Peatones contra ciclistas: la trampa

by Julen

Hace unos días Asier Gallastegi posteaba en Facebook sobre el problema de ciclistas que asaltamos aceras. Se generó una conversación interesante. Así nos lo quieren dibujar: el problema es de quienes vamos por las aceras. No de quienes utilizan el coche en la ciudad. No, el problema lo causamos los ciclistas, esos seres incívicos que provocamos ni sé cuántas muertes al año a peatones inocentes. La cuestión es seria porque desvía el foco del problema real respecto a la movilidad en las ciudades.

Es evidente que los tiempos traen consigo nuevas formas de movilidad. La bicicleta lleva años con nosotras, pero hoy el abanico de opciones para moverse más rápido por las aceras y por las calles sin usar un coche ha crecido espectacularmente. Obliga a quienes nos gobiernan a legislar para regular derechos y obligaciones de quienes en vez de ir andando eligen otros medios que no son el coche.

Por detrás de las regulaciones, no obstante, lo que está en juego es algo más importante: el respeto mutuo entre quienes compartimos los espacios públicos. Hans Monderman hace ya muchos años nos propuso la idea de «tráfico social» para buscar el contacto entre todas las partes y huir así de una regulación excesiva que siempre parece que favorece a unos frente a otros. Sin embargo, parece que sus ideas no han calado en esta parte del sur de Islandia. Pasa el tiempo y no parece que progresamos adecuadamente. Ya escribimos de este problema hace más de cuatro años y seguimos a vueltas con el asunto.

Por otro lado, parece que hay una iniciativa en marcha por parte del Ministerio de Interior para obligar a que quien ande en bici disponga de un seguro obligatorio. Todo muy en línea de apostar por la bici como medio de transporte sostenible en nuestras ciudades. Parece que somos el problema y no parte de la solución. ¿Qué ocurre en otros sitios? Como comenta Sara Acosta en un reportaje publicado en el diario.es:

La atención en Dinamarca está puesta en la seguridad de los que se suben a una bicicleta. Según una de las últimas encuestas de la organización Cycling Embassy of Denmark, la sensación de seguridad entre los ciclistas ha pasado del 20% al 100% por la existencia de carriles bici separados de los coches. Como concluye Bondam: “Como sociedad hay que ponerlo fácil para introducir las bicicletas en las ciudades, el coche no genera nada realmente bueno, sino mucho ruido, contaminación, accidentes e inactividad”.

Si las bicis no pueden ir por las aceras es evidente que muchísimas personas no cogerán la bici. Arrojarlas a la calzada supone un riesgo que una cierta parte de quienes se mueven en bici por la ciudad no aceptarán. Lógico. Bilbao es un estupendo ejemplo de calles en las que mejor no oses competir en bici con los vehículos motorizadas. Recuerdo en ese sentido un incidente en la calle Autonomía que hizo que me parara un policía municipal. El carril bus/taxi no es para las bicis; la única opción es irte a los carriles centrales y buscarte allí la vida.

Peatones contra ciclistas y contra otras formas de movilidad urbana sostenible. Mal asunto. Tenemos que dar pasos atrás y mirar a lo que hacemos en nuestras escuelas. Pero también estaría bien que miráramos a Europa, a quienes nos llevan cierta ventaja en el uso de las bicis en la ciudad. Necesitamos infraestructuras para estos nuevos tipos de movilidad y eso pasa por eliminar espacio para los coches. Hoy no se puede pensar solo en calzada para tráfico a motor por un lado y aceras para peatones por otro. Las nuevas formas de movilidad necesitan espacio.

Dicho todo lo anterior, tenemos que fomentar comportamientos amables de una parte con la otra. No podemos caer en la trampa de pelear entre peatones y ciclistas mientras los coches siguen ganando la partida y se ríen de nuestras miserias.

La imagen está tomada de bicilibre.

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