06 Coreses – Moralina #DueroMTB

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En mi plan, por si hacía falta, había programado un hotel con servicio de spa y masaje. En la ruta de Toro hacia Zamora me apareció un curioso alojamiento cerca de Coreses que lo ofrecía, así que aquí hemos pernoctado. Pero no, no ha hecho falta echar mano de este tipo de servicios. He estado tentado, no lo niego, pero finalmente lo hemos usado solo para dormir y pasar una tarde tranquila por sus jardines.

He visto que las previsiones del tiempo indican una alta probabilidad de lluvia de aquí a unos días. A ver qué tal si llega; lo mismo hasta la agradecemos. Conste que le contestaba a un amigo en Facebook que esta ruta en temporada de lluvias tiene que dar sus problemas con tantos kilómetros pegados al río y entre campos de labor. He pasado por muchos tramos que quizá sean imposibles con lluvias. A veces no son tanto los desniveles como las condiciones del terreno para hablar de dureza o no.

Veo que el trazado balizado en ocasiones indica otro itinerario diferente del que tengo bajado como track oficial. De hecho hay muchas señales con la imagen tachada propias del IMBA que en realidad coinciden con el track que llevo cargado. Recuerdo por ejemplo a la entrada de Tordesillas. Había leído que la ruta entraba pegada al río por un sendero con pasarelas acondicionadas pero la realidad de la señalización la conducía por el interior. Supongo que no quieren que las bicis se metan en complicaciones. Digo yo. Ahora bien, no estaría mal que si hay dos tracks se explique en algún lado.

Desde el hotel hasta Zamora son solo poco más de diez kilómetros. Así que nos hemos ido allí a desayunar tranquilamente porque la etapa de hoy es algo más corta que las anteriores. Así que nos lo tomamos con calma.

Nada más comenzar la etapa de hoy de nuevo nos enfrentamos a otro tramo entre maizales con alguna pequeña lluvia artificial que nos hemos comido. Enseguida se llega a Zamora. Hemos entrado por un carril bici que se pega al río y hace disfrutar de estupendas vistas con las primeras luces del día. Muy agradable y relajante toda esta primera parte. Luego hemos subido hasta la catedral y desde allí hacia el centro callejeando sin prisa hasta encontrar una terraza abierta para desayunar con fundamento. Ya veis lo dura que es la vida del cicloturista.

Entre Zamora y Pereruela la Senda del Duero se olvida del río. ¿Dónde queda? Le decimos adiós y comenzamos a subir muy suavemente alguna que otra loma. Nos unimos ahora a la Vía de la Plata y llegamos a un cruce que en su día debió de ser importante y hoy queda en mitad de ninguna parte. Allí se levanta un sencillo monumento con tres estructuras de piedra que lo atestiguan: el encuentro de culturas en la paz con inscripciones de la cruz cristiana, la media luna árabe y la estrella judía. Todo ello junto a la concha típica del Camino de Santiago. Ahí se juntan, pues, la Vía Mirandesa, la Vía de la Plata y la Dalmacia.

Enseguida estábamos en Pereruela, pueblo que, como todo el mundo sabe, es famoso por su alfarería. Hemos echado un rato en el bar… de la gasolinera, que me da que hace de centro social por el desfilar de parroquianos que he visto allí. Mirando lo que quedaba de etapa veía que de Duero nada de nada. Por delante teníamos terreno adehesado con sus lomas, sus encinas, su ganadería y su calzada romana: la Vía Mirandesa. Pues bien, la calzada nos ha obsequiado con tres encantadores puentes de factura romana. Imposible no retratarlos, que dirían mis difuntos abuelos. En el último he coincidido con otro chico en bici y allí hemos estado de cháchara un buen rato.

Siempre que pedaleo por la dehesa no hago más que pensar lo bonita que se pone en primavera. Ahora el aspecto es muy distinto. Hay que andarse con cuidado porque el terreno arenoso está muy seco y si te descuidas se te puede ir la bici de delante y al suelo que te vas.

Ha sido una cierta sorpresa esta etapa de hoy. A partir de Zamora, no ha habido forma de echar un vistazo al río. No sé muy bien cuál fue la intención de quienes diseñaron el trazado de esta Senda del Duero pero se me hace difícil imaginar por qué la han separado tanto del río. En fin, sus razones habrá. Digo yo.

Poco antes de las dos ya estaba en Moralina, mi final de etapa, tras una última parada en Moral de Sayago. Allí hemos trabado conversación con un donostiarra que suele venirse habitualmente de vacaciones para acá porque la suegra es de un pueblo cercano. No veáis lo encantado que estaba con la zona y sus posibilidades para hacer senderismo y moverse en bici de montaña. Eso sí, yo le decía que la prefiero en primavera.

Pues aquí estamos, sin cobertura de móvil. Tiempo que no me pasaba. Cosas de la Castilla profunda. Mañana entramos definitivamente en Los Arribes. Cambio de chip. Ya os contaré.

El río a la entrada en Zamora capital

Campos de cereal camino entre Zamora y Tardobispo

Por terreno adehesado camino de Abelón

Vía Mirandesa, calzada romana entre Tardobispo y Pereruela

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