Calor, lecturas y desconexión en La Gomera

by Julen

Alto de Garajonay
Tras once días en La Gomera, hemos vuelto al mundanal ruido. No sé si ha sido el calorcito isleño o simplemente que el cuerpo lo pedía, el caso es que han sido once días sin abrir el ordenador portátil. Para nada. Ya, diréis que durante los veinte días de pedaleo por la TransIberia tampoco lo había hecho (porque no lo llevaba, claro). Sí, pero durante la ruta he disfrutado del post diario, algo que me sale tan natural que no lo considero trabajo alguno, por cierto. En cambio, allá en La Gomera, en principio para algo me llevaba el portátil. Pero no, ni tentación de teclear nada. Qué cosas.

Ahora que volvemos al entorno habitual de trabajo (aunque todavía más o menos de vacaciones) resulta que las circunstancias empujan a retomar eso que podemos llamar vida habitual. Sin embargo, estos once días han servido para dejar pasar el tiempo, dar largos paseos por las mañanas, apreciar los vientos y el paisaje, y zamparme, eso sí, más de mil páginas de tres novelas. La primera, una encantadora salvajada de Fernando Vallejo, Mi hermano el alcalde; la segunda, una novela de casi quinientas páginas de Ian Manook, pseudónimo del escritor francés Patrick Manoukian, Yeruldelgger, muertos en la estepa; y, por último, la más reciente entrega de la serie de Bevilacqua y Chamorro que Lorenzo Silva ha situado esta vez en una base del ejército en Afganistán, Donde los escorpiones.

Vallejo  Yeruldelgger muertos en la estepa_150x230  Silva

Al margen del interrumpido pedaleo del año pasado también por la isla, esta es la primera vez que íbamos en período estival. Eso quería decir que la isla presentaría otra cara. En otoño o invierno, cuando acostumbramos a ir, si bien la costa en Valle Gran Rey asegura casi siempre buen tiempo, la isla siempre muestra cierta variabilidad. De medianías hacia arriba los alisios empujan las nubes contra las laderas y ahí vive la lluvia horizontal. Esta vez, en cambio, aunque sí que hemos llegado a verla, nos ha coincidido con un periodo de calima. A duras penas era posible desde el Alto de Garajonay ver La Palma o El Hierro. Incluso el Teide a veces se ha escondido por la calima.

Es época de romerías y procesiones. Santos y vírgenes hacen su agosto. En Santiago Apóstol, 25 de julio, se da el pistoletazo de salida a las celebraciones. Cada pequeño caserío tiene su ermita y eso quiere decir su motivo para procesionar. Así que, más o menos de fiesta, es lo que toca. Por ejemplo, nosotros vimos la de San Roque en Playa Santiago. Una curiosa procesión donde el santo va en furgoneta y lleva por detrás una buena jarana con risas, bailes y buen humor.

Claro que los once días en La Gomera también tuvieron su día de subida en bici a Garajonay. Por primera vez lo hice desde Valle Gran Rey. Eso quiere decir pedalear desde el nivel del mar hasta los 1.487 metros de la cumbre. Será que todavía arrastraba la buena forma de la TransIberia, porque nunca como esta vez me pareció tan fácil subir hasta arriba. Y juro que no iba dopado. Luego la bajada, eligiendo algunas pistas no muy transitadas, me hizo caer en la cuenta de que hay muchos kilómetros para recorrer en La Gomera sin necesidad de pisar asfalto. Eso sí, ojo, porque en cuanto comienzas a bajar, el barranco te puede llevar donde no quieres y vuelta a empezar: todo lo que se baja luego se sube.

Así que sin más, el blog ha descansado. Supongo que ya habrá dicho: ¿pero qué le pasa a este hombre que no me actualiza? Bueno, ya os digo: calorcito gomero, lectura, paseos, buen comer. Lo que suele entenderse por buena vida. ¿Eso quiere decir que esta otra vida habitual no es tan buena? Ale, no nos pongamos cenizos. No seguimos leyendo. Disfrutad.

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4 comentarios

Amalio Rey 23/08/2016 - 21:35

¿once días sin abrir el ordenador portátil? uyyy… que valiente 🙂 pero bueno, habrás echado mano del smartphone, que es casi un ordenador, eh?? De todos modos, tiene mucho mérito (¿he dicho «mérito»?) que no te haya entrao el mono del teclado para escribir posts. Me alegro que hayas descansado con esa buena dosis de desconexión digital. Yo hice lo mismo en mis vacas. Bueno, es lo que hago siempre cuando me pongo missing. Apenas unas subidas de fotos al FBK, y nada mas.

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Julen 24/08/2016 - 11:47

En gran parte estos días de relajación han tenido que ver con el clima (bochorno) pero también con la idea preconcebida que llevábamos de tranquilidad. Una reflexión que siempre me viene a la cabeza con estos periodos es hasta qué punto no nos hemos montado un chiringuito con autoexigencias un tanto desproporcionadas: escribir, leer, trabajar… 😉

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Juanjo Brizuela 24/08/2016 - 09:41

Lo del portátil me lo creo… pero quiero saber la de notas que has escrito en papel con lápiz 😉 …
Eso viene bien. Me ha tocado parecido. Espero que cunda a partir de ahora. Buena vuelta compadre

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Julen 24/08/2016 - 11:49

Pues no creas, Juanjo. Tampoco he escrito notas. Ha sido un periodo muy agradable de «inactividad» profesional. Aunque, por otra parte, ¿no eran para esto las vacaciones? Quizá es que me estaba volviendo un poco tonto y lo había olvidado, jejeje. A ver si quedamos algún día, ¿no? Abrazo gordo y sudoroso 😉

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