Cervezas artesanas, un ejemplo de nicho de mercado

by Julen

Beer & sunsetHoy en día no bebo alcohol. Sí, soy un paria, un marginado, una persona que no se ha integrado bien en este mundo donde el alcohol es sinónimo de «normalidad». «Tómate un vinito», «vamos a brindar con champán», «aquí tiene un licor gentileza de la casa». Y tú vas y dices que no. Y quedas mal. Por eso… ¿qué hago yo hablando de cervezas? Amiga, es que ya me va quedando claro que también en el mundo de la cerveza, hay un nicho artesano que resulta de especial interés. Y me ha llamado la atención, por supuesto.

Para que quede claro de lo que hablo, este hueco de mercado lo ha santificado El País: Llega la revolución de las cervezas artesanales. Y no más copio y pego un extracto de este artículo que explica lo que están haciendo, entre otros, La Cervesera o Saramagal:

La conservación de la cerveza artesanal dista mucho de la industrial. La ausencia del proceso de pasteurización en su elaboración -tratamiento térmico utilizado en líquidos para la eliminación de bacterias-, condiciona la durabilidad de la bebida y exige condiciones ambientales estables para mantener su calidad. Ni mucho viaje, ni mucha luz, ni mucho calor, ni mucho tiempo en la estantería. En cualquier caso, las artesanas son cervezas de proximidad que rara vez logan salir más allá de la provincia o comunidad autónoma en las que se elaboran. Esa cercanía al consumidor potencia una relación íntima entre artesano y bebedor capaz de fidelizarse en el tiempo.

«Esa cercanía al consumidor potencia una relación íntima entre artesano y bebedor capaz de fidelizarse en el tiempo». ¿Queda claro? Es lo de siempre: fidelizar cliente. Pero claro, si eres grande, vendes a granel y andas perdiendo el culo por una competitividad mundial, lo llevas complicado. En cambio, si bajas al barrio, si miras a lo pequeño, si buscas tu nicho, entonces aparecen otras alternativas. Claro que con otras reglas del juego.

En SARAMAGAL hemos decidido apostar por la calidad y no por la cantidad. En estos momentos y desde comienzos del año 2011 elaboramos 1.000 litros de cerveza artesanal semanales, utilizando materias primas que vienen de Baviera y Republica Checa en cuanto a las maltas y del Reino Unido y Eslovenia en cuanto a los lúpulos.

Cuando este verano estuve recorriendo en bici los Pirineos ya me di cuenta, a través de las costumbres de quienes me acompañaron, que tomarse una cerveza era abrir la lata de las opciones. Nada de «una cerveza» sino que hoy en día supone una elección y como los matices son muchos, hay hueco para ofertas alternativas… y ¡artesanales! Otro buen ejemplo de que al margen de las grandes producciones, hay también espacios para pequeñas producciones. Si en la consultoría el enfoque artesano busca una dimensión comedida, con la cerveza parece que tenemos compañía 😉

En fin, aunque yo no consuma cerveza, no pasa nada: hay mercado. El artículo de El País hace una pequeña lista de opciones «artesanales». Ya tienes dónde elegir, desde luego. Ah, y por cierto, que en esta parte del sur de Islandia, en su día convivimos con Bertoko, la espuma del Gorbea. Pero pasó a mejor vida. Que nadie dice que esto de la artesanía sea cosa fácil.

 

 

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