Idea radical: información abierta 100%

Retomamos nuestras ideas radicales en torno a la gestión empresarial. Hasta ahora hemos desarrollado las siguientes: eliminar la gerencia unipersonal, eliminar el departamento de recursos humanos, suprimir el calendario y los horarios fijos de trabajo, permutar puestos de trabajo de forma sistemática dentro de la organización, bajar los sueldos del equipo directivo y disponer de un «ararteko» interno.

Hoy desarrollamos una idea más en sintonía con algunos temas que tratamos aquí y que tienen que ver con la gestión de la información. Pues bien, la idea radical es la de no asignar carpetas personales y guardar toda la información en un lugar común único, accesible para todas las personas de la empresa. Es decir, se trata de provocar un caos interno respecto a la información, bajo la premisa de que nadie guarda nada en privado. Sólo hay una prohibición: guardar en privado.

De entrada nos cargamos toda la estructura de perfiles de usuario. Sólo hay un perfil de usuario: el plenipotenciario. Puedes crear ficheros, borrarlos, modificarlos, cambiarlos de sitio, lo que quieres. Eso sí, vamos a necesitar un enfoque wikiable. Posibilidad de vuelta atrás, pero nunca diferencias derivadas de qué puedes hacer y qué no puedes hacer con la información. Simplemente, es de tod@s, por igual, con un radical enfoque p2p. Los perfiles de usuario son la representación del poder en la empresa moderna. En vez del «ordeno y mando», tenemos el «ahí no puedes acceder, acceso denegado». Antes era la autoridad, ahora la información es el poder.

¿Transparentes absolutos guerreando contra la ley de protección de datos personales? Una hermosa paradoja la de mantener la privacidad en un mundo donde las paredes son cada vez más transparentes. Pero es un buen debate. Privacidad frente al acceso común. Propiedad privada, no pasar, cuidado con el perro, muros y cercas, tú a un lado y yo al otro. Defensas en un mundo transparente.

¿Cuánto tiempo perdemos en una empresa buscando información que sabemos existe pero que alguien habrá escondido bajo llave en una carpeta personal? La plaza pública moderna requiere la disponibilidad masiva de información y herramientas para rastrear lo que usa y lo que no se usa, aquello a lo que se recurre y aquello de lo que se huye. La documentación refleja a las personas que la crean. Detrás de un fichero hay una historia de elaboración y modificaciones, versiones y contraversiones. Esa vida es tan intensa como la de la conversación en el bar. Eso sí, tagging, tagging, tagging, por favor. O, en cristiano, que mejor se entiende: etiqueta, etiqueta y etiqueta, porque ese va a ser el rastro.

Hace poco, lo oía: había quien casi imploraba que le dejaran acceder a información derivada del panel de mando de su empresa (el control de gestión). Sabía que estaba perdiendo tiempo a toneladas para conseguir una información que estaba allí, en aquel puñetero cuadro de gestión y que ella tenía que conseguir por vías cuasi ilegales. Lo siento, no eres del consejo. Lo siento, perteneces a la casta de las que mendigan información en el moderno entramado empresarial de hoy en día. Póstrate y mendiga: Tengo cinco bocas que alimentar, una información, pofavó, se lo pido de todo corazón, una información para mi hoja de cálculo, dios le bendiga.

Información restringida. Nonaka ya dijo que había que ser redundante si queríamos generar nuevo conocimiento. ¿Cómo vamos a innovar si nos colocan una visión limitada de las cosas? ¿Dónde vamos a encontrar inspiración si sólo nos dejan acceder a lo que hace falta para trabajar? La gente se busca la vida, a pesar de sus empresas, para encontrar la información por vías informales, no exentas de astucia muchas veces. Los perfiles de usuario están ahí para saltárselos. Caña al perfil.

Parcelar la información y restringir permisos para acceder a ella es el ordeno y mando del siglo XXI. No hay que olvidar que el conocimiento, cuanto más lo proteges, menos se dispersa. Así que, por una empresa abierta al futuro, rompamos los muros levantados para parcelar la información. Tenemos que abrir los cajones. ¿Acaso el MIT OpenCourseWare no es un referente en el que mirarse con 1.250 cursos descerrajados a diciembre de 2005, bajo licencia Creative Commons? Copyleft intraempresa, por favor. Y si da miedo, piensa lo que pierdes no hacerlo.

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