La fábrica de recuerdos

by Julen

Recuerdos de papáNo hay manera. Son los que son porque me vencen con holgura. Los recuerdos ganan cada día la batalla y se presentan insolentes. Juegan con mi memoria, la estiran y encogen. A veces la inmovilizan. Sé que han encontrado su propia manera de aparecer, pero no puedo pedirles que se den prisa. Cada recuerdo espera su instante de gracia. Entonces llega, se queda un momento y después huye sin que nada pueda retenerlo.

Imagino una casa alborotada, unas habitaciones llenas de cachivaches por todas partes. Sin un orden aparente, nadie preocupado por recogerlos. Los recuerdos se mueven a sus anchas. Pasan de habitación a habitación. Se sumergen en conversaciones imposibles y se quedan por momentos a vivir en armonía. Se pegan a los objetos, se reinventan y vuelta a empezar.

Conforman una obsesión callada. Ocupan un ancho de banda con el que se sintoniza según determinadas circunstancias. Pero la señal viene y va. Nos movemos y ellos también se mueven. Así que hay que capturar una onda que, huidiza, va cambiando de registro. Los recuerdos no son amigos de la razón aunque haya quien insista en explicarlos mirando a la química que acontece allá en el cerebro. O en otras partes. De aquel caos debiera emerger un orden.

Así que el revuelo continúa. Se atropellan entre ellos, se enmarañan. Están y a veces, sin embargo, los inventamos. Porque necesitamos que sean de otra manera. Y así fue como se puso en marcha la fábrica de recuerdos. Con toneladas de desechos, en busca de una transformación útil. Eficiencia e intención. Un plan: matar la casualidad y fabricar el recuerdo que nos interesa. Los obreros de las emociones ya tienen tarea.

Artículos relacionados

2 comentarios

Manel [cumClavis] 05/05/2013 - 10:50

Me haces pensar en mi propia fábrica de recuerdos y no puedo evitar darme cuenta de que, a veces, ciertos recuerdos actúan como cargas, y no hay más carga que la que uno se echa a los hombros. Quizás por eso he decidido prescindir de algunos de mis recuerdos. El método puede que traiga ecos de negación pero se basa simplemente en decolorarlos considerando profundamente injusto evaluar la ignorancia del pasado a partir de la sabiduría del presente. Buen post para un domingo, sí. Un abrazo 🙂

Responder
dinamik 07/05/2013 - 22:19

Ahora que está tumbada en su cama del hospital , desesperadamente intento no acordarme de los recuerdos que me llevan a quererla tanto. Recordarlos es como enterrarla, como tirar la toalla y yo la quiero viva. Acerco sus cosas, las cojo, las toco, las miro y un susurro alegre cruza mi corazón ya tan triste.

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.