Competitividad filantrópica

by Julen

Rosalía Mera, indignada de lujo, así es como titula El País un artículo dedicado a esta mujer, la segunda más rica del planeta según Frobes, según parece, con unos tres mil milloncetes de euros. Ahí es nada. Se trata, de alguien que «se declara de izquierdas pero valora el trabajo de los empresarios» . Supongo que no puede ser de otra forma si vives dentro del mercado y has conseguido un éxito de proporciones gigantescas. ¿Cómo se juega en este mercado de hoy en día para ganar pasta y más pasta? Según parece se trata de que lo que haces con tu mano izquierda no lo sepa tu mano derecha. Se puede leer en el artículo que menciono:

Sus circunstancias son una gigantesca fortuna. Nada menos que el 7% de las acciones del grupo Inditex del que es cofundadora, y una miríada de inversiones, las más importantes cuantitativamente, en sectores inmobiliarios y en la hostelería, colocadas todas bajo un paraguas corporativo, Rosp Corunna, a cuyo frente figura junto a su hija mayor, Sandra. La revista Forbes situó en marzo pasado a la inversora gallega en segunda posición entre las mujeres más ricas del mundo, calculando su fortuna en unos 3.000 millones de euros.

Así que es evidente que a la señora Rosalía las cosas no le han ido mal. Origen humilde de por medio y toda una vida para ir creciendo económicamente, con diversos avatares, algunos bien jodidos en lo personal, todo hay que decirlo. Una historia que quizá tengan en común varias de las fortunas de este planeta. Bill Gates ya nos destapó el tarro de las esencias: necesitamos capitalismo creativo. Esto hoy en día supone, por ejemplo, una traducción bien sencilla: givingpledge.org. La clase «ultrarica» necesita lavar conciencia y ganar en competitividad. La consecuencia: toca acoquinar con la mitad de sus inmensas fortunas para que el mundo sea mejor.

Givingpledge es signo de nuestro nuestros tiempos paradójicos. Explicado a través de una lista cerrada de preguntas y respuestas, casi 70 grandes fortunas ya han dado su conformidad para donar la mayor parte de lo que poseen, sea antes o despúes de morir. Por detrás de todo este tejemaneje la Bill & Melinda Gates Foundation y Warren Buffet. Pero por aquí también tienes a George Lucas, Ted Turner o Mark Zuckerberg. Sí o sí, la filantropía viaja de la mano de la moderna competitividad empresarial. Una filantropía competitiva, tal como se recoge en el artículo de El País con el ejemplo de Rosalía Mera (el subrayado es mío):

Ha creado Mans, un vivero de empresas para ayudar a poner en pie iniciativas interesantes, pero huye de la caridad. «Se implica en los proyectos que le convencen, pero quiere rentabilidad y resultados. También le preocupa la transparencia. Nosotros somos una de las pocas productoras audiovisuales auditadas», dice Pancho Casal, de Continental.

Rentabilidad, resultados y transparencia. Aquí están las claves de la filantropía moderna. Eso sí, ponte a buscar una página web de Rosp Corunna y me cuentas qué hay del asunto. No, no sirve cualquier tipo de actividad caritativa. La caridad ha dejado de tener sentido. Dar por dar situaría a un empresario en el terreno de los idiotas. No se da si no es a cambio de algo. Givingpledge, sin embargo, juega otra baza: el culto a la personalidad. Individualismo desatado, la filantropía ayudará a que la figura sea recordada por las generaciones venideras. Fue un gran hombre. Fue una gran mujer.

We live in an exciting time for philanthropy where innovative approaches and advances in technology have redefined what’s possible. Grassroots movements are proving every day how a single individual, regardless of wealth, can make a lasting impact on the lives of others.

Así que este es el mundo en que vivimos. La economía Robin Hood juega en diferentes escalas. Los ricos -hayan robado o no- son la gran esperanza para conseguir un mundo mejor. La cuadratura del círculo.

——–

La imagen corresponde a uno de esos objetos imposibles de Jacques Carelman, tan reales como la vida misma.

