Michael Connelly, en La rubia de hormigón, tercera entrega de la serie dedicada a Harry Bosch:
Bosch saludó a Art Donovan, el técnico de la Policía Científica, pero no dijo nada a ningún otro. Estaba siguiendo el protocolo. Como en cualquier escena del crimen, allí imperaba un sistema de castas cuidadosamente establecido. Los detectives básicamente hablaban entre ellos o con los técnicos de Investigaciones Científicas. Los uniformados no hablaban a no ser que les preguntaran. Los que trasladaban los cadáveres, que ocupaban el peldaño más bajo del escalafón, no hablaban con nadie, salvo con el técnico del forense. Este cruzaba contadas palabras con los polis. Los despreciaba porque para él eran unos pedigüeños que lo querían todo para ayer: la autopsia, las pruebas toxicológicas…
Las cosas, como tienen que ser. Parece que el riesgo de que cualquier organización acabe en un sistema de castas es alto, ¿verdad? Da igual de a qué tipo de organización nos refiramos.
3 comentarios
Leer o ver hechos claves de la vida mediante la literatura y el cine es algo que muchas veces nos permite reflexionar más profundamente que la propia realidad. Buen texto y muy triste, un estado jararquizado y clasista de tratar a los demás.
Los libros de Connelly de la serie Harry Bosch describen bastante bien la organización de la policía en Los Ángeles. Suele dedicar siempre algunas páginas a explicar «asuntos internos» 😉
Mi saga favorita de este autor 🙂