Tanto meter la matraka con el caos, con no regular y aquí me tenéis, organizando información. Menos mal que tengo de libro de cabecera «La edad de la paradoja» de Charles Handy. Sirve para explicar las incoherencias, tan útil como el rollo de papel higiénico. Ah, los carteles (espero no cometer acto delictivo alguno al colocarlos aquí) son de carteleonline, una delicia para la sonrisa.
Gracias al desasosiego que me estaba entrando y a que en la red lo tenemos todo (o casi todo), he podido enchufar del.icio.us con blogger a través de la Nacional 634 pasando por Toronto. El encuentro ha sido hermoso y todavía quedan bastantes rincones de la plaza por ocupar. Agradecemos los consejos recibidos de la lectura de este post. Así que veréis en mi blog un jaleo de categorías. Si molesta, lo decís.
El que suscribe está en la labor de decir de qué van las cosas sobre las que escribe, así que las categorías reflejarán el cierto delirio que uno padece. Recomiendo la atenta escucha de Diarrea mental, una canción de Albert Pla que a mí me ha servido para resultar incontinente a través de la escritura. Creo que hay versiones orales (mi madre, sin ir más lejos).
Supongo que la lista de categorías irá creciendo y complicándose. Por cierto, desde aquí pediría a Telémaco (por cierto, te he colocado un enlace directo desde mi blog en agradecimiento a las bendiciones recibidas) que nos hiciera una lista de sus categorías, si es que su incontinencia imaginativa, ambos hemisferios cerebrales desplegados, se lo permiten. Aunque, ahora que lo pienso un poco mejor (3 segundos después) quizá en lo difuso está el placer de la lectura.
Nota.- Los párrafos anteriores pueden guardar relación con el resfriado que vive conmigo desde hace unos días y que me ha impulsado a refrescarme en Algidol cada vez que tengo sed.
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2 comentarios
Julen, me he pasado unos días alejado de la blogosfera ocupado en reencuentros familiares, y hoy cuando vuelvo me encuentro con tu explosión. ¿Has entrado en flujo?.
Tengo que digerir todas las nuevas ideas que has lanzado tú y tus comentaristas, porque está claro que merecen una lectura más profunda.
Pero de momento, te agradezco las amables referencias que me haces. En cuanto a poner categorias, voy a pensarlo, pero creo que sería incapaz. Admiro a los hombres del renacimiento y no me terminan de convencer las ventajas de las etiquetas.
No te preocupes, Telémaco. Es sólo lo que pasa cuando tienes un resfriado de campeonato, sólo tienes unas clases para preparar y no puedes coger la bici para salir al monte. Así que yo no quería pero…
Eso de que no veas las ventajas de las etiquetas me genera purita envidia. Porque, si vale la comparación, es como enladrillar el cielo, ¿no? Bueno, intentaremos sobrellevar la paradoja de querer parcelar el conocimiento y de querer, a la vez, no ponerle fronteras al diálogo.