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4 comentarios

Iñigo Benedicto 16/06/2011 - 15:29

Hola Julen:
El post es muy interesante pero no comparto tu visión. Entre esta opinión y la de que nos «salvarán» los políticos o los ricos creo que hay un punto intermedio que es más sano y más efectivo para lo que creo que ambos queremos: cambiar este mundo al que le vemos tantos defectos.
Totalmente de acuerdo en que las donaciones de las grandes fortunas no son la panacea. Sin embargo, difiero en el mensaje que se transmite de «no vale para nada». A todos nos gustaría cambiar este mundo en cuestión de segundos pero eso es irrealizable. Necesitamos no solo que un determinado colectivo lo promueva sino que debe transformar a todas las capas de la sociedad. Y uno de los grupos son las empresas o los grandes ricos. Da la impresión en el post que Bill Gates ha querido lavar su conciencia con su cambio de rumbo. Es una forma de verlo. Creo que Bill Gates ha seguido su camino y ha encontrado como trascender. ¡Ojalá todos los ricos (y pobres) dejasen sus puestos de trabajo, dedicasen parte de su fortuna a una fundación con importantes resultados en lo social y convenciesen a otros muchos de que deben hacer lo mismo!
Este mundo necesita cambios así y si bien no son la solución única y definitiva al problema, mejor haríamos en «premiarlo» y animarles a seguir haciendo cosas. Por de pronto, todos esos de la lista han hecho algo que yo no he hecho, donar gran parte de mi (escasa) fortuna.
En resumen, lo que digo es que creo que es más efectivo para nuestro objetivo (cambiar lo que vemos que va mal) animar al que intenta cambiar, premiarle y animarle a seguir cambiando. De otra manera, les indicaremos el camino equivocado. Es como si a un niño pequeño después de tirarse meses probando sonidos y le sale la palabra aita, le decimos: «pufff…. para no hablar como buenafuente mejor no hagas nada».
Y por otro lado, que el ejemplo de los demás nos haga ser autocríticos con lo que hacemos nosotros mismos. Que todos vivimos en la contradicción.

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Julen 17/06/2011 - 05:57

Hola, Iñigo.
Me parecen muy atinadas tus observaciones. De hecho -podría parecer lo contrario, soy conciente- yo no tengo nada claro qué actitud tomar con este tipo de asuntos. Siempre pienso que a quien toda esta gente haya ayudado, seguro que bien contenta está como para andar preguntando sobre a «moralidad» del asunto.
Pero por otra parte es una realidad que las actuaciones de muchas grandes empresas son paradójicas: joden a clientes, proveedores y sociedad en general y, además, llevan a cabo políticas de responsabilidad social o sus antiguos dirigentes se convierten en filántropos. Difícil de comprender, ¿no? Ayer escuchaba a gente de la Fundación Vodafone… por un lado con un montón de quejas y reclamaciones en oficinas de consumidores y por otra este rollo de vamos de guay.
En cualquier caso, de veras que lo que dices me parece muy a tener en cuenta. Yo seguiré erre con erre buscando y apuntando las contradicciones que veo. Luego cada cual que tome la decisión que crea más correcta en cada caso.
Gracias por tu apunte.

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Iñigo Benedicto 21/06/2011 - 18:00

Hola Julen:
Gracias por tu respuesta. Efectivamente estamos más cerca en nuestras posiciones de lo que parece. A mi lo que me pide el cuerpo también es señalar las contradicciones pero luego pienso que es más efectivo si les reconocemos el cambio positivo para luego pedirles más cambios… O igual es que cuando he cambiado cosas en mi vida no me gustaba que me dijesen que no era coherente 100% porque, desgraciadamente, eso siempre es imposible y genera desánimo por el cambio.
De todas maneras, creo que compartimos el mismo objetivo y que además somos necesarios ambos… tu mensaje es más «azote» y el mío más comprensivo… uno da con la mano izquierda y otro con la derecha 🙂 (entiendeme bien, claro) Pero al final son necesarios ambos para cambiar esto… que tenemos mucho trabajo 🙂
Seguimos cambiando el mundo con nuestro granito de arena 😉
Iñigo
PD: Resulta irónico que leo mucho tu blog pero que el día que comento es para «criticar»… 🙂 prometo comentar también los que me gustan, que son mayoría

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Julen 21/06/2011 - 19:55

@Iñigo, tú critica, que eso siempre es bienvenido y de agradecer. Es la forma de poner en cuestión algo que a veces se escapa. Caer en la autocomplacencia es bien triste. Encontrar a quienes pensáis diferente o colocáis matices en lo que expongo me parece lo mejor de tener un blog. Znks!

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