Verde cereal, verde hierba, verde alcornoque o verde encina. Verde olivo y verde musgo. Matices en la mirada.
Ha tenido que llover para que aparezca un verde así. Porque solo pasa de vez en cuando. Agazapado, a la espera de que los vientos sean propicios, el verde pasa la mayor parte de su tiempo jugueteando inquieto en su morada, oculto a la vista de los humanos.
Verde inmenso tantas veces aplastado por el sol. Ninguneado por un tremendo cielo azul arriba y por una tierra abrasada abajo que lo envuelve todo. Triste, oculto, el verde huye.
Verde olivo, verde apagado, verde esquivo. Pero yo te vi. Y lo conté.