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Apuntes sobre La Gomera en bici de montaña – Consultoría artesana en red

Apuntes sobre La Gomera en bici de montaña

by Julen

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El día de ayer fue pasando entre barco, guagua y luego tranvía para llegar desde San Sebastián de La Gomera hasta San Cristóbal de La Laguna. Me llevó su tiempo embalar y proteger la bici en su caja pero aproveché algunos ratos para escribir y hoy completo el post con algunas reflexiones sobre esto de hacer kilómetros en bici de montaña en la isla colombina por excelencia.

Lo primero de todo, depender solo de tus piernas y los pedales es otra forma muy diferente de re-conocer la isla. Saber que el barranco se pierde allá abajo a muchos metros de desnivel condiciona la ruta. ¿Dejarse caer hasta La Dama, Taguluche, Alojera o cualquier otro punto de la costa? Luego habrá que subir de nuevo. Hay que preverlo porque deberás estar en muy buena forma física. O disponer de muchos días para recorrer la isla con distancias cortas pero siempre con desniveles propios de etapa pirenaica del Tour de Francia.

En la isla se ven muchos alemanes y franceses haciendo senderismo. Siempre tengo la sensación de que es gente con la que también charlar. Seguro que la gran mayoría vienen bien documentados y que su experiencia a pie es valiosa. En realidad creo que lo ideal aquí es combinar rutas a pie y en bici. A no ser que tengas mucha técnica habrá lugares imposibles para que las ruedas se cuelen por ellos. Y qué decir de los senderos que trepan por los riscos.

Ojo con el viento. Por lo que he preguntado, el verano suele ser más ventoso. Además, hay zonas claramente más expuestas. Por supuesto están las cumbres y las degolladas pero también San Sebastián. Lo que en ciertos lugares de costa es calma chicha, en otros te hará casi imposible pedalear. A mí me pasó subiendo hacia la Degollada de Peraza desde San Sebastián y más arriba de Alajeró. Imposible, así que pie a tierra y a continuar andando.

Teniendo en cuenta lo anterior saco una conclusión: hay que aprovechar las «ventanas» de buen tiempo. A mí me tocaron en general vientos fuertes del norte pero un día subiendo hacia las cumbres vi que el cuelo se abría y el viento amainaba. Pues hasta el Alto de Garajonay, no vaya a ser que no quede otra ocasión. Eso quiere decir que estas islas admiten parte de planificación y parte improvisada.

En general hay mapas y libros que cubren bien las necesidades de quien quiera adentrarse en el monte. Tienes muchos senderos balizados y alternativas para recorrer otros caminos. En Wikiloc también tienes algunas rutas. No obstante, da la sensación de que mucho no puedes inventar. Bueno, quién sabe, cada cual lleva su espíritu aventurero hasta donde quiere, claro.

A mí me encanta charlar con la gente que encuentro. Cuando pedaleo solo con mis circunstancias me ocurre que se exalta mi lado comunicativo. Supongo que es normal. Vas rumiando conversación contigo mismo y apetece variar un poco la rutina. Como en tantos otros sitios hay veces que las informaciones que recibes hay que tomarlas con precaución. Distancias, estado de los caminos o incluso horarios pueden ser muy relativos. Incluso en sitios oficiales a veces parece haber cierta desgana a la hora de explicarse. Me pasó por ejemplo que en el Juego de Bolas donde me dijeron que el bar restaurante del mirador de Abrante estaba abierto pero fue que no. Ya se sabe que los horarios por aquí son más o menos.

No te fíes de sentirte comunicado con tu móvil. La cobertura deja mucho que desear. Como siempre depende de las operadoras pero yo al menos tuve problemas no ya en zonas de monte sino incluso en el Juego de Bolas, en Las Rosas o en Valle Gran Rey.

Creo que La Gomera es una isla en la que merece tanto la pena pedalear por sus bosques y zonas de monte como por sus barrios, caseríos y pueblos. La geografía humana merece atención y más en un lugar como este con tantas tradiciones y que engancha en cuanto escuchas a la gente local explicarse de esa otra forma en que lo hacen. Es como si todo fuera un pueblo, donde se definen en función de sus parientes y conocidos. Y esperan que les trates igual. Sí, merece la pena hablar con la gente. Puede sonar a perogrullada pero aquí tiene un matiz especial.

Los pueblos son diferentes entre sí. Cada uno tiene su idiosincrasia. Es una misma isla pero parece en ocasiones la suma de otras islas, cada una de ellas uno de sus municipios. Agulo es melancolía, San Sebastián es su viveza de pueblo comercial y portuario, Valle Gran Rey es el mar y sus infinitas terrazas cultivadas, Alajeró son sus inmensas vistas al océano, Vallehermoso es su plaza al amparo del Roque Cano y Hermigua son sus plataneras que llegan hasta la playa. Cada pueblo es un lugar donde explorar territorio, sea a través de la naturaleza o de lo que han construido sus mujeres y hombres.

La Gomera es laurisilva. Esa penetrante frondosidad de unos bosques insultantemente verdes. Y hay que pedalear también por allí dentro. Sin prisa, dejando que la humedad se cuele por cada hueco. Garajonay ofrece esa oportunidad única y no hay que desaprovecharla.

Una alternativa interesante es combinar algún que otro desplazamiento en transporte público para poder organizar mejor las rutas y no depender exclusivamente de la fuerza de tus piernas. Merece la pena enterarse de horarios y líneas de autobuses o usar la amabilidad local y que alguien te lleve en su bananera. De esta forma se puede recorrer más y se amplía el horizonte de posibilidades.

¿Sitios mágicos? Claro que los hay. Cierto que es algo muy personal. Pero creo que ahí estan lugares como el caserío de El Cedro, el mirador de Abrante, el paseo por entre la laurisilva de La Laguna Grande o la playita de Las Vueltas con su puertecito al lado.

Y en una isla de barrancos y orografía desbocada siempre queda sitio para los miradores. Entre los que resultan más fascinantes: el de la ermita de El Santo en Arure, el de César Manrique hacia los bancales de Valle Gran Rey, el de la ermita de San Juan en Hermigua, el de la Pilarica en Vallehermoso o, cómo no, el del Alto de Garajonay.

En fin, han sido al final siete días pero quizá con setenta se entienda mejor esta isla. Tantos recovecos escondidos en ese pedazo de tierra necesitan paciencia y tiempo. Volveremos. Si en alguna ocasión te planteas ir y te puedo ayudar, encantado 🙂

Os dejo, que hay que coger avión de vuelta a la península.

Más información: Todas las crónicas de la ruta


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8 comentarios

Miguel Ángel 01/08/2015 - 16:20

Ooootra muesca a la alforja. 😉
Enhorabuena

Responder
Julen 03/08/2015 - 06:45

Ahí seguimos, Miguel Ángel 🙂

Responder
Isabel 01/08/2015 - 18:10

«Cuando pedaleo solo con mis circunstancias me ocurre que se exalta mi lado comunicativo» 🙂

Y supongo que ese «solo» es valido tanto con tilde como sin ella. Bonitas imágenes.

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