No hay duda de que los tiempos cambian. Lo cantó Bob Dylan allá por 1964, cuando yo aún no había nacido. Pues bien, parece que no hay otra forma de pasar por este mundo. Las instituciones educativas viven zarandeadas por los requerimientos de los nuevos tiempos. No sabe uno si lo de hoy servirá para mañana, pero ahora mismo parecemos obligados a crear auténticas experiencias de aprendizaje para nuestras alumnas y alumnos. Digo «auténticas» por buscar un adjetivo que sea capaz de reflejar el objetivo final.

Los últimos meses en esta parte del sur de Islandia están siendo complicados para la reputación de nuestras instituciones educativas. El periodismo de investigación ha encontrado una mina en la universidad para descubrir malas prácticas. De momento no sabemos cuánto se ha extendido la enfermedad, pero los síntomas que han aparecido en la Rey Juan Carlos bien pudieran encontrarse en otras universidades. Quizá no con la virulencia de los casos recientes, pero me temo que los tratos de favor, en menor o mayor grado, están ahí. Y esto vale para la universidad y para cualquier otra transacción.

Tras los tres años que he invertido en el doctorado, poco a poco tengo la intención de dedicar más tiempo de trabajo a la universidad. En mi caso, además, la apertura del campus de Bilbao y la apuesta que Mondragon Unibertsitatea y más en concreto su Facultad de Empresariales, Enpresagintza, están llevando a cabo aquí me anima aún más. Esta semana pasada mantuve una reunión con Estíbaliz Hernández, quien coordina MyGADE, un grado en Administración y Dirección de Empresas pensado para que las alumnas y alumnos puedan liderar de forma eficiente empresas tanto del ámbito público como privado. Lo mencioné en un post hace ya más de dos años y medio. Hoy es una realidad pujante. A través de un modelo de formación dual incorpora al alumnado al mundo empresarial desde primero hasta cuarto curso en una de las más de 500 empresas con las que se han firmado convenios de colaboración.

Pues bien, por mi parte he acordado dedicarle en este curso un buen número de horas a MyGADE. En principio vinculadas a la mejora de la experiencia de aprendizaje mediante un uso adecuado de los recursos digitales. Hoy las instituciones educativas de toda la vida comparten (prefiero este verbo que no el de compiten) con otros muchos agentes su oferta de experiencias de aprendizaje. Un chico o una chica que han nacido con este nuevo siglo habitan un mundo en permanente estado de hiperestimulación. Los aprendizajes se suceden en múltiples facetas y la universidad debe ser consciente de ello.

Decimos siempre que estos chicos vienen con lo digital bajo el brazo. Han nacido y crecido en un mundo de pantallas (quizá haya que releer a Lipovetsky y Seroy). Viven en entornos donde lo físico y lo digital se funden en una realidad que no sabemos bien todavía si es aumentada o si simplemente, es como es. La realidad nos coloca en nuestro lugar. Hoy la universidad compite con otros cientos de estímulos que llaman la atención de nuestros jóvenes. Seguramente que cuatro paredes y unas mesas atornilladas al suelo compiten de mala manera con ese otro mundo lleno de recursos multimedia. Vaya, ya lo he dicho: dos veces en las dos últimas frases. Sí, he dicho competir. Hay que cambiar el chip.

El caso es que esta reconexión con un grado como MyGADE me hace especial ilusión. Con el tiempo había derivado más hacia colaboraciones como tutor de trabajos fin de máster y fin de grado y también en mentorías con emprendoras y emprendedores de LEINN. Ahora toca ponerse a trabajar con un equipo para responder a un «encargo» que nos hacen y que tiene que ver con la forma en que lo online se enreda dentro de la experiencia de aprendizaje, la forma en que generamos ecosistemas de aprendizaje en los que quienes aprenden sean protagonistas y responsables de su crecimiento. Nosotros estamos ahí para colocar medios. Importan también, claro está, los mensajes finalistas: qué tipo de persona queremos en una sociedad que se diga avanzada.

Por centrarnos en el adjetivo online, creo que encierra enormes paradojas. Por un lado, se impone como tendencia natural en un mundo donde las tecnologías se han vuelto ubicuas. Por otro lado, surgen con fuerza llamamientos a recuperar el lado humanista. Lo queramos o no, las tecnologías nos hacen (también) humanos. Esta capacidad nos diferencia de otros seres vivientes. Pero necesitamos una auténtica socialización de la técnica y del progreso científico, como argumentaban Eudald Carbonell y Robert Sala en un librito que me dio mucho que pensar: Aún no somos humanos. Y con un subtítulo aún más jugoso: Propuestas de humanización para el tercer milenio.

