i-Talde de Innovación Social

He decidido comenzar a publicar también en BlogiS, el blog de Innovación Social, en Innobasque, de acuerdo, claro está, con sus responsables. Llevo ya un tiempo colaborando como proveedor con Innobasque para tratar de introducir los conceptos y herramientas de la web 2.0 en su dinámica de trabajo. Como en cualquier otra organización, no es asunto fácil. Las prácticas de trabajo son las que son y cuando colocas un modelo diferente sobre la mesa crujen las estructuras.

Además de trabajar para Innobasque como proveedor, estoy enredado en dos de sus áreas de actividad: Innovación Social y Promoción y Comunicación. Cada área de trabajo se organiza en equipos de trabajo llamados i-Talde. En mi caso estoy liado en un i-Talde donde tratamos de conceptualizar la innovación social (ya hablé de ello) y en otro que trata de proponer una forma de comunicar a la sociedad en su conjunto todo el tinglado en torno a la innovación. No sé si voy a aportar tanto como ideas puedo extraer de las diferentes conversaciones en que participo. En fin, nos pondrá a cada cual en nuestro sitio.

Así que ayer publiqué mi primer artículo en BlogiS: Restrictores de la innovación. En BlogiS han comenzado a escribir Luis Mari Ullibarri, Pablo Angulo y también Rosa Díaz. Mi intención era quedar al margen y no publicar, aunque también es cierto que como parte del consejo ejecutivo de Innovación Social y ya que colaboro con Innobasque no está de más que escriba allí. Y así lo voy a hacer. Al menos durante un cierto tiempo, hasta que la criatura vaya conformando su personalidad.

Ricardo y Manumanah ya han metido caña allá en BlogIS. Lógico y normal. Y más que llegará. No creo que sea posible ningún proceso creativo y de conversación sin conflicto explícito. Eso sí, ha llegado la hora de colocar argumentos, de bajar al terreno del cara a cara, del diálogo en el mejor de los sentidos.

Ya sabéis de sobra mi opinión acerca de la necesidad de abrir ideas y contenidos. En Mondragon Unibertsitatea hemos puesto en marcha un grupo de investigación sobre Empresa Abierta (tenemos que moverlo más) y estamos trabajando en estos planteamientos desde hace tiempo. Yo mismo procuro ir colocando materiales de formación que voy produciendo aquí y allá para que estén accesibles y sean útiles a otras personas.

Pero allá en Innobasque tenemos que contribuir con paciencia y siendo inteligentes. Hay que colocar argumentos, hay que pensar en tácticas que permitan cambiar hábitos. No es fácil. Pudiera ser que vivamos rodeadas de restrictores para innovar:

¿Cuáles son entonces los restrictores de la innovación? Según lo que me han pasado de la reunión de i-Talde del martes pasado (una pena que no pudiera estar), se habló, entre otras muchas cosas, de si quizá no estemos incentivando restrictores sin que seamos conscientes de ello. Y si no hay consciencia, no hay problema. Y si no hay problema, no hay cambio porque no hay necesidad de cambiar. Y un consenso en las múltiples definiciones de innovación es el esfuerzo por cambiar. Ya lo dijo Peter Drucker, «la innovación es el esfuerzo de realizar un cambio orientado en el potencial económico o social de una empresa». Realizar un cambio, pero ¿y si estuviéramos frenando el cambio por querer planificarlo?

¿Ha desaparecido la capacidad de predicción?, ¿qué es predecible?, ¿la sociedad es predecible?, ¿qué es la sociedad?, ¿los segmentos, los nichos, los públicos objetivo? El viejo esquema conductista que descubrió Skinner en las ratas, los comportamientos predecibles del viejo perro de Pavlov salivando a voluntad del investigador. Eso sí era predecible, pero ahora ¿qué es predecible en la sociedad humana?

¿Debemos apartarnos y observar lo que ocurre en la sociedad para descubrir restrictores y potenciadores con el objeto de olvidar los unos y apalancar los otros? ¿Es así de simple? Quizá la simple observación modifique el comportamiento de la sociedad. Quién sabe.

Quién sabe.