Alojamiento rural L’Era de Cal Bastida en Estamariu

by Julen

No es que sea yo muy del estilo de Javier Leiva -crítico por excelencia de todo establecimiento hotelero que pise, jejeje- pero ya que estuvimos un rato hablando de ello cuando quedamos allá al lado del Monasterio de Ripoll, aquí va una crítica del establecimiento en el que estoy alojado aquí en Estamariu, a unos diez kilómetros de La Seu d’Urgell. Se trata de L’Era de Cal Bastida.

Es una historia bonita. Un edificio de gran porte que antaño era el hogar de las vacas y de la vida asida, por destino, al ganado y la agricultura. Pero hoy, desde hace cuatro años, es un alojamiento rural. Por la zona la oferta es amplísima. No hay pueblecito que no tenga alguna casa recuperada para esta nueva fuente de ingresos: el turista de ciudad que ansía la vida rural. Bueno, más o menos, que habrá de todo.

Aquel edificio para el ganado es hoy la apuesta de Pilar: ocho habitaciones. Una de ellas, pequeñita e individual, es la que yo ocupo: 35 euros con desayuno incluido. No está mal, ¿no? Las instalaciones (hasta donde he visto) son sencillas, pero suficientes. El veranillo trae, eso sí, ración de moscas, que acaban por hacer compañía si no te obsesionas con ellas. Paciencia.

En L’Era de Cal Bastida dan desayunos (embutido que no falte y pan potente tostado) y cenas. No se lía Pilar para hacer la cena: platos sencillos, de los que haría tu madre, no lo dudes. Lo sirve en una sala-comedor también sencilla, con su cocinita al lado. Desde aquí me enchufo a una wifi que va de cine. Valeeeee, estuve mirando alojamientos con wifi. Cada loco con su tema, ¿no?

Pilar es una mujer muy agradable, de sonrisa fácil y atenta… a pesar de que casi me cargo su tostadora de pan. Aunque los desayunos los pone a eso de las 9 no hay problema para los hipermadrugadores. Te deja preparados un par de termos con café y con leche más el consabido pan y la tostadora al lado.

En los cuatro días que ando por aquí he visto belgas, holandeses, franceses y británicos. Además de una mínima representación de peninsulares, por supuesto. Supongo que tendrá que ver con que Pilar se maneja bien (por lo que he visto) en inglés y francés. Y supongo también que Internet no distingue bien las distancias. Todas quedan a un click 😉

El pueblo de Estamariu es pequeño y retorcido, encaramado a los 1.000 metros de altitud. Destaca en él la iglesia de Sant Vicenç, humilde y coqueta, con su cementerio al lado. La carretera sigue subiendo hacia Bescaran, donde comienza una pista que llega a La Rabassa, una estación de ski y deportes de aventura a más de 2.000 metros. Si alguien se anima con la bici: son 18 km para arriba que poco a poco… Por cierto, por el pueblo pasan las rutas 31 y 32 de las balizadas por el centro BTT de La Seu d’Urgell.

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