El extraño caso del Sr. Gerente, ex-ingeniero

by Julen


Se le veía venir. Iría a peor. Estudió ingeniería porque le gustaba todo aquello. Hincó codos y se esforzó para progresar.
Metió horas hace ya muchos años en una oficina técnica, toda ella regada de planos y utensilios de dibujo pretecnológicos. Eran otros tiempos. Allí había que dejarse los ojos y bien que se los dejó.

Fue al de unos cuantos años cuando decidió que en esta vida había que progresar. Y la vía más directa, él que no era políticamente adepto a ninguna causa ciega, era la de progresar en la profesión. Él era ingeniero. Y de allí se podía pasar a ser más ingeniero y terminar como jefe de los que eran más ingenieros. El final de la pirámide era la dirección de ingeniería. Entonces todavía no estaba claro qué era, pero, eso sí, era un sitio de prestigio. Los demás te miraban con envidia.

Y un día miró su despacho. Ya estaba allí. Había una señora mayor que hacía de secretaria y le cuidaba unas plantas que gritaban salud a los cuatros vientos. Eran otros tiempos. Y llegó allí porque era un hombre preocupado por aprender más sobre sus cosas de la ingeniería. Y así pasó el tiempo.

Y tras varios años se dio cuenta de que los nuevos ingenieros (incluso había entrado una mujer) apretaban. Habían comenzado a aparecer los ordenadores. Y él decidió que tenía que adaptarse a los nuevos tiempos. Pero su pericia no era la misma. Él procuraba ocultarlo, pero los demás se daban cuenta. Y los nuevos ingenieros fueron llenando el lugar. Y él cada día estaba más enredado con las cosas de la supervisión. Unos amigos le hablaron un día de los objetivos y del control de gestión. Y miró hacia delante y vio que el gerente estaba próximo a la jubilación. Él siempre había estado de su lado. Y no se podía dar marcha atrás. No dar el paso al frente sería un retroceso. Sacó pecho, tomó aire y llegó a la gerencia.

Y aquella mañana, a la semana siguiente de su nombramiento, se dio cuenta. Había llegado al borde del precipicio. Estaba lejos de comprender la forma en que trabajaban ahora sus ingenieros. Realmente no tenía experiencia para estimular a su equipo, ésa no había sido nunca su prioridad. Sabía que la presión del consejo tendría que ver con los resultados. Su secretaria se jubilaría al mes siguiente.

Y las plantas empezaron poco a poco a marchitarse.

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4 comentarios

Alorza 22/02/2006 - 15:40

Bonita fábula acerca de cómo el principio de Peter no sólo se produce hacia arriba de la escala, sino también hacia adelante en el tiempo.

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Telémaco 22/02/2006 - 20:47

Nos has dejado sin palabras. Este post de hoy duele.

Só quiero hacer una pequeñita crítica: en el titulo sobra la palabra «Extraño».

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Anonymous 01/03/2006 - 18:47

Siempre me he preguntado la razón de por qué no existen econonomistas que se hacen ingenieros, mientras que somos muchos los ingenieros que despues de pelearnos con nuestros tornillos terminamos formándonos en economomía.
¿Será la economía una forma de entender la sociedad y el mundo que la rodea y no una «ciencia» como defienden muchos economistas científicos?

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Carlitos 11/07/2007 - 05:12

respondiendo a anonimo:
la economía es una ciencia por donde se le vea. Abstrae de la realidad lo sencillo y trata de buscarle respuestas a la compleja conducta humana en materia económica. Por eso creo que lo que dices es una falta de respeto a la ciencia. La Economia es ciencia, claro que no una ciencia natural -que estudian muchos ingenieros- que tiene la ventaja de la experimentación, pero sí una ciencia social, compleja y muy interesante que muchas de las ingenierias que se enseñan hoy.

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