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13 Manteigas – Sabugueiro #PortugalMTB – Consultoría artesana en red

13 Manteigas – Sabugueiro #PortugalMTB

by Julen

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Pues sí, finalmente cayó una siesta. Antes hubo que centrar las pastillas de los frenos de disco. La teoría es sencilla: hay que aflojar un poco los tornillos que sujetan el soporte y con el freno apretado, se centran solos. Solo quedaría ir apretando de forma alternativa poco a poco cada uno de los dos tornillos. La pelea ha sido mucho más complicada, aunque creo que los he dejado bien centrados. Hasta la siguiente, a ver lo que duran sin empezar a meter ruido.

Decidí cenar en el hotel. Su restaurante tenía muy buenas críticas y el desayuno había estado fantástico. Me fui al menú vegetariano. Sopa del día y un risotto de cogumelos silvestres que estaba buenísimo. Si aterrizáis por Manteigas, el hotel Vale do Zêzere es una buena opción. No está en el centro y hay una buena cuesta para llegar hasta allí, pero me han tratado genial. La habitación con su balconcito que daba al pueblo, la bici bien guardada (me dejaron la llave), la comida riquísima y todos muy amables. De diez.

Hoy la etapa es bien simple: una subida y una bajada. Solo que la subida es para salvar un desnivel de 1.542 metros hasta llegar a Torre, el punto más alto del Portugal peninsular. Diría que de un tirón, pero tiene sus descansillos. De todas formas, para ir de cicloturismo, se las trae.

Cuando preparaba el viaje, una de las imágenes que se me quedaron en la retina es la del tremendo valle glaciar del Zêzere, del que se puede leer en el sitio web de la ruta de los valles glaciares de Portugal:

Moldeado en forma de U, el Valle Glaciar del Zêzere es uno de los mejores ejemplos de modelado que el hielo imprimió en el paisaje serrano. Con 13 kilómetros de extensión, esta lengua de hielo se abre por escarpadas laderas de imponentes rocas graníticas, albergado en el fondo del valle el río Zêzere. La estructura única de esta garganta de piedra enmarca paisajes de pastos entre los acantilados, las casas serranas típicas y la villa de Manteigas. Déjate impresionar por la magnificencia de la Nave de Santo António, sube los senderos que llevan al impresionante Valle da Candeeira o baja hasta la falda del Cântaro Magro, donde se abre el Covão de Ametade, un antiguo lago glaciar cuya inusual belleza merece una larga visita.

Pues hasta aquí, hasta el Covão de Ametade hemos pedaleado, pero no lo hemos hecho por la carretera que serpentea por el interior del valle. No, nosotros a lo fácil no. Así que primero hemos elegido pasar por el Poço do Inferno, del que que Saramago hacia esta peculiar observación:

Si éste es el Poço do Inferno, y si en el infierno son así los pozos, hay que revisar severamente algunos conceptos que hemos heredado de la tradición. Verdad es que estas rugidoras aguas, cayendo de lo alto, pueden parecerse a algunas de las incomodidades infernales, pero si por allá no hay más nieblas que éstas que se agarran a los picos rocosos, no ve el viajero por qué no ha de quedar un alma condenada mirando eternamente la fulgurante cascada, tal vez con la simple esperanza de que un rayo de sol, de siglo a siglo, ilumine de transparencias el agua y la espuma y acaricie la cabeza del contemplador como una especie de perdón.

Ya desde ahora os digo que agua, la justa. Supongo que hay que venir en otra época para escuchar las «rugidoras aguas». Para llegar hasta aquí tenemos una subida tendida, pero constante, al 15%. Eso sí, por una carretera solitaria entre bosques majestuosos. Vale, y de vez en cuando con las típicas mosquitas que se te ponen frente a la cara de cien en cien. ¿Exagerado? Vente y lo compruebas. Es fácil.

Dejamos atrás el poço da inferno para coger una pista a tramos bastante rota y también con buena pendiente. Agradecemos de nuevo por momentos la compañía entusiasta de mosquitos, moscas y moscardones. Finalmente salimos a un terreno más despejado y decimos adiós con algarabía a los insectos voladores. ¡Adiós, bonitos! ¡Yo también os quiero!

Pedaleamos por horizontes abiertos y berruecos imposibles hasta toparnos con la carretera que sube por el interior del valle desde Manteigas. Para acceder al Covão de Ametade hay que descender un poco hasta una curva de herradura y desde allí pedalear unos pocos metros hasta el lago (que más parece un arroyo, como podéis ver en la foto de arriba).

Hecha la visita de rigor, regresamos a la carretera. Solo quedan 600 metros de desnivel. Toca subir y subir hasta pasar cerca del nacimiento del río Zézere, junto al Cántaro Magro. Dejamos a la derecha otro valle de origen glaciar, el de Alforfa, tan espectacular o más que el del Zêzere.

Ya que estábamos en ello y puestos a ascender a los cielos, qué menos que coronar la cima más alta del Portugal peninsular a 1.993 metros sobre el nivel del mar. Curiosamente se ubica en un altiplano llamado Torre en la Serra da Estrela, que, por cierto, forma parte del Sistema Central, sí el de Gredos y compañía. Allá que llegamos tras los más de 1.500 metros de ascenso desde Manteigas. Por cierto, vi a tres ciclistas con bici de carretera que también hicieron cumbre en el centro comercial.

Pero vamos con Torre, centro comercial, porque eso es lo que se anuncia al hacer techo en el Portugal peninsular. Se les ha ido la mano a los portugueses, qué delirio allí arriba. Reguetón a buen volumen, varias tiendas de mierdas varias a cual más cutre y turistas colocando piedra sobre piedra en los alrededores para hacer fotos supuestamente chulas. Diossss, qué manera de estropear un sitio emblemático. No sé cómo será en época de uso de la estación de esquí, pero desde luego que ahora más lamentable no puede ser.

En fin, toca bajar y bajar con algún pequeño tobogán. Hablo con la chica que atiende en la casa de turismo rural y me dice que no hay problema para entrar pronto. Pues vale.

Como la etapa era bastante corta en kilómetros, tenía tiempo de pedalear hasta la Albufeira de Lagoacho. ¿Qué podía impedirlo? Un dulce can con sus cabras en mitad del camino. ¿Paso o no paso? Me acerco y gruñe. Su tamaño impone. Le iba a hacer una foto y se me ha enfadado. Vale, vale, ya vengo cualquier otro día. Que te vaya bien con el trabajo. Ciao. Yo suelo venir a menudo por aquí. No se moleste, usted a lo suyo.

Un poco antes de la una del mediodía ya estoy en Sabugueiro, fin de etapa. Bon día. Boa tarda, me contesta la señora. La tarde empieza pronto aquí en Portugal. Mañana os cuento qué dio de sí.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 900,92.
Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 17.437.

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📷 Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

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