alejamiento del p2p, no contribuye a enraizar la participación en la vida cotidiana del aula.

Pudiera ser que tengamos que definir peldaños en este proceso de migrar a una clase más participativa. Pudiera ser que el primer paso sean hermosas y suculentas zanahorias, pero hay que ir más allá. Si no, el modelo nos servirá para el corto plazo, pero tenderá a morir si no estás constantemente introduciéndole energía externa (ver el concepto organización haya frente organización jardín). Si no, será el mismo perro con distinto collar. Y levantaremos sospechas en nuestr@s alumn@s. Y eso son defensas que cuesta mucho ¿vencer?

Alberto ya pudo conocer de primera mano el experimento que hemos llevado a cabo en mi taller de último curso de la licenciatura de administración y dirección de empresas en la Universidad de Mondragón. Nos colocó un post, que agradecimos, aunque no fuésemos capaces de entablar diálogo con él. Fue un exifracaso del que aprendimos. En nuestro experimento (Juan cita otro de Marcelino Fuentes, un compañero suyo allí en A Coruña) hemos tratado de empezar desde el principio.

La clase se configuró en equipos de proyecto en torno a asuntos relativamente desestructurados (unos menos que otros). Debieron buscar un cliente dentro de la facultad para conversar sobre el proyecto que debían sacar adelante. Este cliente participaría en la evaluación y el equipo de proyecto tendría que decidir internamente cómo distribuía la nota. Podían repartirla por igual o asignarla de forma diferente entre los miembros. Sólo uno de los equipos ha decidido, al final, no ser «plano». Han reconocido la reputación y el trabajo bien hecho de uno de ellos y le han colocado más nota que al resto.

Los equipos han sido autónomos en su trabajo y nos hemos guiado por una planificación global del taller en la que situamos una serie de reuniones. Esto me gustó mucho: bastante veces hablaban de que «tenemos reunión» y no de que «tenemos clase«. Los equipos debieron presentar una oferta, la tuvimos que validar y luego ya comenzar el proyecto en sí.

Como hemos terminado el experimento -aunque quizá debería explicarlo con más detalle- disponemos de la valoración conjunta que hicimos el último día en clase. Esta fue la valoración de l@s alumn@s. La pongo a vuestra disposición por si queréis comentar al respecto.

Aspectos positivos

  • Sentido práctico
  • Elaborado en horas de clase en su mayor parte
  • Se aprende más que si hubiera sido teórico
  • Charlas (nos referimos a que trajimos personas de fuera para dialogar con ellas)
  • Hemos aprendido qué es un blog
  • Dirigirnos a un cliente
  • Indefinición inicial de los proyectos
  • Cercanía y contacto (nos referimos al profe)
  • Las entrevistas y disponer de diferentes puntos de vista
  • Lo “atípico” de la asignatura
  • La charla con Alberto (nos referimos al día que estuvimos dialogando con él)
  • La superación del concepto “aula”

Aspectos a mejorar (cuando aparece «el profesor», es quien escribe esto)

  • La gestión del tiempo
  • Compartir la información de otros equipos, no miramos lo de los demás
  • Quisimos hacer un blog
  • El profesor no llega a ver las contribuciones personales (ve más el equipo)
  • Los clientes han llegado tarde a las presentaciones
  • Nuestras habilidades para presentar
  • Indefinición inicial de los proyectos
  • Poca flexibilidad para hacer más equipos
  • La configuración de los equipos
  • El profesor se ha sentido infrautilizado
  • Nos hace falta más imaginación
  • “Cultivar al cliente”
  • Destrezas informacionales
  • Habilidades de relación interpersonal

La idea general es la de llevar adelante una participación radical, desde el origen. Queremos asumir la capacidad de transformar la propia aula, la relación profe-alumn@. Y conste, que en este sentido, es estupendo leer reflexiones sobre la universidad como las de Juan Freire en su blog. Voy a ver si poco a poco las voy digiriendo y aprendemos entre tod@s.

Más posts en este blog relacionados con: autogestión, Mondragon Unibertsitatea.

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8 comentarios

Juan Freire 26/02/2006 - 13:38

Genial la experiencia y muy buen comentario. He actualizado mi post con todas estas ideas y críticas. Seguiremos discutiendo …

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Biopolitical 26/02/2006 - 16:22

Sí, tu experiencia es muy interesante. Sobre lo de mis clases quiero aclarar que en mis asignaturas los estudiantes hacen diferentes actividades participativas, pero lo que quiero incentivar subastando puntos de la nota es que me hagan preguntas y participen en las clases que están programadas como «magistrales». Y que el tema que estamos estudiando en clase es precisamente el funcionamiento de los mercados (dentro de una asignatura sobre la relación entre la especie humana y el resto de la naturaleza). La subasta está en curso así que todavía no puedo contar el resultado. Seguiremos en contacto.

