Irse de putas o cómo sellar un acuerdo comercial entre caballeros

by Julen

Acuerdo

Estoy convencido de que para muchos hombres ni merece la pena pararse a pensar en ello. ¿Putas? Un simple medio, una función social. Siempre las ha habido y siempre las habrá. ¿No dicen que es el oficio más antiguo? Pues eso, ¿qué más quieres? Están ahí para que los hombretones sellen acuerdos, ganen en complicidad y las empresas -sí, esas que reciben premios y están certificados en cuantas normas ISO haga falta- sigan siendo competitivas en sus mercados de referencia.

Arantxa Sainz de Murieta escribió en Doce Miradas que, con toda seguridad, en mi entorno había un putero. Supongo que uno no quiere reconocerlo en público por aquello de una cierta omertá entre hombres. No hay que señalar a nadie, por favor; era parte de su trabajo. Pero sí, los he conocido. Los he conocido en el trabajo, con putas como moneda de canje para hacer negocios. Y hasta incluso creo que era «lo normal». Vamos, una costumbre, algo aceptado en el trato entre dos hombretones: la forma en que hacer evidente que todo va bien.

Ahora, en 2019, un montón de años después de conocer de primera mano las costumbres empresariales puteras -sí, a mi lado, en mi entorno, Arantxa-, me pregunto: ¿continuará aquella normalidad en vigor? No tengo duda. A lo mejor alguna que otra conciencia ha despertado, pero el oficio más antiguo del mundo sigue ahí. Los hombretones cierran sus acuerdos dando rienda suelta a sus impulsos sexuales. Los que sean y como sean. Todo es cuestión, supongo, de precio. Es la forma en que decirle al mundo que las cosas van bien, como deben ir.

Supongo que no suele auditarse. No creo que ninguna evaluación empresarial incluya este tipo de preguntas: ¿suelen irse de putas al cerrar acuerdos comerciales?, ¿se suele ofrecer al cliente irse de putas como parte de la negociación?, ¿incluyen en sus presupuestos una partida para putas? No estaría bien. A ver si la culpa va a ser ahora de la empresa. Vamos a entrar en 2019. Feliz Año Nuevo. ¿O es que no es un buen momento para hacer crecer el negocio e irse de putas? La alegría suele tener estas cosas. Por cierto, ya de paso: Feliz Navidad.

Decía al principio que estoy convencido de que irse de putas, como parte de una negociación comercial, no merece ningún análisis particular en la mayoría de las empresas. Se sabe y se calla. Cuando llegue la Bienal de la Máquina Herramienta se traen más volquetes de putas y asunto arreglado. El mercado, la demanda, nada nuevo bajo el sol. Cosas de hombretones. Cosas de caballeros que hacen negocios. No pasa nada. Ha sucedido, sucede y sucederá. Si acaso la trata de mujeres y su consiguiente esclavitud ocuparán de vez en cuando los titulares de los medios de comunicación, generarán algún pequeño conflicto interior que pasará a mejor vida cuando la negociación comercial, por fin, llegue a buen puerto. Alegría y unas putillas.

¿No debería escribir aquí y ahora los nombres de esas personas que he conocido como puteros profesionales de empresas? Ya veis, compartiendo la omertá. Es cierto que ha pasado tiempo desde que lo vi y sentí delante de mí y que quizá ahora no tenga sentido cacarearlo a los cuatro vientos. Pero sí, yo también supe que en mi entorno había puteros y que formaban parte de los negocios. Maldita omertá.

 

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1 comentario

Juanito, el rey emérito y sus 5.000 amantes: omertá ante todo – Consultoría artesana en red 03/09/2020 - 05:30

[…] era sino una pieza más en un engranaje que él, por supuesto, no había inventado. Ya se sabe que los hombres cierran negocios yéndose de putas. No te pongas exquisito, […]

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