Máquinas de café que engañan

He vuelto a descubrir que hay máquinas diseñadas para engañar, creo que por precaución. La máquina de café que me ve todos los martes y jueves a primera hora me dice de vez en cuando que no tiene cambio. Pero sé que me quiere engañar. De momento sigo confiando en ella y me devuelve cambio. No sé si es porque sabe que soy yo y que le tengo aprecio o que es idiota. Creo que hay un humano por detrás que se encarga de la recaudación y que es un buen tipo, que pensará que antes de que llegue la sangre al río y no haya cambios prefiere asustar al consumidor y decirle que alimente a la máquina en su dosis exacta.

También he descubierto que no comprende el concepto de «ovejas que cagan hierba» (lo leí al amigo Rheingold pero creo que venía de alguna otra eminencia, cuando hablaba de empresas que meten información y sacan información como proceso básico). A esta máquina le das un euro y te devuelve dos monedas de 50 céntimos. Creo que es un rasgo común a las máquinas de café del mundo. Deben ser sus valores aunque no sé cómo los habrán incorporado a su visión. Harán sus complejos análisis y decidirán que quieren descargarse de peso y acumular dinero en unidades mayores. Un objetivo estratégico como otro cualquiera.

Conocida es la referencia constante en la gestión del conocimiento a las máquinas de café. Bueno, este concepto realmente a quien ha molestado siempre es al gerente, que no entiende qué hace la gente tanto tiempo frente a este tipo de artilugios. De momento a nadie se le ha ocurrido grabar conversaciones aunque es toda una declaración de intenciones que la cámara del famoso programa de la tele esté en la misma máquina y rastree lo que sucede frente a ella.

Mi máquina de los martes y los jueves. Joder, estoy empezando a cogerle cariño. Será la edad y el chocheo que empieza a manifestarse.