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Alorza 27/02/2006 - 08:43

Yo puntuaría como éxito lo que has conseguido.

Bueno, ahora imagino que les pedirás que ellos mismos elaboren un plan de formación personal para mejorar en esos aspectos que han destacado como más débiles.

Una pista para los docentes. Tengo un amigo que ejerce y reflexiona la docencia y que tiene una idea muy atractiva, que yo voy a simplificar y radicalizar: toda la educación (Primaria, Secundaria, Universitaria…) debe seguir el modelo de la educación infantil, donde la actividad es el centro y los contenidos son resultados que se obtienen en el desarrollo de actividades con sentido.

Menos críptico: los niños pequeños van al cole a jugar y los contenidos de aprendizaje se introducen en el contexto de esos juegos. Por alguna extraña razón, eso acaba a los 6 años y, a partir de entonces, los contenidos estructuran la enseñanza (pero no el aprendizaje, creo yo), mientras que las «actividades con sentido» se consideran «transversales», que es lo mismo que decir «lujos innecesarios».

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Juan Freire 27/02/2006 - 11:34

Comparto totalmente ia ldea del amigo de Alorza (de hecho por ahí debe andar alguna presentación mía donde planteo precisamente esa idea). El sistema educativo actual va atrofiando paulatinamente muchas de las capacidades con las que contamos inicialmente al forzarnos a «aprender» siguiendo un único método (por cierto muy poco creativo y paticipativo).

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Julen 27/02/2006 - 12:43

Probablemente tengamos que «desaprender» muchas cosas de las que damos por sentadas en nuestras clases. El problema es que el estereotipo de que quien enseña vs. quien aprende está ya muy asentado. El alumno se siente cómodo en su papel y el profe lo mismo. Tenemos un discurso que en lo teórico dice que hay que fomentar la participación del alumno en clase, pero luego nuestras prácticas nos conducen por el camino equivocado.
Voy a tratar de escribir como un caso práctico lo que hemos hecho en clase este año. Además, tengo que seguir hablando del curso que viene y si seguiremos con este mismo enfoque en mi taller. Desde luego que mi idea es aprender haciendo, pero me queda la duda de hasta dónde hay que delimitar el campo de acción. Quizá los propios alumnos puedan participar en la definición de ese campo. No sé, mi idea es ir al principio y cuestionar el punto de partida. Lo que no sé es si eso provoca nuevas defensas. Ya os tendré al tanto.

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Alorza 27/02/2006 - 21:33

Glups, antes no me he acordado de agradecer la buena valoración de mi charla. Qué buena gente sois. También para mí fue muy interesante.

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jaB...!!! 20/03/2006 - 12:42

Respecto a lo de establecer calificaciones individuales, creo que es verdaderamente complicado el que el sistema de calificación del trabajo no acabe siendo ‘plano’. En mi opinión, y como alumno, en la ESTE hemos llevado a cabo este tipo de experiencias y al final la camaradería entre individuos primaba sobre el trabajo del proyecto. Me parece tremendamente interesante el post y la intención es absolutamente positiva ya que por lo menos nos incentiva a los alumnos a entrar a valorar nuestro trabajo y el de nuestros compañeros desde nuestra propia perspectiva.
En cuanto a la participación, yo me considero un alumno muy participativo y a veces me tengo que reprimir porque me da vergüenza. Es triste ver alumnos totalmente apáticos que dentro de un año se vana a tener que enfrentar a multiples entrevistas de trabajo. Y yo precisamente lo hago por eso, porque soy un estudiante que me gusta expresar mi opinión. No obstante, cometo errores y participar en las clases me aporta un valor añadido respecto a los demás, ya que aprendo a expresarme y a avadir los miedos que en un futuro me puedan surgir delante de un microfono. Es una opción y yo he escogido esa y os puedo asegurar que me he sentido valorado muchísimas veces y que los profesores agradecen enormemente dichas intervenciones.

Saludos e intentaré pasarme habitualemente por aqui!

Javi

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Consultoría artesana en red » El señor Pareto arrasa 14/12/2011 - 12:38

[…] Para mí todavía tenemos mucho que recorrer en participación. ¿Por qué un docente quiere participación de sus alumn@s en clase -como norma- pero luego participa en forma muy limitada en otras actividades de la universidad? […]

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