Algarabía de neuronas

by Julen

La neurogénesis adulta es ese proceso por el que somos capaces de fabricar nuevas neuronas. Ya sabéis que durante muchos años se creía que esto no era posible, que el paso de los años suponía la pérdida progresiva de neuronas. Así que no quedaba sino resignarse y procurar no hacer demasiado estropicio entre nuestro rebaño de neuronas para que aguantaran de la mejor manera posible el paso del tiempo. Pero, vaya, parece que la ciencia ha descubierto que hay formas de dar a luz neuronas. Menos mal.

Sí, claro, la farmacología y todo el arsenal de alimentos enriquecidos pueden hacer su agosto si los ensayos clínicos empiezan a demostrar que también artificialmente se pueden crear neuronas. Pero no quería escribir sobre ese tipo promesas, sino sobre algo mucho más sencillo y que depende, en gran parte, de nuestra actitud vital. Por cierto, el alcohol y las drogas, esto sí que está más que demostrado empíricamente, se cargan neuronas. Vaya, ciertos hábitos mejor los apartamos. Dicho esto, vamos con la parte de actitud mental positiva, que es lo que más me interesa.

Suelen citarse como hábitos saludables para generar neuronas: el ejercicio físico moderado, una alimentación sana, el sexo, el control de la ansiedad y el aprendizaje constante. Probablemente algo que ya te imaginabas, ¿no? Pues bien, vamos con lo último: aprendizaje constante. ¿Qué nos hace aprender en la vida? Aquí debo reconocer que estoy influenciado por mis estudios: existen diferentes estilos de aprendizaje. David A. Kolb es una de las referencias en este ámbito. Fue quien propuso hace ya muchos años sus cuatro estilos: adaptativo, divergente, convergente y asimilativo. Por detrás está la lógica de cada cual sobre cómo procesa y trata la realidad.

Más allá de este tipo de taxonomías, lo que es importante es que cada cual encuentre diferentes formas de aprender y que las ponga en práctica. Quizá también cuantas más tácticas seamos capaces de desplegar la algarabía neuronal será mayor. Sea como sea, lo que importa es sacar a pasear las neuronas y, si de vez en cuando conseguimos que aparezcan nuevas invitadas a la fiesta, mejor que mejor.

Una conversación, un libro, una actividad que supone cierto reto, un momento de tranquilidad para pensar, escribir, hacer un vídeo, tomar fotografías. ¿Necesitas más ejemplos? Piensa en esas actividades en las que, como diría Mihály Csíkszentmihályi, entras en flujo. Creo que hay casi tantas formas como humanos poblamos el planeta. Hay que estimular el cerebro. No encuentro mejor símil que el de los senderos en el monte: solo si los usamos se mantienen. Para saber por dónde ir no hay como transitar el sendero. Simplemente andándolo seguirá estando ahí y aguantará el paso del tiempo.

El cerebro, creo, necesita lo mismo que el sendero: tenemos que usarlo. Y cada cual tiene que encontrar la forma en que se siente a gusto utilizándolo. No nos podemos permitir que holgazanee. Bueno, sí, en su justa medida. A veces hay que sentarse a disfrutar de las vistas. El sendero tampoco exige una dedicación permanente y exhaustiva. El camino está lleno de momentos para tomar un respiro. Pero hay que seguir caminando.

Ya veis, hoy me he levantado con el lado optimista en plena efervescencia y no podía dejar pasar la oportunidad 😉

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