Tu imagen

A veces parece que alguien se empeña en repetir la escena. A la primera imagen se le suma otra que quiere arrancar al original una segunda oportunidad. ¿Para qué? ¿Tiene sentido convivir con dos escenas en paralelo? ¿Son iguales o añaden algún matiz que pudiera ser importante?

Cada cual puede buscar esa segunda opción. Mirarse en ella y observar defectos y virtudes. Un espejo permanente que nos acompaña y que adquiere variadas formas según momentos. Sirven los escaparates de la calle pero no siempre hacen falta. La segunda imagen de vez en cuando cobra vida y te cuenta algún que otro secreto. Que te fíes o no de lo que te dice es otra historia.

De hecho hay quien asegura que no podemos abandonarla. La segunda imagen es solo una versión de la primera, un negativo que es tan real como el original. Que no la quieras ver no significa que no siga ahí. Mirar para otro lado no sirve. Te sigue y te posee. Da igual que la ignores.

Cuando la fotografía capta el momento siempre surgen dudas. ¿Soy yo? ¿Me reconozco en el duplicado? ¿Es esa la manera en que los demás me ven? ¿Y si algún filtro introduce una distorsión tal que me lleva a pensar lo que no soy? Demasiadas preguntas.