Miserias

by Julen

Darkness

Miserias con las que convivimos, escondidas a ojos extraños. Miserias que solo cada cual conoce, íntimas, recurrentes, a veces obscenas. El otro lado de la moneda. Cerrado a cal y canto el baúl de lo que a nadie apetece contar. Una parte de quien somos que vive soterrada bajo el constante paso de lo que llaman buena educación.

A veces se hacen más humanas y juegan en el límite de lo socialmente aceptable. Pero no, son solo momentos de debilidad. Su lugar es una oscura celda escondida en algún recoveco de no se sabe dónde. Un lugar inhóspito en el que no apetece adentrarse. Un lugar para perder la dignidad. No, nadie quiere pasar por allí.

Y, sin embargo, son tan humanas, tan propias de quienes decimos ser. Parecería que se impone el acuerdo tácito, un pacto de no agresión entre las partes. ¿Quién quiere revolver el infierno? Allá se cuecen, entre instintos primarios, nuestras miserias. Más o menos conocidas, más o menos aceptadas. Pero allí habitan, revueltas e insultantes, entre alguna que otra zozobra interior.

A veces convendría ventilar ese sótano emocional.

La imagen es de Georgie Pauwels en Flickr.

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