El desayuno

by Julen

Pan amasadoEl aceite brilla sobre una rebanada humilde de pan de pueblo. Tiene que recorrer un camino enrevesado jugando con los recovecos que esconde la miga densa, compacta y sobria. Las paredes recogen el silencio mientras fuera hace frío.

El suelo es de madera con las lógicas imperfecciones de la sencillez. Aquí y allá un nudo da fe de ello. La mesa sube recta con trazo firme para terminar en un amplio espacio cuadrado. La mañana es fría, la mesa es fría; el café humea caliente junto a la rebanada.

Los pensamientos se elevan sobre la escena. El pan tostado ahí enfrente, tan simple, es capaz de evocar otras épocas. ¿Cuánto de superfluo llegó y se quedó a vivir con nosotros? ¿Por qué fue así? La dureza de lo elemental frente al gusto lujurioso que penetra en nuestra parte infantil.

Es temprano. El día por delante. El tiempo se comprime frente al desayuno. Se para, espera, da una tregua. ¿Para qué acelerarlo? Mientras, el aceite ha conseguido traspasar al completo la rebanada. Una gota brilla bajo la curvatura del pan, replegado sobre sí mismo.

Artículos relacionados

1 comentario

@tupinamba__ 12/07/2011 - 12:25

0 comentarios? me encanta este post

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.