Ignorancia y diversidad para innovar

by Julen

diversidad

Ayer tuve la oportunidad de escuchar la conferencia de Xavier Marcet en Bilbao Berrikuntza Faktoria, organizada, entre otros agentes por nuestra universidad, Mondragon Unibertsitatea. Como se preveía, fue un acto con mucha asistencia de público. Siempre me pasa la mismo en este tipo de actos: las neuronas se revuelven y comienzan a ir por libre escapando de las lógicas habituales. Y conste que casi me da igual quién hable y de qué lo haga. Es un asunto que me tengo que hacer mirar. Además, cuando escucho una conferencia necesito cuaderno y bolígrafo; el portátil no me proporciona el mismo alimento para el espíritu. Ya ves, Iván, qué cosas me pasan 😉

Quienes leáis a Xavier Marcet no deberíais sorprenderos. Siguió su línea habitual y dejó algunas migas para encontrar el camino de la competitividad en los tiempos presentes. De entre todo ello, me quedo con una idea que puso sobre la mesa en varias ocasiones y otra que añado de mi cosecha. En varios momentos de su conferencia se refirió a la potencia de esas empresas en las que hay «menos cosas imposibles».

La rutina, el análisis lineal y profundo, los hábitos derivados de una determinada práctica profesional conducen, como es lógico, a un campo de soluciones previsible. «Saber» de algo desarrolla a largo plazo un conjunto de supuestos que conforma un marco donde hay cosas posibles y otras imposibles. El pasado miércoles escribía del orden y del desorden, de mirar con esos dos pares de ojos a la vez. No puedes construir con una sola referencia en mente. Debemos aceptar que hay otros puntos de vista que pueden contribuir a innovar y que es muy probable que obliguen, no ya a cambiar de gafas, sino de cerebro y de corazón. En el fondo, se trata de reconocer y cultivar la ignorancia propia.

Creo que la palabra «diversidad» no surgió en ningún momento en la conferencia de Xavier Marcet. Quizá sobrevolaba de forma constante, pero no tuvo la oportunidad de aterrizar en el discurso. Pero para mí hoy es una de las claves del management. Necesitamos miradas –esta palabra sí que protagonizó buena parte del discurso– que sean capaces de interpretar lo que ocurre desde ángulos diferentes. Seguro que es una habilidad que se puede entrenar, pero también es cierto que se puede conseguir si pensamos en equipos diversos en cualificación, trayectoria profesional, género, cultura y todo lo que se os ocurra. Necesitamos diversidad como antídoto ante el pensamiento lineal.

Claro que la diversidad es de esos conceptos que encaja bien en la teoría pero se lleva bastante mal con la práctica. Diversidad supone aceptar la diferencia y disfrutar con ella. Y ahí emergen principios y valores (leído en positivo) o prejuicios (leído en negativo). Como humanos buscamos seguridad junto a quienes compartimos una forma de sentir y de estar en el mundo. En cambio la diversidad nos proyecta hacia un mundo de relatividad y donde, sí, todo es posible, pero a costa de perder referencias propias.

Tuve ocasión de participar después en uno de los tres talleres que se organizaron, el que ponía el foco en las alianzas inteligentes. Conducido por un par de compañeros de la facultad, nos propuso una reflexión inicial en la que cada cual poníamos sobre la mesa un par de ideas en sendos post-its. El discurso dominante se centraba en lo compartido, en el objetivo común, en lo que nos une. La alianza entendida desde el punto de vista de sumar con quien compartes y no con quien es diferente. Una lógica normal derivada de los problemas de hablar con quienes no son como nosotros. Pero, insisto, hoy necesitamos ampliar el campo de visión y sumar diferencias. Por ahí, me parece, hay mucho que trabajar.

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1 comentario

Iván 21/01/2019 - 03:40

En los temas de diversidad me han llamado siempre la atención varias miradas, una es la que comenta siempre Amalio alrededor de estar hibridando saberes y disciplinas, la otra es la de diversidad en su pura esencia: cultural-razas-idiomas, etc.

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