Lo online promete casi el paraíso. Muchos más recursos para aprender, superando limitaciones de tiempo y espacio. Pero seguimos siempre esclavos de la motivación de quien debe aprender. ¿O quizá debamos decir de quien debiera de aprender, pero en el fondo aún no nos queda claro si lo está haciendo realmente? En fin, tengo trabajo por delante. Con la ilusión de un niño con zapatos nuevos: contribuir a que MyGADE crezca en su oferta y que esta conduzca a los resultados que queremos: personas comprometidas con dejar un mundo mejor a quienes nos sigan. En este caso gestionando adecuadamente las organizaciones de nuestros tiempos.

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8 comentarios

Juanjo Brizuela 21/09/2018 - 07:09

Suena muy bien esto que dices Julen: l=s chic=s vienen ya con conocimientos digitales que le hacen que la manera de aprender pueda llegar a ser diferente. En esta recuperación del sentido de la universidad y de lo que ocurre después, me parece que ahora mismo el reto es más que interesante. Seguro que esta reflexión hace mejores la clases (¿se tienen que seguir llamando así?) y vayamos recuperando la confianza en este sistema que está tocado y con muchas heridas

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Julen 25/09/2018 - 05:58

Sí, hay que hurgar en cómo aprenden hoy día estas chicas y chicos. El mundo ha virado y las opciones se multiplican. La uni quizá se esté quedando atrás a pesar de que cuenta con el monopolio de la certificación de lo que se aprende…

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David Sánchez 21/09/2018 - 12:41

Hola Julen.

Tratas un tema al que le suelo dar muchas vuelas… tantas que lo debo tener mareado: ¿formación presencial, online, integrada, mixta,…?

Cada una tiene su propósito. Por ejemplo, una formación online (curso online sin tutor, profesor,…) puede tener su utilidad para aprendizaje de base individual, descubrimiento, donde compartir y conocer experiencias con otros sea menos relevante…

Una formación presencial tiene más sentido en modelos donde la experiencia de aprendizaje en aula aporte verdadero valor, bien sea por compartir experiencias, por la esencia de los temas a tratar, por la interacción, por las dinámicas de aprendizaje…

Evidentemente, la tecnología está ahí… pero, como todo, tiene que usarse con sentido. Y en materia de aprendizaje, no sé si llegar a más gente por menos dinero es el objetivo del desarrollo personal… me da que no.

Y luego hay toda una escala de «grises» entre ambos mundos…

Seguiré de cerca tus avances y conclusiones 😉

Un abrazo

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Julen 25/09/2018 - 05:57

Y quizá se complica todo aún más, David, porque es muy posible que cada alumna/o necesitaría dosis específicas de cada componente. No está mal el reto 😉

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amalio rey 21/09/2018 - 20:05

Muy estimulante este reto de MyGade. Muy buena pinta tiene ese programa. No me extraña que te guste y creo que te pega un monton.Vas a aportar mucho valor y aprender, que es lo que mola. Ya nos iras contando.

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Julen 25/09/2018 - 05:56

El grado MyGADE lleva una muy buena trayectoria. A ver lo que podemos aportar. A ver si me engancho un poco a la Roderaaaaa 😉

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Iván 24/09/2018 - 09:24

Como usuario de Coursera, creo que es un modelo que ha venido para quedarse. Creo también que lo del lifelong learning es algo que las Unis deben tomarse muy en serio, y el formato digital es una cosa básica.Tengo pendiente de leer el libro Vida 3.0 de Max Tegmark, creo que me dará buenas ideas del futuro que viene y del tema que ya está en nuestras vidas, eso de mezclar digital y presencial. Por cierto, decirte que yo estoy muy contento de los cursos MOOC que terminé en Coursera. Me gusta el formato digital de estudiar cuando quieras/puedas y la posibilidad de compaginar online/offline es muy interesante, también es muy destacable el papel del vídeo en los MOOC que he hecho. Por cierto, algunos de los foros de discusión en algunos cursos de Coursera son interesantes ,y una excelente forma de hacer networking y ampliar conocimientos. Suerte en el proyecto. Iván

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Julen 25/09/2018 - 05:54

Los MOOC desde luego son una oportunidad para que mucha gente pueda acceder a recursos de calidad. Eso sí, ahí, con ese tipo de aprendizaje, nunca como ahora la clave del éxito pasa por la motivación de quien quiere aprender. Ahí esta la clave: inocular ese virus por el aprendizaje. Gracias por tu compartir tu experiencia personal, Iván 🙂

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