Escribí hace un tiempo sobre la globalización: ¿Estoy contra la globalización? Allí mostraba mi nerviosismo con estas cosas planetarias. Porque aunque el amigo Thomas Friedman se ha hecho de oro con una tierra que parece cada vez más plana, el asunto se enturbia cada vez más.
Leo en Cinco Días que La globalización eleva la brecha entre países, según el FMI. Pues vamos apañados. Porque esta gente humilde y caritativa del FMI apuntan con el dedo en su análisis a ¡la tecnología!
El cambio tecnológico favorece a aquellos que tienen mayores cualificaciones, lo que amplía las diferencias que ya existen entre los trabajadores más preparados y los que menos lo están’, elevando la diferencia de los ingresos de los más preparados y reduciendo la demanda de quienes lo están menos. Según el FMI, esta cuestión afecta tanto a los países desarrollados como los que están en desarrollo.
Vamos, que otra prueba más para estar intranquilo con todos nuestros parabienes al desarrollo tecnológico. La brecha crece y como dije hace unos días, la tecnología hace más pobres a los pobres. Así que esto, insisto, empieza a oler demasiado a podrido.
El informe del Fondo admite que si la globalización sigue avanzando con estas desigualdades, se pondrá en peligro este mismo proceso de integración económica mundial y sugiere a los países que de cara al futuro apliquen políticas que ayuden a los grupos de bajos ingresos y menos cualificados ‘a aprovechar las oportunidades que brindan el progreso tecnológico y la globalización’. Este apoyo pasa por mejorar el acceso a la educación y a la financiación que ‘podrían mejorar la distribución global del ingreso’.
Mi particular ecuación me pinta un escenario como para salir corriendo a otro planeta que no sea tan plano. A lo que acabo de comentar le unimos lo de favorecer una inmigración a Europa de los cerebritos del tercer mundo y asunto arreglado. Nosotros a más y ellos a menos. Si es que allá en el tercer mundo no saben hacer las cosas, venga que guerras y dictaduras. ¡Qué gente!
Por favor, actuemos con dignidad e inteligencia. No se puede masacrar a la parte débil.
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4 comentarios
Nosotros aquí con nuestros flamantes equipos, nuestras webs, nuestros blogs, contando paparruchas y allá la gente muriendo de malaria tirados en el suelo de una choza de barro…
cada vez que lo pienso se me quitan las ganas de vivir.
Ojo! que la tecnología cada vez menos es negocio. Un Ipod cuesta lo mismo que un puñado de Soja (y los argentinos lo sabemos muy bien!!!). Todos los días millones de personas pasan la linea de la pobreza (sobre todo en china) y empiezan a comprar alimentos. Los gadgets cuestan cada vez menos, y la inversión en desarrollo es para seguir vendiendo… pero con los mismo precios!! La innovación no hace aumentar los precios en estos casos. Los issues del futuro son energía y alimentos. Muchos de los países menos desarrollados somos productores de alimentos, y una vez más tendremos una era de oportunidades para el desarrollo. Acá si será importante la aplicación de tecnología. Solo es cuestión de saber aprovechar la oportunidad y crecer institucionalmente, políticamente, culturalmente… para meternos en el mundo desarrollado.
kanif, de momento podemos empezar por denunciar y aportar nuestro grano de arena. Es pequeño, pero todos juntos pueden componer una hermosa playa.
francisco, los precios de la «cacharrería» desde luego que han bajado pero no sé si el colonialismo económico no es capaz de cargarse las oportunidades que vengan de energía o alimentos en países en desarrollo. Miedo me da.
Hace años, un científico del mundo de la economía, de ascendencia hindú, pero afincado en una universidad estadounidense, no recuerdo su nombre, aunque podría supongo encontrarlo, si a alguien le interesa, hizo una investigación que relacionaba crísis estructurales del capitalismo y porcentaje de distribución de la renta en manos del decil más alto. Lo cierto es que cuando la renta se concentraba, que es la idea que yo me quedé, había un punto a partir del cual la crísis era inevitable y la depresión, igual, aunque sólo fuera, añado yo, para que se aparezcan nuevas formas de poder y de distribución que permitan reformular, al menos parcialmente, las desigualdades. Hay países, bastante cercanos al nuestro, como es el caso de Brasil y otros latinoamericanos, donde la distribución de la renta es lamentable, y las concentraciones de renta y riqueza también; pero lo significativo no es que el sistema capitalista produzca desigualdades que es sabido desde hace más de ciento cincuenta años, o que sus leyes tendencias sigan funcionando y se requieran de compensaciones mínimas para al menos no concluir en un estado de conflicto y revolución real o latente, no, el problema es como bien dices en el artículo todo esto se ha acentuado, es más patente, porque la globalización en la medida en que ha sido y es un proceso de amplía los mercados, ha conducido a que algunos se hayan introducido en él, pero otros hayan caído en la desgracia del fracaso frente a las nuevas formas de distribución, y eso curiosamente ha llevado a más riqueza, pero más concentrada; y a llevado, a mucha más pobreza, por la baja media de los salarios, que conduce a una reducción del nivel de vida o de los recursos y tiempos necesarios para mantenerlo. En fin, un tema interesantísimo. Yo escribí en 1976 un artículo que todavía tiene cierta vigencia, al menos para España, y que fue reproducido en mi libro: «Crecimiento económico y crísis estructural en España (1959-1980)», publicado en su momento por Akal (1981). En ese artículo «Salarios» abordaba este tipo de procesos, que ya eran incipientes en la economía española, a pesar del atraso en que nos movíamos. Un abrazo y espero que me hagáis de vez en cuando una visita a http://www.robertocarballo.com/. Me encanta vuestro blog