El placer de la ausencia. La complicidad que desprende. La ausencia como parte necesaria del vínculo. Saber que no hace falta estar para sentir. Tanta obsesión por dejarse ver y estar. ¿Por qué?
Curioso este mundo que rebosa por todos lados. Más. Nunca parece llegar a su límite. Siempre hay que estar ahí. Hacerse ver. No importas tú sino yo.
Y así, la carrera continúa. El vacío se entiende como afrenta. La ausencia como olvido. Nada queda a la imaginación. Pornografía inmensa y completa. Tienes que estar siempre ahí.
Por eso la ausencia cautiva. Por eso el misterio que la rodea capta nuestra atención. ¿Dónde estás?