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Camino hacia el Alentejo portugués #AlentejoMTB – Consultoría artesana en red

Camino hacia el Alentejo portugués #AlentejoMTB

by Julen

Día D, 12 de abril de 2019. Destino: el Alentejo portugués. Tripulación: Alberto con su nueva BH Lynx, Julen con su habitual Orbea Oiz y a la espera de encontrarnos con el tercer hombre allá en Portugal, Juan con su Trek Caliber. Misión: ruta circular en bici de montaña que combinará tramos de la Transportugal, tramos de la Vía Nascente -Camino de Santiago- y tramos diseñados por quien suscribe esta crónica. Hoy es día de traslado desde Bilbao hasta Castelo de Vide. Esperan días de gloria, no hay duda. Bueno, vale. A estas edades uno va pensando dónde degustará platos típicos de la zona, en qué alojamientos disfrutará de mejores almohadas y qué paisajes deleitarán la vista. La Titan Desert se la dejo para mi buen amigo Ángel.

Como siempre que inicio una de nuestras rutas de larga distancia, siento cosquilleo en las tripas. El año pasado conocimos de primera mano la primavera extremeña. Ahora pasamos al otro lado de la frontera y hacemos lo mismo con su hermana la portuguesa. Como ya aprendimos en Olivenza, las líneas que delimitan países son asuntos coyunturales que van y vienen mientras Saramago sigue esperando la unión ibérica peninsular allá en su tumba.

El camino hasta Castelo de Vide nos mete de lleno en la ya conocida autovía de la Vía de la Plata. Han sido varias veces las que hemos transitado por aquí devorando kilómetros en coche. En bici es otro asunto. El ritmo de los pedales nos proporciona una velocidad mucho más humana. Burgos, Palencia, Valladolid, Salamanca, Cáceres y luego hacia Lusitania. Más de 700 kilómetros y a primera hora de la tarde estábamos ya en destino, aprovechando la hora que le ganamos al reloj.

Hemos comido en Aliseda, muy bien, en un típico restaurante con carnes de caza (su nombre, Montería, lo delataba) y un buen surtido de camioneros con sus maquinones a la puerta. Todo muy sabroso y abundante.

Castelo de Vide es de esos típicos pueblos de postal. Murallas, callejuelas empedradas, castillo e iglesia en lo alto, judería, fonte da vila, casas encaladas de un blanco insultante, todo ello con 3.407 castelovidenses y castelovidensas, según la Wikipedia. Arcos y ventanales góticos se reparten en mil rincones para deleite de la vista. Eso sí, el peaje quizá sea demasiado alto: Castelo de Vide, pueblo turístico donde los haya, aunque nosotros lo hemos conocido sin las previsibles marabuntas de estos días de Semana Santa que se avecinan.

Como habíamos previsto, por la tarde nos hemos reunido con Juan, que había llegado algo antes al hotel. Ya está el equipo al completo. Seguro que vamos a disfrutar de la ruta. A ver qué tal vamos amoldando nuestros diferentes ritmos para encontrar la mejor de las sintonías. En fin, que mañana arranca la fiesta. Ya os iré contando. Y… felicidades con retraso de un par de días para Juan. Hoy invita él a cenar 😉

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