Ruido

¿De qué color el es ruido? ¿Cómo se ve? ¿O solo se escucha? Dentro no hay manera de percibirlo porque todo es ruido. No hay forma de salir, solo hay un adentro. Intenso, poderoso, omnipresente. El ruido lo puede todo, se manifiesta en cada objeto, en cada mirada. Un ruido discapacitante.

¿Quién lo provoca? ¿De dónde proviene? No hay emisor definido. Con semejante volumen no puede sino ser el resultado de millones de voces. ¿Cada una de ellas con sentido? Muy probablemente. O no. Porque cada cual sabe el juego del que forma parte. Aunque no quieran saberlo. La suma es desasosegante.

Entonces, ¿por qué continúa el zumbido? Se cuela por cada rendija. Todo el mundo insiste. Da igual que no haya quien escuche. El caso es gritar más que el vecino. No importan las quejas. Los carteles de Silencio por favor se derriten al calor de los decibelios. Los sentidos se vuelven locos. El tacto, la vista, todo percibe el ruido porque no hay otra manera de estar.

Y no va a menos. Las estadísticas lo confirman. Cada vez más ruido, más de todo. Vomitamos mensajes y los pasamos por cajas de redifusión. Cuantas más, mejor. Porque nos dicen que hay quienes escuchan de diferentes maneras. La disculpa para continuar con el fuego enemigo. No hay clemencia. Solo estruendo. ¿De qué color es el ruido?