Tiene gracia a veces. Después de publicar el post, entras en las noticias del día y te encuentras con la siguiente: Sevilla anuncia un nuevo ‘cerebro’ para la Administración. El cerebro ya no será humano; ahora será una máquina. Ya está, no lo había entendido. Y voy a suponer que ¿es cosa buena para la ciudadanía? Tiemblo, por desconfiado.
Ahora resulta que la solución viene porque el nuevo SARA «hará posible la conexión de las administraciones, para que se puedan ofrecer los servicios electrónicos a todos los ciudadanos, evitando el peregrinaje de ventanilla en ventanilla». Es lo que ha afirmado el titular de Administraciones Publicas. Será que las ciencias avanzan una barbaridad. Ya sólo queda que las personas que están al final del proceso (¿por qué no una interfaz máquina?) tengan la cualificación necesaria para evitar lo de «es en la otra ventanilla». Yo creo que un guiñó a las personas humanas-humanas no hubiera estado mal, ¿no?
El nuevo cerebro estará protegido en una sala de alta seguridad de 100 metros cuadrados. Lo de los 100 metros no sé muy bien por qué: si porque ocupa mucho, si porque le ponen cuartito popio al de seguridad… Eso sí, como la comunidad sabe la dirección, en la calle María Molina en Madrid, y dicen que está muy protegido; entonces ya está en peligro. Dime que está muy protegido y provocarás de inmediato el deseo de saltarse tus protecciones. En fin, como ha sido siempre.
Pero me quedo tranquilo, que tenemos nuevo cerebro. Supongo que el funcionariado ya está al tanto y que una nueva era ha llegado. Están alerta. Cuánto trabajo os queda.
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