Contra el tiempo

by Julen

Reloj

Enemigo. El tiempo declarado como enemigo. El tiempo se traduce a dinero. Es un factor de coste. No hay alternativa: hay que darle caza y eliminarlo. Segundo a segundo, el tiempo se convierte en desesperación. La cola no avanza. El cliente espera. El cliente desespera. Hay que llegar cuanto antes. No podemos permitirnos el lujo de malgastarlo.

La presión por la felicidad. El tiempo se comprime porque hay que colocar más y más actividades por cada una de sus unidades. Nos explican la multitatera. Somos capaces, de repente, de desplegar planos paralelos. No sirve con una diana cuando puedes descargar tu furia contra varios enemigos a la vez.

Nos inventamos argucias para ganarle la batalla. El cronómetro, sin embargo, sigue con su ritmo de siempre. Pero nos rebelamos contra su dictadura. Alargaremos el tiempo, lo estiraremos más y más hasta límites nunca antes conocidos. Ganaremos la batalla. En busca de evitar su ley implacable, esa por la cual el tiempo nos hace perder capacidad.

Es una rebelión global. Sesudas mentes investigan cómo prescindir de la dimensión temporal. Queremos hacerlo reversible, eliminar su linealidad. No hay resignación que valga. La eterna juventud, el elixir que pasaba de mano en mano por charlatanes en las ferias. Hoy aparece convertido en obsesión de la ciencia. El progreso no deja de sorprendernos. El tiempo se merece una lección de esta nueva humanidad a la que nada se le resiste.

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