13 Ayllón – Garray #DueroMTB

by Julen

Strava: https://strava.app.link/prW1TaM88Y

Relive: https://www.relive.cc/view/gh38956863907

Ayllón, no cabe duda, tiene su encanto. Para tomar conciencia de lo que es, nada como verlo desde las alturas. Para ello hay que subir a los paredones y a la torre vigía de La Martina, justo por encima de las bodegas. Desde allí se divisa la plaza con el Ayuntamiento y la iglesia de San Miguel, del siglo XII, aunque el pórtico es bastante posterior. Prácticamente pegada a esta se distingue la iglesia de Santa María la Mayor, neoclásica de los siglos XVII y XVIII. Y todavía se pueden encontrar los antiguos conventos de las Madres Concepcionistas y el de San Francisco, la iglesia románica de San Juan y la de San Nicolás. Lo típico, vamos.

Eso sí, tienen el pueblo en obras y el puente románico sobre el río Agisejo está cortado. Dicen que durante tres meses, pero ya se sabe cómo son estas cosas. La verdad es que extraña que anden con semejante obra en pleno verano. La autoridad competente sabrá.

No comenté nada ayer, pero la rodilla izquierda, la que me tuvo tres meses en el dique seco, protestó a ratos. Respondí con ritmo más suave aún: 102 pulsaciones de media. Mucho tiene que ver que no haya desniveles fuertes. La subida de ayer, entre el kilómetro 20 y el 40, era muy progresiva. En ningún momento exigía apretar al máximo para superar las cuestas. De todas formas, por la tarde pusimos hielo y me encomendé a San Bálsamo de Tigre Blanco. Amén.

Como los dos días anteriores, la mañana salió fresca. Otros cuatro grados a la saca. Manguitos, cortavientos y más porque no llevaba. Vaya tres días finales de ruta.

Nada más salir toca una breve pero intensa subida para dejar atrás Ayllón. Toma bienvenida a la última etapa. Sale el sol de frente, pedaleamos hacia el este. Esta primera parte es entretenida pero dura, con constantes repechos que no se andan con bromas: bajadas y subidas pronunciadas. Pedaleamos por pistas cuyos trazados son directos, nada de dar vueltas a lo tonto. Dejamos atrás Torraño y luego Torremocha de Ayllón. Es pronto y parecen pueblos fantasma, no se ve a nadie, no se oye nada, ni el ladrido de un triste perro.

Entramos en una zona muy bonita, por una pista escondida entre pinos que sigue lo que supongo en época de lluvias será un arroyo. Me salen al paso pequeños cervatos en varias ocasiones. Finalmente salimos a una carretera que nos lleva a Quintanas Rubias de Abajo y luego a Quintanas Rubias de Arriba, que se deja a la derecha. Entre ambos pueblos, por la carretera, dos ancianitas dan su paseo matinal. Dan ganas de dejar la bici a un lado y acompañarlas un rato a ver qué se cuentan.

Seguimos hacia Fresno de Caracena, al que llegamos por pistas auxiliares que dan servicio a las tierras de labor. La entrada es por una pista con buenos pedrolos; uno de ellos me deja un bonito recuerdo en la espinilla. Joderrrrr, qué dolor.

Nos dirigimos a tierras de Gormaz. Al llegar a Villanueva se ve por primera vez el castillo. Llegamos al Duero y nos cruzamos con el camino que hicimos a la ida, justo en el punto en que la ruta coincide también con el Camino del Cid. Hacemos una foto y cogemos dirección a Quintanas de Gormaz. Van pasando pueblos y no hay forma de llevarse un bar al gaznape. Así pues, decido parar junto a unos pinos para comer un plátano y una barrita.

Con algo más de fuerzas coronamos un alto y seguimos hacia Boos y Rioseco de Soria. Por fin, a los sesenta kilómetros de comenzar la etapa encuentro un bar. Aprovechamos para hacer un descanso. Aparecen un chico y una chica en bici. Están dando una vuelta por las pistas alrededor del pueblo aprovechando estos días inusualmente frescos.

De todas formas, poco a poco va subiendo el sol. De los cuatro grados de la mañana llegaremos luego a los 32. No está mal la diferencia térmica.

Seguimos por pistas, algunas realmente desesperantes por la cantidad de piedra suelta. Sin sombra alguna, con el sol ya impartiendo justicia y con alguna que otra subida bien larga, me da por jurar en hebreo. Total, nadie me oye más que yo mismo. Pasamos Nafría la Llana y al llegar a Las Fraguas cambio de planes para llegar a Garray.

Voy a hacer un pequeño tramo por la carretera nacional N-122, camino de Soria. Todo por pasar por Villaciervos y dejar a un lado Villaciervitos. Son recuerdos de hace muchos años. Paro en un pequeño hostal que se me hace conocido.

Ya solo queda bajar hasta Golmayo y allí coger una pista que en subida conecta con la N-234 y nos permite entrar en Garray por el Camino Natural de la Senda del Duero. Terminamos donde empezamos, trece días después.

Hasta aquí han llegado las crónicas. Mañana publicaremos un post de balance de la ruta, como suele ser habitual. Nos leemos.

Primeras luces del día a la salida de Ayllón, camino de Torraño

Pista por un lecho entre pinos y tierras labradas, a la salida de Torremocha de Ayllón

Puente sobre el Duero a los pies del Castillo de Gormaz

Cerca de Nafría la Llana, camino de Fraguas

Lee todos los artículos relacionados con esta ruta

< < Etapa anterior

Fotografías de la ruta cargadas en el álbum de Flickr.

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.